La demolición del viejo edificio de Vitori Goñalons pone en entredicho una de las partes más llamativas de la obra de reforma de la Gran Vía Alcalde Sánchez Prado: el jardín vertical. Un muro ajardinado de siete metros que aún deberá esperar para hacerse realidad, o no. Todo depende de lo que suceda en la conocida como parcela 7, que discurre paralela a Vitori Goñalons, en la trasera de la Basílica Tardorromana, en la que aún hay que hacer catas arqueológicas antes de decidir qué construir y cuándo.

El objetivo del jardín vertical previsto en Gran Vía era mantener el perfil de la avenida, tapando la pequeña plaza casi invisible y a la espera de que se construyera en el solar. Un solar al que ahora se le suma ahora el resultante de la demolición del edificio del bazar Canarias y en el que se ha licitado el estudio arqueológico correspondiente en busca de un tesoro arqueológico, el baptisterio de la iglesia paleocristiana, construida entre los siglos IV y V y cuyos restos podrían dormir en este solar.

Del resultado de estos estudios arqueológicos depende la pronta edificación del solar, especialmente jugoso al estar en pleno centro de la ciudad. Si solventado el trámite arqueológico se construye con rapidez –algo poco habitual en esta ciudad, donde los solares esperan años a ser edificados- no será necesario el jardín vertical, que perdería su sentido, según explican fuentes de la Consejería de Fomento.

El jardín vertical queda así en el aire, pendiente de su realización a la espera del resultado de las catas arqueológicas en la parcela 7 y de la construcción en Vitori Goñalons.

No antes de abril

Un nuevo contratiempo en el proyecto de reforma de la Gran Vía que pone en apuros el plazo autoimpuesto por la Ciudad que prometió abrir la avenida en diciembre. Plazos que ponen en duda los obreros de Tragsa que, según explican comerciantes y empresarios de Gran Vía, precisan que la obra no estará antes de abril y, como mucho, se abrirá al tráfico rodado la parte central de la Avenida Sánchez Prado a finales de año.