Urbania, efímeros instantes de la vida en megalópolis ya disponibles en el Revellín

Urbania, efímeros instantes de la vida en megalópolis ya disponibles en el Revellín

- El artista ceutí, Alberto Ramos, expone desde este 9 de julio hasta el próximo 15 de agosto en el Museo del Revellín una muestra fotográfica construida en sus viajes a grandes ciudades

- La despersonalizada rutina de Tokio, Madrid, Nueva York o Marrakech adquiere vida propia y mucha personalidad gracias a la mirada del artista

- Incluye vídeo


“Urbania no existe, es un instante… Un momento que congela lo efímero, lo volátil… el tiempo detenido en cualquier ciudad…

Urbania es el tipo que va al trabajo en el abarrotado Tokio, la mujer que camina por la medina de Marrakech, la hoja que cae en otoño en el viejo Madrid o el chico que reparte comida en Nueva York… Eso es Urbania… Sólo eso…”, explica Alberto Ramos desde el prospecto de la exposición que acaba de inaugurar (9 de julio a 15 de agosto en el Museo del Revellín).

Ramos ha cuidado los soportes al máximo ofreciendo lienzos que flotan sobre las paredes, apenas tres imágenes con efectos digitales, otras sí, con efectos mecánicos propios de la mano del maestro y algunas jugando con el material impresas en aluminio, renunciando al blanco y pensadas para exteriores.

La exposición recoge apenas una veintena de esos instantes efímeros de vida en lugares recónditos del planeta que son a su vez por lo poblado auténticos iconos que nos acompañan diariamente en este mundo global pegado por las imágenes que nos atraviesan la retina a la velocidad de la luz desde Instagram a Facebook pasando por la televisión o los medios digitales.

De ahí, que lo meritorio sea seguir sorprendiendo con clips tomados en Tokio, Nueva York, París o Madrid y ofrecer imágenes icónicas que en casi todos los casos van mucho más allá de la típica postal para contar un microrrelato (otra tendencia cultural de nuestros días) y ofrecer un pincelada del estilo de vida de esos lugares que Ramos ha visitado como turista, pero también como fotógrafo.

Dice mucho de su visión del mundo la secuencia de 24 fotos que saluda al recién llegado, el mural de un hombre al contraluz de las máquinas expendedoras de comida en Japón que preside esa misma sala, el repartidor del ‘Deli’ de Nueva York plantado ante un típico edificio lleno de escaleras en la fachada y rodeado de basura que parece, gracias al encuadre, un repartidor parado ante la ciudad entera o la delicada, casi se diría que hecha de seda y hielo, hoja sobre los adoquines de Madrid.

Consigue Ramos, en definitiva, hacer que el visitante de su exposición viaje con él, a través de su mirada. Una vuelta al mundo parando de megalópolis en megalópolis, echando una tiernecita mirada alrededor que contrasta, por la enormidad humana que emana, con la monstruosidad del acero que las enmarca, que suele despojar, en un acto de cuasi violación, de personalidad a los ciudadanos que las habitan para convertirlos en un ladrillo más del conjunto y que en las escenas de Ramos recobran corazón para volverse de nuevo humanos al protagonizar la historia en un fugaz instante.

Urbania, efímeros instantes de la vida en megalópolis ya disponibles en el Revellín


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