FRONTERA

Bulos, carreras y caos en el Tarajal

Porteadoras en el Tarajal.

No hay mañana tranquila en los polígonos del Tarajal. Si no hay avalanchas, hay cierre del paso de mercancías, sino protestas de empresarios o revuelta de porteadores. Y si se Tarajal, con los porteadores soliviantados por el pago de una nueva tasa aplicable solo a los bultos de ropa comprados fuera de la Fase II de los polígonos, los únicos en presentar (y pagar) un plan de seguridad como reclamaba Delegación de Gobierno. Y todo con los ánimos revueltos y en medio de informaciones confusas y contradictorias, la gran mayoría bulos que nadie sabe de dónde salen pero todos creen a pies juntillas en un ejemplo vivo de viralidad.

Nadie entre los porteadores parece tener del todo claro en qué consiste el nuevo sistema, aunque lo critican con un argumento inapelable: Treinta euros por bulto. “¿Qué ganamos entonces?”, le pregunta una mujer desesperada a uno de los responsables de la seguridad privada. ¿Cuánto te pagan por bulto?, pregunta el vigilante, “Cincuenta o sesenta euros, depende”, responde. “Pues ya sabes, ahora veinte o treinta, depende”, aclara el vigilante. “¿Pero qué pasará si bajan los precios?”, pregunta de nuevo ante el encogimiento de hombros del empleado de seguridad, que bastante tiene con resolver las dudas y aplacar los ánimos de los porteadores que le rodean.

Es casi la una del mediodía y el Tarajal II está a punto de cerrar ya no quedan oportunidades. Una última porteadora cruza el paso entre los gritos e insultos de los que han decidido plantarse, Carga con un fardo de mantas y porta ticket por lo que solo pagará un euro de tasa por porteo (tres si llega a ser del resto de naves ajenas a la fase 2). “No podemos pagar, no dinero”, alega en un precario español por todo argumento una de las mujeres que con más vehemencia increpa a la porteadora que ha cedido al pago de la tasa.

Bulos en la frontera

“Marruecos se lo quita al que paga”, añade una compañera entre el asentimiento general de los que las rodean. “Marruecos ha cerrado el paso”, asegura uno; “Marruecos quita la mercancía a quienes han pagado porque no quiere que se pague”; “Un comisario no deja pasar nada si no se le paga a él también”. Aquí y allá se repiten aseveraciones similares, mentiras que se repican de porteador entre porteador que se dan por verdad irrefutable. Mentiras que indignan y desesperan a los porteadores y que, a veces, provocan repentinas carreras y tumultos cuando corren falsos rumores de apertura libre sin tasa.

Bulos que corren como la pólvora en los polígonos de la frontera alimentando el caos, el que parece ya el hábitat natural de los polígonos del Tarajal.