“Las transferencias internacionales de jugadores se permiten sólo cuando el jugador alcanza la edad de 18 años. Las condiciones se aplicarán también a cualquier jugador que no haya sido previamente inscrito y que no sea natural del país en el que desea inscribirse por primera vez”. Son las tres líneas del artículo 19 del reglamento de la FIFA para los derechos de los niños que motivaron la sanción que impidió fichar durante dos años al FC Barcelona en 2014 y 2015 y que ahora dejará sin fichar hasta 2017 al Real Madrid y al Atlético de Madrid… y a los menores extranjeros no acompañados (MENA). Una “injusticia” contra la que clamó Caballas en la última sesión plenaria y que la Ciudad trata de revertir desde hace ya medio mes, de momento en vano. Y es que, advierten desde la Federación de Fútbol de Ceuta (FFCE), la última palabra la tiene la FIFA.

Aprovechando la última junta directiva de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), el presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta (FFCE), Antonio Gaona, trasladaba al responsable de las fichas federativas, Salvador Noguera, el problema concreto de la Ciudad Autónoma de Ceuta y la trasladaba el “especial hincapié” que estaba poniendo el Gobierno para tratar de solucionar el problema.

La propuesta de la RFEF pasa porque la Ciudad envíe a la federación la documentación de los MENA y unja carta en la que avale que tiene la tutela de los niños que se pretende inscribir. Una documentación, explica Gaona, que debe certificar un mínimo de cinco años de residencia en España y que los padres o tutores tienen un contrato de trabajo. Condiciones que, obviamente no cumplen por su condición de menores no acompañados.

Un obstáculo documental que el Gobierno Vasco solucionó de manera bastante más resolutiva, comparó el portavoz de Caballas en la Asamblea en la sesión plenaria. El Gobierno de Euskadi concluyó que debía actuar “en cumplimiento del interés superior del menor” y que no cabía “tolerar discriminaciones por ser un menor extranjero”. “Los extranjeros menores de edad con vecindad administrativa deben ser tratados con igualdad frente al resto de los menores, sobre todo en los ámbitos que están relacionados con su formación y desarrollo integral, como la práctica del deporte y la posibilidad de competir”.

Gaona advierte que hay que ser muy cautos. La jerarquía federativa es muy clara, la última palabra la tiene la FIFA que ya el año pasado rechazó de plano varios intentos de inscribir a varios MENA, aunque en aquella ocasión se trataba de jugadores para la categoría nacional. “Y el riesgo es grande”, recuerda apuntando que la multa a la Federación oscilaría entre los 300.000 y 500.000 euros

El año pasado fue el primero en el que no se dejó jugar (a los MENA) porque FIFA envió una carta advirtiendo que los niños que no tuvieran documentación no pueden jugar al fútbol, pero no sólo aquí, en toda España, exigen cinco años de residencia y que los padres tengan contrato de trabajo.

La FIFA establece excepciones a la norma para no aplicar el artículo 19, pero tampoco encaja la condición de MENA: “Si los padres del jugador cambian su domicilio al país donde el nuevo club tiene su sede por razones no relacionadas con el fútbol”; “si la transferencia se efectúa dentro del territorio de la Unión Europea o del Espacio Económico Europeo y el jugador tiene entre 16 y 18 años de edad” o, como tercera excepción, “si el jugador vive en su hogar a una distancia menor de 50 km de la frontera nacional, y el club de la asociación vecina está también a una distancia menor de 50 km de la misma frontera en el país vecino”.

Tras la negativa de la FIFA a inscribir a los MENA en categoría nacional, desde la FFC abogan por buscar alternativas: “Ahora lo que queremos es sólo una autorización de andar por casa para que puedan jugar a nivel local, incluso tenemos la intención es agruparlos a todos en un único club, La Esperanza”, explica el presidente de la federación de Ceuta, aunque, así y todo, recuerda que la FIFA tiene la última palabra.