El pasado mes de mayo a Nayim Amar le ardió el teléfono y le llovieron los homenajes. Se cumplieron 20 años desde que aquella noche del 10 de mayo de 1995 Nayim consiguiera de una fabulosa patada lo que pocos alcanzan, pasar a la eternidad, con un gol que valía una Recopa de Europa para el Real Zaragoza. No fue un gol cualquiera, Nayim lo consiguió cuando quedaba un suspiro para terminar la prórroga y rifar el título en los penáltis y, además, desde el medio campo. Ese mérito y su compromiso con el fútbol local han hecho pensar a Caballas que bien merecería la pena que Nayim Amar diera nombre al estadio municipal en sustitución de Alfonso Murube (interior del Ceuta de principios de los años 30, utrerano de nacimiento, y soldado bajo el mando del dictador Franco, abatido en el frente de Aranjúez).

A Nayim se le quiere y reconoce en Zaragoza, donde una calle lleva su nombre. Aquí en Ceuta se ha pedido que el futuro complejo federativo lleve su nombre y no el de Emilio Cózar (presidente histórico de la federación). Nayim Amar encontraría así el reconocimiento que ya han encontrado otras grandes deportistas locales como ‘Pirri’, Guillermo Molina o Lorena Miranda.

“La erradicación de todo tipo de homenaje público a la oprobiosa dictadura del General Franco, que tanto dolor y sufrimiento infligió al pueblo español, es, y debe ser, un compromiso inequívoco de todos los demócratas que encuentra además su respaldo en la vigente ley de la Memoria Histórica. Como consecuencia de este compromiso, en nuestra Ciudad se ha ido avanzando en el saneamiento del espacio público, aunque es necesario reconocer que a un ritmo excesivamente lento”, argumenta Caballas en la propuesta que elevará al próximo Pleno ordinario.

“Resulta sorprendente que el estadio de fútbol más importante de la Ciudad, de titularidad municipal, lleve el nombre (Alfonso Murube) de una persona cuyo único merito reconocido sea haberse alistado a las fuerzas falangistas para participar activamente en el golpe de estado contra el régimen republicano constitucional, siendo futbolista del equipo local”, recuerda Caballas en su propuesta.

Para la formación localista “mantener este nombre es una manera de rendir homenaje a la dictadura. Desde una perspectiva democrática inaceptable”.

Y como eso no parece adecuado ni tolerable toca buscar a quien reconocer. Y ahí aparece la idónea figura de Nayim: “Existen deportistas ceutíes cuya trayectoria los convierte en referencia obligada de la historia deportiva de Ceuta, de manera indubitada. Entre ellos figura, en el mundo del fútbol, por sus propios méritos Nayim Amar. A nuestro juicio, la nomenclatura de las instalaciones deportivas debe estar vinculada a los méritos en el ámbito en cualquiera de sus diversas modalidades y facetas (de hecho así se hace con el consenso de todas las fuerza políticas en casi todos los casos)”, sigue Caballas.

Ahora la pelota está en el tejado del Gobierno para dar o no el nombre de Nayim al estado que sigue nombrando otro jugador, Alfonso Murube, utrerano y cuyos méritos para nombrar el estadio parecen estar más en el lado de su trayectoria militar y “golpista” que en la deportiva.