El español que salvó al mundo y del que casi nadie se acuerda


El español que salvó al mundo y del que casi nadie se acuerda

- Javier Moro presenta en Ceuta su novela ‘A flor de piel’ en la que narra la increíble historia de la primera campaña de vacunación impulsada por médicos españoles

- El doctor Balmis, impulsor de la iniciativa humanitaria, ni tan siquiera tiene una calle en Barcelona

Si inventase sus historias nadie le creería. La bailarina malagueña que se convirtió en la Princesa de Kapurthala; la hija de un pastor del Véneto que terminó presidiendo la India; las dos monjas tibetanas que escapan de las montañas de Buda para encontrarse con el Dalai Lama o la historia del primer y último Emperador del Brasil y la construcción de una nación… Las novelas de Javier Moro beben de la mayor fuente de fantasía que existe: la realidad. Y entre novela y novela busca una nueva historia que contar. Pero el reto es cada vez más complicado. Y es que, ‘A flor de piel’, la historia que trae bajo el brazo a la Feria del Libro de Ceuta, ha puesto el listón muy alto con una historia que tiene todos los ingredientes para ser una de aquellas películas de la Edad de Oro de Hollywood.

El 30 de noviembre de 1803 el doctor Francisco Xavier Balmis emprende una campaña sanitaria sin precedentes que lo llevará a dar la vuelta al mundo entre 1803 y 1814 para llevar la vacuna de la viruela desde América al Lejano Oriente. Con él viajan su ayudante, el joven doctor Salvany, con quien comparte una intensa vocación por la medicina, e Isabel Zendal, hija de una familia humilde de campesinos gallegos encargada del cuidado de los veintidós huérfanos que deberán mantener la vacuna activa durante la travesía. “’A flor de piel’ cuenta la mayor proeza humanitaria de la Historia, una ambiciosa expedición que fue posible gracias al valor de los más frágiles, a la fortaleza de una mujer apasionante, y a dos hombres que disputaron su amor en una aventura que cambió el rumbo de la Historia”, explica la cubierta del libro. Y se queda corto.

Un doctor tan genial como huraño y maleducado, una joven recién llegada de la miseria de la Galicia profunda del siglo XVII, y 22 huérfanos dando la vuelta al mundo. Épica, aventura, amor, viajes, niños y una mujer como protagonista, la que podríamos considerar, algo así como la primera enfermera y pediatra de España. “Es nuestra Florence Nightingale”, apunta Moro, que se enamoró del personaje desde el principio. Pero vayamos por partes.

Moro, siguiendo los pasos de su tío y mentor Dominique Lapierre, busca en la realidad la materia prima de sus historias, siempre basadas en hechos reales, en retazos de la historia sobre los que merece la pena poner la lupa. Así, en una visita al Jardín Botánico de Madrid para hacer una entrevista descubrió sus Archivos, un tesoro bibliográfico casi olvidado en el que se detallas todas las expediciones científicas en que ha colaborado España y así, guiado por los responsables del archivo conoció la increíble y olvidad historia de la primera campaña de vacunación mundial. “Porque las vacunas las inventó un inglés, (Edward) Jenner, que inventó la primera, la de la viruela, pero los ingleses sólo vacunaban a las élites, fueron españoles los que supieron sacarle el jugo y comenzar campañas sistemáticas, la primera campaña de vacunación la pagó la monarquía española”, defiende Javier Moro que destaca la locura de emprender un viaje como aquel, dando la vuelta al mundo para salvar a la humanidad, subraya. Y utilizaron un método que ahora nos parece cuanto menos delirante. Y es que junto a los médicos viajaban en el barco María Pita un total de 22 niños huérfanos (de entre 8 y 10 años, aunque había varios de tres añitos) con los que transportar el virus de la viruela hasta América. A estos 22 cobayas se les inoculó la vacuna, “un método disparatado”, asume Javier Moro, y así “brazo a brazo”, pasando los anticuerpos de un niño a otro lograron cruzar el Atlántico sin perder la vacuna. La misión consiguió llevarla hasta las Canarias, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú,México, las Filipinas y China.

Una historia increíble, apasionante y disparatada llena de personajes que la hacen impagable para un novelista, reconoce Javier Moro. Porque el doctor Balmis, el hombre que convenció a Fernando VII, era un tipo malhumorado, huraño y asocial, un genio en lo suyo y un patán en las relaciones humanas, asegura el autor que ha buceado en todo lo publicado sobre este hombre del que casi nadie se acuerda en España pero que emprendió la mayor aventura humanitaria de la historia. vacunar al mundo entero y erradicar la viruela. “Balmis abandonó a su mujer y sus hijos para salvar a la humanidad”, resume arrojando luz sobre un personaje fascinante que ni tan siquiera tiene una calle en su Barcelona natal. “Un héroe”, sentencia, “porque los héroes son los que caminan los últimos 50 metros, los que no quiere recorrer nadie”

Pero el personaje que enamoró a Moro no fue el del huraño y visionario doctor, ni el de su ayudante, Salvany, que murió en Cochabamba en plena campaña de vacunación en Bolivia, sino el de Isabel Zendal, la rectora del Orfanato Casa de Expósitos de La Coruña. Un personaje maravilloso del que apenas se tenían datos, al que por un lado se conoce como Zendal o como Isabel López de Gandalia, según donde se la cite. Un personaje que, recuerda el autor, costó mucho reconstruir y sólo gracias al azar y al trabajo de un periodista gallego pudieron localizar en la aldea gallega de Ordes (La Coruña).Una mujer con una vida de sueño americano. Nacida en la Galicia mísera y profunda de finales del siglo XVIII que terminó recorriendo el mundo como una mujer hecha a sí misma. “Una mujer única”, se emociona Moro que, eso sí, admite que ha tenido que echar mano de la ficción “donde no llegaba la documentación oficial”. Porque, recuerda, lo suyo es novela histórica. “Los libros de historia apelan al conocimiento, las novelas a los sentimientos”, apunta.

La historia de Zendal, la pionera de la enfermería pediátrica en España, es l aprueba de que no basta sólo con la inspiración. “Son necesarios muchos meses de investigación para una novela”, subraya, algo que muchos lectores y, sobre todo, muchos escritores noveles desconocen e incluso desprecian. Y Moro lo sabe bien, trabajó como documentalista con el mítico dúo Lapierre-Colins, estrenándose con una de esas novelas que marcaron a una generación, ‘El Quinto Jinete’ (1980) en el que estos dos titanes de la escritura se estrenaban en la ficción con una historia que aventuraba qué ocurriría si Gadaffi (el malo oficial de la época) pusiera una bomba atómica en Nueva York. Veintiún años después la realidad les daría la razón. Para aquella novela, Moro tuvo que viajar a Libia y vivir con la tribu de Gadaffi para ahondar en la forma de vida de un beduino, el origen familiar del dictador. Aquella experiencia le marcó para siempre y desde entonces su literatura está atada a la realidad, la única capaz de superar a la ficción.

El español que salvó al mundo y del que casi nadie se acuerda


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