Tras dos meses y medio a un ritmo de casi diez ingresos diarios de inmigrantes indocumentados en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) local, la segunda semana de agosto ha dado, por fin, una tregua. Ni el miércoles ni el jueves de esta semana se han registrado nuevas incursiones irregulares por la vía marítima en la ciudad autónoma.

El dato, por sí solo, no es relevante. Lo mismo ocurrió a finales de julio, cuando durante el último fin de semana se dieron dos días de inusual tranquilidad migratoria. Esta vez hay más indicios para creer que las cosas están cambiando. Los que están cada jornada al pie del cañón saben que, desde el martes, cada vez que alzan la vista encuentran en las inmediaciones de la frontera del Tarajal una embarcación de las Fuerzas de Seguridad marroquíes.

Habrá que ver, explican fuentes policiales, qué pasa cuando remita el fuerte viento de Levante que azota estos días el Estrecho. Habrá que ver si las autoridades del país vecino cambian la postura que adoptaron hace aproximadamente un año y vuelven a recoger en el agua a los subsaharianos que se arrojan al mar.

De momento, su refuerzo de la vigilancia sobre la vía marítima llama a la esperanza, a confiar en que, después del referéndum constitucional del pasado 1 de julio que mantuvo al Reino alauita más pendiente de otras cosas, su celo en la frontera ceutí vuelve a los niveles de hace meses.

Las fuentes consultadas por Ceutaldia.com este miércoles apuntan, desde la cautela, a la confianza. 'Sotto voce', se cree o se quiere creer que Marruecos ha retomado su fundamental papel del control migratorio al otro lado del Tarajal con ganas y que las jornadas con hasta medio centenar de subsaharianos desamparados en el agua abrazados a un flotador han, si no desaparecido, sí menguado "sensiblemente".

El redoble de la vigilancia de sus costas marroquí ha coincido con la visita a Ceuta, este miércoles, del general Cándido Cardiel, el segundo jefe de la Benemérita tras el director general de la Policía Nacional y la Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez, ante el que las autoridades del país vecino se comprometieron el pasado 19 de julio a reforzar sus controles en las inmediaciones de las dos ciudades autónomas.

Desde el pasado 24 de mayo, cuando la primera avalancha de inmigrantes intentó y consiguió llegar a territorio español a nado, la ciudad autónoma ha recibido a casi 600 indocumentados subsaharianos, más de la mitad durante el mes de julio, llevando la ocupación del CETI por encima de las 700 personas, un 30% más de su capacidad máxima operativa, fijada en 512 plazas.