A Servicios Sociales le crecen los 'Okupas'

A Servicios Sociales le crecen los 'Okupas'
Fatima muestra los documentos médicos de sus hijos

- Varias familias viven una situación dramática en el hostal Lisboa

- Dos padres y tres niños con tuberculosis, de la que se contagiaron en un alojamiento de Cruz Blanca, viven desde el viernes en una pensión sin luz, ni agua caliente

- Servicios Sociales asegura que les ha ofrecido otros alojamientos, pero los inquilinos los rechazan y quieren seguir quedándose en el hostal, que cierra sus puertas


La situación en el hostal Lisboa es insostenible. No hay entendimiento entre las partes y mientras sigue ese desacuerdo y rota la cuerda de la confianza, varias familias viven desde el pasado viernes sin luz ni agua caliente, los termos eléctricos no funcionan. De un lado las aspiraciones de los inquilinos realojados allí por Servicios Sociales, de otro la del propietario del hostal, Abdelkader Mohamed de desalojarlos para reorientar el negocio y en medio Servicios Sociales tratando de que estas familias tengan unas condiciones de vida dignas sin conseguirlo hasta el momento.

No es la primera vez que la profunda miseria se instala en ese hostal. Ya en abril el propietario intentó desalojar a varios de los inquilinos realojados allí por Servicios Sociales. Entonces el problema estaba en que Servicios Sociales le adeudaba más de 90.000 euros por esos inquilinos. Ahora, Tanto Servicios Sociales como Abdelkader Mohamed reconocen haber llegado a un acuerdo por esa deuda, él la ha rebajado y también el precio que Servicios Sociales abona por los inquilinos allí instalados, Servicios Sociales está pagando poco a poco esa deuda.

Los problemas ahora son otros. El Hostal Lisboa se divide en dos. En la parte de abajo, Abdelkader Mohamed ofrece habitaciones con baño y una improvisada cocina comunitaria en malas condiciones. En las plantas superiores, con entrada independiente por otro lado del edificio, tiene pequeños apartamentos. En abril, el problema estaba para los instalados en los apartamentos y algunos de los inquilinos de las habitaciones. Esta vez, el problema es sólo para los realojados por Servicios Sociales en las habitaciones.

Y son más que los que eran en abril. La familia ha crecido. Hasta allí se han trasladado varias personas desalojadas de la instalación que Cruz Blanca tenía en el barrio de las latas, una vez que la entidad humanitaria por la falta de regularidad en los pagos de Servicios Sociales decidió no conveniar más alojamientos con la Ciudad Autónoma.

Uno de estos es quizás el caso más sangrante. Hassan y Fatima ocupan una de esas habitaciones con sus tres hijos. Todos tienen tuberculosis, se contagiaron durante su estancia en Cruz Blanca a donde llegaron empujados por la crisis. Antes vivían en Mallorca y tenían trabajo. Lo perdieron, como tantos otros españoles y decidieron volver a sus orígenes, a la ciudad natal de ella, Ceuta.

Ellos, según explica Hassan requieren unas condiciones de vida algo más dignas que las que tienen en el hostal. “Llevamos un mes comiendo bocatas, no tenemos nevera y ahora tampoco luz ni agua caliente”, explica Hassan.

Desde el viernes, la madre, Fatima, tritura las medicinas de los niños con una botella de cristal, ya no hay aparato eléctrico con el que hacerlo porque no hay luz. La cortaron. El padre explica que sus hijos, uno de ellos de año y medio, no se duchan desde entonces, sería una crueldad hacerlo con agua fría, argumenta.

Y la cortaron porque el propietario contaba con tener a estos molestos inquilinos desalojados para estas fechas. No lo ha conseguido. El 20 de octubre, Abdelkader Mohamed remitió a Servicios Sociales un escrito en dónde pedía a la Consejería que regenta Rabeah Mohamed que desalojara a los inquilinos en un plazo de quince días. Pasó una semana más de ese plazo y se fue la luz, y con ella el agua calienta, y la poca dignidad que les quedaba.

Mohamed pretende reorientar su negocio. Y necesita la planta de abajo libre para hacerlo. Comunicó a la empresa del alumbrado que le diera de baja en la toma correspondiente con esa planta, según explica él mismo.

El viernes la cortaron. Desde entonces los inquilinos, incluida la familia de Hassan y Fatima hacen más vida en el exterior del edificio que en el interior. Dentro sólo dan luz las velas. Una de las hijas de Hassan y Fatima espera además un trasplante de córnea. Tiene que hacer deberes para el colegio. No puede. Recurren a la solidaridad de los vecinos de los apartamentos que prestan sus ya de por sí hacinadas viviendas para que entre más gente y estos niños puedan cumplir con sus deberes.

“La asistenta social del colegio me ha dejado muy claro que si no llevo a los niños a clase me los quita”, explica Hassan. Y los lleva a pesar de que a sus hijos les conviene el aislamiento dada la tuberculosis que tienen diagnosticada.

El viernes dos de sus hijos dormían en el coche, aparcado en el descampado detrás del hostal Lisboa. Al menos ahí había la luz de la calle.

Servicios Sociales no sabía de la existencia de todos sus inquilinos

Servicios Sociales, tardó un solo día en notificar a sus inquilinos realojados en el hostal la situación a la que se enfrentaban una vez que el propietario pidió su desalojo dando un plazo de quince días.

Aquí surgió el primero de los problemas. A la Consejería de Rabeah Mohamed, sólo le constaban dos núcleos familiares realojados en el hostal en esas habitaciones. Los otros, y son unos cuántos más, los desconocía, según explicó la propia Rabeah Mohamed a Ceutaldia.com.

Cada caso es particular y peculiar. La Consejería desconocía, por ejemplo, que Hassan, Fatima y sus hijos estuvieran realojados ahí. Cuando les sacaron de Cruz Blanca se los llevaron al Hostal Lisboa, pero con la intención de que pasaran una sola noche. Después serían realojados en el hostal que el padre de Abdelkader Mohamed regenta en la Almadraba. Y hasta allí se mudaron tras su primera noche en el hostal Lisboa. Pero según coinciden en confirmar todas las partes, de ese hostal los echaron una vez que el propietario tuvo conocimiento de la enfermedad que portaban sus nuevos inquilinos. Con las mismas se volvieron al Lisboa, en donde si caben los tuberculosos. Pero nadie se lo notificó a Servicios Sociales, que hasta el viernes desconocía esta situación.

Tampoco sabía Servicios Sociales que en el Lisboa se alojaba un ex recluso. Fue realojado allí y entre medias de su primer realojo en el hostal y ahora, cumplió condena en Los Rosales. Ahora se queja de que la Ley obliga a trabajar a favor de su reinserción y facilitarle una segunda oportunidad. “Si no me planto aquí cuando salí de la cárcel y entro por la fuerza, estaría durmiendo debajo de un puente”, relata él mismo. Tampoco contaba con él Servicios Sociales.

Hay más casos, todos son más o menos parecidos. Son los rostros del desolador índice de pobreza y exclusión social que arrastra Ceuta, el más elevado de toda España. Para paliar estas situaciones la sociedad se ha dotado de ayudas como las que presta Servicios Sociales.

Sin solución a la vista

Pasados 20 días desde que el propietario notificó sus intenciones, no habían encontrado solución para realojar a estas familias, en parte, según explicó Rabeah Mohamed, porque las opciones de realojo ofrecidas no convencieron a los inquilinos, que se aferran a su miseria en el hostal Lisboa. Se han convertido en una especie de Okupas de Servicios Sociales. La situación está en punto muerto. El propietario los quiere fuera y Servicios Sociales les ofrece otros alojamientos, pero ellos los rechazan y no se van.

Y aquí es dónde entran en conflicto las versiones de unos y de otros que dejan traslucir un problema de confianza y entendimiento entre Servicios Sociales y sus usuarios.

“La situación es compleja. Lo que tengo que hacer ya lo he hecho”, ha espetado Rabeah Mohamed, que en abril calificó la renuncia de los inquilinos a soluciones alternativas que pasaban lejos del hostal Lisboa como una “medida de presión” para beneficiarse de algunas de las VPO que se adjudicarán en unos meses. “No se quieren ir del sitio ¿Qué se hace en estas circunstancias?”, se pregunta Rabeah Mohamed.

El viernes fue imposible encontrar una solución. El propietario del hostal llegó a ofrecer a la familia de Hassan pagarles de su bolsillo un hotel, “el que ellos quisieran” durante el fin de semana, conmovido por su situación y esperanzado en que Servicios Sociales les diera una solución este lunes. A todos los había citado a primera hora de la mañana del lunes el servicio que dirige Fina Castillo. Para ninguno encontró solución. Rechazaron las distintas opciones de realojo propuestas o no llegaron a escuchar la opción que había para ellos. A César, de Cádiz y en paro, Servicios Sociales le encontró hueco en la pensión Gutiérrez, conocida coloquialmente por su ubicación, ‘El Cateto’. A dos hermanos, uno de ellos el ex convicto, les propuso realojarlos en Eurodina durante un tiempo y ayudarles a encontrar un alquiler que Servicios Sociales les ayudaría a pagar. Todos rechazaron la oferta. No se fían de las intenciones de Servicios Sociales. Se ha roto la confianza. Hassan y su mujer no llegaron a escuchar ninguna solución. Se fueron de Servicios Sociales sin que ningún funcionario les diera otra opción. “¡Fuera de aquí!”, cuenta Hassan que le gritó con muy malos modos, “como si fuéramos animales”, la asistente social que les atendía. Rabeah Mohamed asegura que se fueron cuando la funcionaria se dio cuenta de que la estaban grabando con el móvil y se lo preguntó abiertamente.

Todos siguen pasando las noches y los días en el hostal Lisboa sin luz, ni agua caliente. “No quieren solución. Dicen que se quedan ahí. No lo entiendo”, resume la consejera.

Hassan en cambio asegura que se mudarían a otra pensión si reúne las condiciones necesarias para que sus hijos, enfermos de tuberculosis, estén bien. La oferta que entienden que les hacen es la de que paguen un alquiler, pero la mujer trabaja en un Plan de Empleo, que se acabará pronto y él aún cobra 420 euros de subsidio de desempleo, pero también se le acaba el mes que viene. “¿Qué alquiler voy a poder pagar?”, se lamenta Hassan.

En parte han desarrollado conciencia de grupo. Y entienden que la solución tiene que ser justa y digna para todos. Si no, no se van.

La tensión recreció el pasado viernes. Cuando se vieron sin luz, los inquilinos llamaron a la Policía Nacional para denunciar al propietario del hostal. Creían que era él quién les había cortado la luz. Todos interpusieron denuncia en el juzgado de guardia.

La solución parece difícil. Pero ellos ya avisan si siguen en esa situación, sin luz y sin agua calienta, se van a mudar sí, pero a la puerta del Ayuntamiento. Entonces okuparán la vía pública esperando que con esa presión, Servicios Sociales sí les encuentre una solución que les satisfaga.

Lea también:

El PSOE exige a Vivas que dé "alternativas" a las familias que deben abandonar el 'Hostal Lisboa'

La miseria se realoja en el Hostal Lisboa

A Servicios Sociales le crecen los 'Okupas'


Entrando en la página solicitada Saltar publicidad