El Atlético de Ceuta se deja robar sus aspiraciones

El Atlético de Ceuta se deja robar sus aspiraciones
La hinchada ardió en cólera contra el colegiado

- Un penalti no señalado por el colegiado desquicia al equipo de Pérez que acaba cometiendo dos errores letales en defensa y perdiendo por 2-3

- El meta Garrido se encaró al final del encuentro con la hinchada al ser recriminado como culpable

- José Antonio Muñoz esperó al colegiado en el túnel de vestuarios para insultarle a voz en grito

- Pérez denuncia que el trío arbitral vino a Ceuta a correrse una juerga y dice que los tres estaban en los bares a las cuatro de la madrugada


El fútbol es un deporte con ricos y pobres en el que poco o nada importa la clase social de cada uno cuando el árbitro pita el inicio del encuentro. En eso no se parece en nada a la sociedad y en parte por eso genera lo que genera alrededor del verde, la pelotita y los once contra once que juegan cada domingo en un millar de campos desperdigados por todo el territorio. Hay clases, pero no clasismo. Sí se parece algo en lo de la Justicia. El árbitro del colegio de Granada, José Manuel Rica Alarcón, se erigió en protagonista casi absoluto del penúltimo partido del Atlético de Ceuta en casa este domingo. El árbitro le hurtó un penalti claro y el conjunto de Pérez se dejó robar la cartera dos veces en la zaga en dos errores casi de infantiles que le costaron el choque.

Su ceguera ante un penalti tan claro que hasta el entrenador del Pozoblanco y varios de sus jugadores reconocieron como tal condicionó el devenir del partido, desquició a la hinchada y a la plantilla y acabó por tumbar las aspiraciones del conjunto de Álvaro Pérez. Las aspiraciones sí –ya es casi imposible que el Atlético de Ceuta se meta en la liguilla por el ascenso a la Segunda División B- pero no las ilusiones, “la ilusión ni un mentecato ni nadie nos la puede quitar, y sobre todo la ilusión del deber cumplido aún creyendo que tal y como estaban las cosas merecíamos algo más que lo que en estos momentos tenemos”, reflexionó Álvaro Pérez tras el encuentro, aún en caliente.

Corría el minuto 69 con el Atlético de Ceuta volcado en busca de la victoria, de mantener al Mairena a un punto, el conjunto andaluz había ventilado en sesión matutina su partido con victoria. El marcador recogía las tablas, uno a uno. Y en la segunda parte, el Pozoblanco pareció salir a defender un punto, un valioso punto para apuntalar su lucha por huir de la zona de descenso.

Antes había dispuesto de tres buenas ocasiones el Atlético. Prieto se había dejado un balón atrás cuando dentro del área encaraba ya al portero y había rematado fuera otra. Fallos impropios del goleador local. El partido estaba en esas en las que se suele decir que el Atlético de Ceuta estaba anunciando el gol o que de tanto perdonar en el fútbol los errores se acaban pagando, fue esta última.

Y ayudó el colegiado con todas sus fuerzas. Se iba Said en el 69 sólo contra el portero dentro del área, por el centro, pero fue cazado por detrás y cayó. Al suelo. Era falta, penalti y expulsión del defensa del Pozoblanco que era el último hombre. El colegiado no la pitó, tampoco enseñó amarilla a Said por fingir, prueba de cargo de su error. En ese momento el Atlético que ya venía sufriendo un arbitraje poco amigable estalló, estalló la hinchada también. Todo se fue al traste. El equipo como bien leyó después Pérez se desquició. Siguió atacando con convicción, pero se encontró en el minuto 75 con otro gol en contra, José Manuel se quedó sólo delante de Garrido que tampoco estuvo bien, como toda la zaga que tiró mal el fuera de juego, se la tiró al meta por debajo de las piernas y encontró el balón con la red. 1-2 y 15 minutos para demostrar con goles la superioridad mostrada hasta ese instante.

Pérez que hace un par de meses ponderaba los arbitrajes en contra estalló después del partido ante la prensa. Adiós a su teoría de los sacos que nivelan la balanza uno lleno de errores en contra y otro a favor. Adiós. “Un poco de fútbol y un mucho de árbitro”, sintetizó la tragedia el canario, para acto seguido despacharse a a gusto:

“A medida que avanzaba el partido a peor, ya no era sutilmente sibilinamente ya era descarado, la animadversión (…). Ha habido dos penaltis y uno era expulsión y encima termina expulsando a un jugador nuestro que lo han venido agarrando desde medio campo. Es lo que dije hace quince días cuando jugamos con el Alcalá y el arbitro que nos pitó había estado con alguien de aquí de Ceuta durante toda la tarde noche, igual que ayer. Al final le hemos pagado la fiesta al árbitro. No sé si eran las cuatro de la mañana cuando estaban todavía en una zona de aquí de copas los tres árbitros. Resulta desagradable, pero todo lo que estoy diciendo es verdad. Y más desagradable porque dice que sólo ha habido una jugada conflictiva; ha habido muchas. A lo mejor la gente que no es de fútbol no le da más importancia, pero la gente de fútbol sabe lo que ha pasado hoy. Y lo que ha pasado es que el árbitro se ha reído del Ceuta, de los jugadores, de la plantilla, de los aficionados y de todos nosotros porque el único que cobra al final es él. Esto me hace recordar lo de la Malata con el Ferrol, cuando a la temporada siguiente todos hubiésemos tenido un contrato en otra categoría y el que ascendió fue él”, manifestó Pérez.

Repreguntado acto seguido sobre si estaba diciendo que el trío arbitral estaba de resaca y no en condiciones de arbitrar un partido tan trascendente como el de este domingo, Pérez echó balones fuera y no quiso ser más directo, pero dejó otra buena reflexión:

“Estaban los tres a las tres de la mañana, si está cualquier jugador se lo recrimina todo el mundo, pues si un árbitro está con todo el trío no es el mejor ejemplo para creer en que el arbitraje pintaba bien (…) Esto es una guerra que todos ustedes saben por donde viene y lo pagamos al final los deportistas”, zanjó Pérez.

Después del minuto 75 remontar el choque fue imposible. El colegiado había encrespado los ánimos de tal manera que el Murube era un psiquiátrico y el más loco el árbitro que siguió equivocándose con reincidencia casi en cada lance del juego y hasta el último minuto del descuento cuando expulsó a Ernesto de roja directa después de que el jugador local recorriera unos 15 metros agarrado de la camiseta por un rival.

Antes del inusual e inesperado punto de inflexión, el Pozoblanco jugó una buena primera parte en la que aguantó las embestidas del Atlético de Ceuta. Se encontró con el gol en el minuto 12 en su primer tiro a puerto (sólo haría otro más en toda la primera parte y a balón parado) por una falta más que dudosa pitada a Jaime en la frontal del área.

Se adelantó el Pozoblanco y defendió mejor que la mayoría de los equipos que pasaron por el Murube. Tapó bien las bandas y cortó el juego por el centro. Sólo una genialidad de Perita en el minuto 23 seguida de un pase preciso a la cabeza de Villatoro logró desenmarañar la trama dispuesta por el Pozoblanco y empatar el partido.

La iniciativa fue del Atlético durante toda la segunda parte, el Pozoblanco contó de nuevo por gol sus dos únicos disparos a puerta. El del 75 que los volvió a adelantar y ya en el descuento en otro error defensivo de libro en una tontería imperdonable en la que participó también el portero.

En el minuto 90 logró empatar Sandro. Se diría que por fin. Antes Aitor la había estrellado en el palo a pase de Prieto y casi cada jugada de ataque se había contado por peligro.

Al final el Atlético se dejó sus aspiraciones por un error arbitral y dos fallos defensivos. El Mairena cuarto clasificado está a cuatro puntos, quedan dos jornadas, seis en juego. Pero parece poco probable que puedan pinchar dos veces seguidas con tan valioso trofeo en el horizonte la disputa de la liguilla de ascenso a Segunda B.

Garrido y Muñoz

Nada más marcar el Pozoblanco, José Antonio Muñoz, presidente en la sombra del Atlético de Ceuta o presidente a secas del a desparecida Asociación Deportiva Ceuta bajó del palco, dejó sólo a Pepe Gil y se fue con gesto bravo hacia el túnel de vestuarios. Quedaban aún quince minutos más el descuento, pero él ya fue a tomar posición para esperar al colegiado.

Y bien que lo esperó como toda la grada de gol. Nada más entrar al vestuario el trío arbitral se encontró con los insultos a gritos de Muñoz.

Sólo segundos antes, la hinchada la pagó con el meta Garrido, al que acusaron de fallar en dos de las derrotas en casa, la de este domingo y la crucial contra el Algeciras, donde cometió un error de infantil. Garrido, llegó a amagar con subirse a la grada y se encaró con algunos aficionados, afortunadamente el lance no fue a más. Cómo acabó la bronca de Muñoz con el colegiado no se sabe, los empleados del club y de la Federación cerraron la puerta de acceso a los vestuarios privando del bochornoso espectáculo a la prensa, que fue conminada a esperar en el propio césped las comparecencias de los entrenadores para que ni tan siquiera pudieran escuchar las voces que aún salían de los vestuarios.

El espectáculo concluyó con la Policía Nacional teniendo que trabajar para evitar males mayores para el trío arbitral. Más de 40 minutos después del choque seguían esperando su salida algunos aficionados que reclamaban a los nacionales su derecho a insultar.

Injusto final de temporada para el Atlético que poco puede hacer ya por meterse en la liguilla. Quizás, echando la vista atrás, la plantilla y Pérez no lamentarán tanto lo de este domingo y sí los muchos puntos que se dejaron fuera contra equipos de menor rango y la incapacidad para ganar un solo partido a domicilio en toda la primera vuelta del campeonato. Pero como dijo Pérez el equipo estaba armado para mantener la categoría.

El Atlético de Ceuta se deja robar sus aspiraciones


Entrando en la página solicitada Saltar publicidad