HOMENAJE A BLAS DE OTERO

La Biblioteca pide la paz y la palabra en el Día de la Poesía

La Biblioteca pide la paz y la palabra en el Día de la Poesía
Homenaje a Blas de Otero en la Biblioteca Pública de Ceuta-1
Homenaje a Blas de Otero en la Biblioteca Pública de Ceuta.

La Biblioteca Pública, refugio de la cultura y en especial de la poesía en Ceuta, ha sido este martes el escenario de un sentido “y merecido” homenaje a Blas de Otero en el Día Mundial de la Poesía. Un tributo en el que han participado 22 rapsodas: el nuevo consejero de Educación, Javier Celaya, que se estrenaba en estas lides, Montserrat Taboada, José Antonio Alarcón, Mari Fortes. Carmen Herrera, Miguel Ávila, Ramón Galindo, Pepa Planells, Ricardo Espíritu, Clara González, David Arbona, Ana Mur, Francisco Martínez, Widad Mohamed, Ramón González, Maribel Llorente, José María Hernández, Yolanda Carbonell, Saul Yubero,  Juan Luis Aróstegui, María Bermúdez y quien firma esta crónica, Javier Sakona.

Un homenaje merecido y tardío, confesó el director de la Biblioteca, José Antonio Alarcón, recordando que el centenario de su nacimiento fue el pasado año, un curso plagado de actos poéticos en la Biblioteca, por lo que se ha reservado a Blas de Otero para celebrarle como merece en el Día Mundial de la Poesía

Un homenaje a un poeta que es el retrato humano de la poesía del siglo XX,. Vvivió tres guerras, “parecía que no podía escapar de sus garras”, recordaba su viuda, Sabina de la Cruz. Nació en 1916, en plena Primera Guerra Mundial,  un conflicto en el que su familia se hizo rica y le permitió nacer como burgués, “el pais de los ricos rodeando mi cintura”, con institutriz francesa. Pero lo que su familia amasó al calor de la guerra se lo arrebató la crisis de los años 20, obligando a su familia a emigrar a Madrid, donde dio su primer beso, donde conoció la poesía.. y de donde tuvo que marchar tras la muerte de su padre y su hermano mayor en un breve lapso de tiempo, para volver arruinados y solos a Bilbao. Un periplo de rico de posguerra a pobre de entreguerras que marcó su caracter y su poesía, que basculó de lo romántico a los social, de Rubén Darío a Walt Whitman.

 Dio sus primeros pasos como poeta ingenuo siguiendo los pasos de Juan Ramón Jiménez; fue luego poeta religioso y beato, siguiendo el ejemplo de San Juan de la Cruz, hasta que primero la Guerra Civil, en la que se vio obligado a combatir en los dos bandos, y después la Segunda Guerra Mundial, le arrancaron de cuajo cualquier rastro de ingenuidad. Y renació como poeta existencialista en los años 50 tras una crisis de fe, para explotar como poeta social en los 60 tras una estancia en París, con una poesía comprometida, como sus versos más famosos, con la paz y la palabra.

Blas de Otero sabía, así lo dejó escrito en su Cartilla (Poética), que “la poesía tiene sus derechos”, que “exige ser sinceros” y “atañe a los esencial”. Pero la poesía tiene también deberes, apuntaba el poeta bilbaíno, entre ella y el poeta “hay un contrato social”, “Lo esencial/ es la existencia; la conciencia/ de estar/ en esta clase o en la otra/ Es un deber elemental”.

La Biblioteca pide la paz y la palabra en el Día de la Poesía


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