Que no iba a hacer comisión de investigación sobre las circunstancias que han rodeado a la destitución del ex consejero de Gobernación era lo esperado. El Gobierno de la Ciudad había dejado esculpida en marmol su posición durante semanas, y no se preveía un cambio de rumbo en la petición ante el Pleno de UDCE y PSOE. Lo que sí ha llamado más la atención es el tono iracundo, enérgico y casi violento que ha utilizado la portavoz Yolanda Bel para apoyar las tesis de su Gobierno. En esta jornada futbolera, por momentos Bel parecía más una 'hooligan' del PP que la portavoz del Gobierno de la Ciudad.

Casi 50 minutos de explicaciones, en sus tres turnos de intervención, en los que Bel ha dejado claro y patente que ni ha habido ni habrá comisión de investigación. Las posibles irregularidades están más que explicadas, según Bel, y ha quedado demostrado que nadie se ha enriquecido ilegalmente ni ha habido perjuicio a las arcas municipales, como muestra para el Gobierno la auditoría. Pero hay más, y es que Bel está convencida, y por ende se supone que el resto del Gobierno también, de que las peticiones reiteradas de UDCE y PSOE de abrir la comisión esconden otros intereses. Motivos ocultos que ha desvelado Bel, que ha acusado a la oposición de tan sólo querer deteriorar la imagen del Gobierno y la de su presidente, para ver "si pueden sacar un escaño más". Una manera "triste" de hacer política. Bel ha asegurado que la intención de los dos grupos de la oposición es la de "hacer creer a los ciudadanos que el Gobierno está compuesto por una manada de chorizos que meten la mano".

No hay motivos por tanto según el Gobierno para seguir investigando, ya que las conclusiones serían las mismas, y los informes y conclusiones de los técnicos están sobre la mesa. Por cierto, que el Ejecutivo ha vuelto a utilizar a los técnicos municipales como escudo, y ha acusado en concreto a la UDCE de poner en duda su trabajo, al no dar validez al resultado de esta auditoría. Yolanda Bel cree que "esto no es forma de intentar hacer política barata" y que a partir de ahora los "insultos, calumnias y difamaciones vayan con pruebas", porque si no cualquier miembro de este Gobierno puede en su libertad lleva a alguien al juzgado". Ah, y ya está bien de ruedas de prensa criticando al Ejecutivo, es más o menos el espíritu al que ha quedado reducida la diatriba de la portavoz, que también ha cuestionado que el presidente Rodríguez Zapatero haga cambios en su Gobierno "y nadie lo critique" y sin embargo la oposición vea fantasmas cuando el presidente Vivas destituye a un consejero.

La oposición sigue sin verlo claro

Para la oposición sin embargo siguen existiendo muchas dudas. Mohamed Alí asegura que nadie se cree "lo de las disfuncionalidas y las tensiones sindicales", ya que hasta el momento la gestión de José Antonio Rodríguez había sido defendida públicamente por el presidente de la Ciudad, y nunca se había conocido previamente esa mala relación con los representantes sindicales. El portavoz de la UDCE considera que el Gobierno tiene que aclarar si la práctica de fraccionar pagos es generalizada en la Administración local o se trata de un caso aislado. Alí ha propuesto al PP que si no le gustan las comisiones, pese a que pidió una sobre el caso Simarro, proponga que se eliminen del reglamento, y ha pedido a Yolanda Bel que se tranquilice con las continuas alusiones electorales. "Probablemente ganen las elecciones, y probablemente saquen mayoría absoluta, tranquila", ha contestado Alí a Yolanda Bel.

En términos similares se ha expresado la portavoz socialista, Inmaculada Ramírez, que ha calificado las explicaciones de Bel de "discurso vacío y lleno de vaguedades" y de limitarse a "echar balones fueras" y no querer aclarar todas las dudas, algo que según la socialista a quien más beneficiaría es al propio ex consejero.

Y es que mientras la oposición pedía conocer los detalles de su gestión, y su propios compañeros de Gobierno amparaban la destitución en que no había cumplido los objetivos, José Antonio Rodríguez intentaba pedir la palabra para dar su opinión. Todo acaba con un gesto de mano del presidente Vivas indicándole que no. Hoy no toca escuchar al protagonista, ya todo está claro.