Unos 140 policías locales y bomberos se han echado a la calle este martes para, durante algo más de media hora, exigir a voz en grito y entre petardos la "dimisión" del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, por pretender que les afecte la ampliación de la jornada laboral ordinaria de la Función Pública de 35 a 37,5 horas.

El Ejecutivo local ha dado a estos servicios y al resto de empleados con jornadas especiales de 40 horas dos alternativas: 1) perder la mitad de ese complemento, ya que la Ciudad considera que a partir del 30 de julio también tienen que trabajar 2,5 horas más cada semana; ó 2) trabajar alrededor de 110 horas extraordinarias gratis al año en función de las necesidades de los servicios.

Cualquiera de las dos opciones del ultimátum (por la segunda se inclinan tanto el Gobierno del PP como CSI.F como su predilecta) supone pérdida de retribuciones a final de mes, seguramente más en el segundo caso que en el primero a final de año.

Por eso, UGT, CCOO y USO han unido fuerzas "como uno solo, siglas aparte, como un colectivo unido" para dejarle claro al Ejecutivo local que ni una cosa ni la otra. Que les dejen como están, "como va a hacer el Gobierno de Melilla con sus policías y sus bomberos".

Los representantes sindicales consideran que su estatus especial y el hecho de que la reducción de jornada a 35 horas en su momento tampoco les afectase justifican su postura.

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