“Cervantes se sintió abandonado por el Ejército y eso marcó toda su obra”


“Cervantes se sintió abandonado por el Ejército y eso marcó toda su obra”

- La filóloga Ana María Melgar muestra en el Casino Militar la faceta literaria y humana del genio de las Letras

- La mirada crítica del autor del Quijote, el secreto de su éxito y la cruz de un escritor adelantado a su tiempo

Soldado de infantería en los Tercios de Flandes, preso en Argel, perseguido por el fisco, pobre de solemnidad devenido en escritor de moda, poeta, autor teatral y callado rival de Lope de Vega. Una vida de novela digna de Don Miguel de Cervantes y Saavedra. Una faceta humana y literaria que se encarga de mostrar Ana María Melgar en el ciclo de homenaje programado en el Casino Militar (20.00 horas) por el Centro de Historia Militar de la Comandancia General de Ceuta en colaboración con la Ciudad y que este jueves tendrá su continuación con una conferencia en el Salón de Actos del Ayuntamiento sobre la faceta militar de Cervantes.

En estos días, víspera del cuarto centenario de la muerte de Cervantes, se suceden los actos y conferencias en torno a su figura. Pocos y poco didácticos a juicio de Melgar, licenciada en Filología Hispánica y primera ponente. Para empezar celebramos la fecha que no es: “Nosotros consideramos el 23 de abril como Día del Libro, porque es la muerte de Shakespeare y Cervantes, ¡No! Mentira. Es la muerte de Shakespeare, Cervantes murió el 22. Lo entierran al pobre el 23, ¿es más importante Shakespeare para los españoles? ¿Por qué no lo hacemos al revés?”. Para esta filóloga, “la Biblioteca Nacional Británica ha elaborado un programa mucho más didáctico del Cuarto Centenario de la Muerte de Shakespeare, en cambio en España, salvo ciertas conferencias, los actos no tienen realmente la importancia que deberían tener y eso que estamos hablando del segundo libro más traducido después de la Biblia”.

El punto de inflexión, el giro narrativo de Cervantes está en su regreso a casa, cuenta Ana María Melgar que no puede dejar de trazar paralelismos entre la figura del escritor y su obra, narrativa o teatral. “El verdadero problema lo tuvo al volver del campo de batalla, ese fue el punto de inflexión, Argel le dejó trastornado, cinco años en una cárcel argelina, y luego ves cómo has dedicado los mejores años de tu vida al Ejército español y luego son unos frailes Trinitarios los que recaudan dinero para poder sacarte.. Evidentemente contento no está con el Gobierno español y todo eso lo plasma en su obra”.

Buena conocedora de la obra Cervantina, Melgar reivindica sus trabajos más allá del Quijote. “Todas sus obras quedan empañadas por la sombra del Quijote, que no es su única gran obra”, dice decantándose por el los ‘Trabajos de Persiles y Sigismunda’, la obra que el mismo Cervantes consideraba su cumbre. “El no ve publicado al Persile, se lo dio dos días antes de su muerte a su mujer, y ese es para el su mejor libro, “lo trabajó desde que empezó su carrera literaria y se lo entregó a su mujer dos días antes de morir”. Ese sería el único libro por el que su esposa cobró derechos de autor, recuerda la ponente.

Pero sobre todo recomienda acercarse al teatro de Cervantes, menos sarcástico y divertido que el de Lope de Vega, su gran rival, el que le quitaba el favor de la Corte que tanto anhelaba Cervantes, apunta Melgar. “Todas las obras que hacía Lope tenían el beneplácito del público y por eso le tenía esa envidia, su teatro (el de Cervantes) es muy bueno pero desde el punto de vista moralista, Lope era más sarcástico, le daba al público lo que quería y Cervantes no estaba dispuesto a transigir con sus convicciones morales. Si en una obra de enredo hay una mujer que traiciona al marido, Cervantes no permitía que se saliera con la suya así como así”.

“Desde que vio una representación de Lope de Rueda le fascinó la farándula pero no estaba dispuesto a cambiar las reglas aristotélicas, a poner ciertas palaras en boca de su personajes, después de lo que había vivido no quería ser complaciente con el público, quería expresarse”, explica Ana María Melgar, recordando que en muchas ocasiones, como hizo con el Ingenioso Hidalgo, ponía las verdades en boca de un loco. “Si un loco expresa la verdad no hay ningún problema”.

Su mirada social y sus fuertes convicciones morales fueron la clave de su éxito eterno, pero también su cruz en la vida. “No era una persona fácil de tratar”, aventura recordando textos sobre su persona, una perdona a la que ha dedicado buena parte de su juventud y que, ahora, aprovechando el Cuarto Centenario de su muerte, va contando aquí y allá que merece el esfuerzo de releer e Cervantes, mucho más que ese inglés que le ‘robó’ el Día del Libro.

“Cervantes se sintió abandonado por el Ejército y eso marcó toda su obra”


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