POBLADO REGULARES

Algo se mueve en la zona cero de la abstención

Algo se mueve en la zona cero de la abstención
Poblado Regulares (1 de 3)
Poblado Regulares.

La abstención va por barrios. Y en esta clasificación, hasta ahora, Poblado Regulares ocupaba un lugar de honor, el decimosexto de toda España, concretamente. En las penúltimas Elecciones Generales, en esta pequeña barriada solo votó uno de cada tres vecinos; el pasado 20 de abril acudieron a la cita con las urnas casi la mitad de las 668 personas con derecho a voto censadas en el barrio. Algo se ha movido en las barriadas más abstencionistas como Poblado Regulares y también en distritos como El Príncipe o Juan Carlos I, donde la participación ha subido más de diez puntos en los últimos comicios. Tanto es así que cuesta encontrar abstencionistas o indecisos en un paseo por el barrio.

Poblado Regulares (2 de 3)Los datos dicen que en este barrio, un islote de callejuelas de colores junto al cuartel de Regulares, no interesa la política, pero las dos primeras vecinas que se cruzan con Ceuta al Día no desmerecerían en una tertulia. Sohora, 52 años y Hayar, 19, son la cara y la cruz de la participación electoral en esta barriada. Sohora vota siempre desde que tiene edad para ello. Su hija ya puede votar pero no lo hizo el 28A. ¿La razón? Hayar se encoge de hombros, no tiene un motivo concreto, pero promete que  votará el 26M. La madre en cambio lo tiene claro: votó al PSOE y volverá a hacerlo. “Aunque Pedro Sánchez me ha defraudado, le gusta demasiado el protagonismo”, sentencia.

El problema, reflexiona Sohora, es que “Alí y Fati dividen el voto musulmán”.

Madre e hija admiten que los datos no son erróneos del todo: en Poblado Regulares regularmente solo vota la gente mayor. Unos porque quieren, otros “porque vienen los ‘recogeviejas’”, ironizan, señalando a los “peperos” de las asociaciones vecinales. “Y el de aquí es muy pepero”. Así y todo están muy defraudadas con la política, pues, mientras su barrio se queda atrás, “en el Príncipe tiene Polifuncional, polideportivos, dos campos de fútbol y ahora hablan de una piscina”. El problema, reflexiona Sohora, es que “Alí y Fati dividen el voto musulmán”.

A las puertas del barrio, esperando sobre su moto, Bradedin (31 años), militar, vota siempre. “Sobre todo desde que las cosas están así”, dice recordando “las elecciones que se repitieron”.  No aclara a quién vota pero sí a quién no votaría. Lo único que tiene claro es que desconfía de los políticos y le da igual quién ostente el Gobierno, “mientras nuestros derechos estén intactos y mis hijas tengan qué comer”.

Juan Carlos I (1 de 2)Poblado Regulares ostenta el dudoso honor de ser la barriada menos participativa, pero los barrios vecinos no desmerecen. Siguiendo la avenida en obras de Capitán Claudio Vázquez, que Tragsa mantiene abierta en canal desde hace meses, empieza Juan Carlos I. Allí la participación apenas superó el 36 por ciento en 2016 y, como en Poblado de Regulares, son los mayores quienes votan sin falta en cada cita electoral, mientras los jóvenes pasan de largo.

“Son todos unos rateros los políticos, si les pides algo miran para otro lado, pero para pedir el voto se meten hasta en tu casa”.

Abdellah (64), Lassed (67), Laarbi (67) y Abdelazid (55) están de tertulia vespertina a la sombra de la mezquita de Sidi Embarek. Todos votaron el 28A y todos votarán el 26M, pero su discurso es el mismo que el del joven que no ve motivo para votar: “Son todos unos rateros los políticos, si les pides algo miran para otro lado pero para pedir el voto se meten hasta en tu casa”, espeta Laarbi, que a pesar de todo votará.

Antonio (79 años) entiende el desapego de la política: “Están escarmentados”. Pero él está convencido de que “España necesita algo que levante el país”. Pero el panorama no es alentador, admite. “Cada día hay más partidos y se recurre al manotazo y nadie mira por el pueblo”. “Va a pasar como con Godoy, hay una decadencia total”, augura retrotrayéndose a los tiempos de Carlos IV. “La gente tiene miedo”.  Para José, 54, vecino de Juan Carlos I, “la gente está harta de promesas”; su amigo y compañero de sombra, Miguel, cree que “los jóvenes son muy flojos y pasan”.

Mohamed, 20 años, no ha votado ni votará. “La política no me sirve para nada, no me da trabajo”, explica con rabia

Juan Carlos I (2 de 2)Al otro lado de la acera, al amparo de otra sombra, un grupo de chavales mira con desconfianza al periodista que se acerca libreta en mano y cámara en bandolera. De seis sólo tres tienen edad para votar.  Uno, entre risas, asegura que “yo quiero a VOX”, recurriendo al eslogan del partido de ultraderecha. Mohamed, 20 años, no ha votado ni votará. “La política no me sirve para nada, no me da trabajo”, explica con rabia, para poco después, también entre risas, proclamar un “viva el PSOE”. Con ellos, más maduro, Yuhir, de 26 años, afirma con seguridad que ha votado en todas las elecciones, aunque admite que “la gente no ve motivación en la política y no ponen de su parte para que los jóvenes la entiendan”. Jóvenes, apunta, “que no encuentran trabajo y se tienen que ir”. “A Alemania”, apunta otro.

“Mucha promesa y poco hecho”, resume junto a un kiosco en Sidi Embarek, Mohamed, de 35 años, “en paro, con cuatro niños, una mujer y un alquiler”.  Él votó al PSOE el 28A, es lo que había que hacer, “porque vienen los racistas de VOX que quieren cerrar mezquitas y echar imanes”. Eso sí, lo cortés no quita lo valiente: sabe que “cuando llegan al poder ya no quieren saber nada”.

Su amigo ‘Pintiño’, 41 años, también padre de familia en el paro, no ha votado jamás y no pensaba hacerlo, pero, paradojas de la democracia, le toca ser presidente de mesa en Loma Colmenar el próximo 26 de mayo “y te ponen multa sino vas”. Así que esta vez no le queda más remedio que votar. “Pero votaré en blanco para que salga el más hijo de puta”, sentencia guasón para risa de todos, también del reportero. Donde fueres haz lo que vieres.

“Preferiría una dictadura, para lo que vale votar, va en serio, en Marruecos tienen una dictadura que no es como la de Franco y están bien, no están tan mal”

Los Rosales (1 de 1)Pese a los últimos ejemplos recogidos, cuesta encontrar alguien que no vote puntualmente. O los datos mienten, no sería la primera vez pese a su fama de sinceros, o la participación electoral son como los documentales de La 2, eso que todos decimos ver religiosamente. De vuelta a Poblado Regulares nos topamos con Mustaffa (54) y Mohamed (79). Ambos  votan cada vez que es menester, aseguran,  y ambos se encogen de hombros cuando se les pregunta por qué creen ellos que su barrio aparece entre los menos participativos en las citas electorales. “Depende de la vida que hayas tenido”, baraja Mohamed sin dejar de arrastrar una bombona de butano calle abajo, sin saber que está retratando a Abdellah, 22 años, vecino de Poblado Regulares, como ellos y que no ha votado ni votará, harto de todo y de todos.

Abdellah confunde al periodista con “otro político”. Acaban de pasar la comitiva de Coalición por Ceuta-PDSC “y ya les he dicho que si votara lo haría en blanco”. ¿Por qué?, preguntamos. ¿Para qué?, responde.  “Llevan dos años con la obra”, dice señalando la reforma de la avenida Capitán Claudio Vázquez, “y dos del barrio han trabajado ahí y de vigilante nada más, traen a gente de fuera, qué ganas voy a tener de votar”. 

Abdellah es el retrato robot de la abstención, joven, en paro, como mucho con algún empleo ocasional desde que tiene edad de trabajar y desencantado de la vida. Como decía el viejo Mohamed unas líneas atrás: “Depende de la vida que hayas tenido”. Pero Abdellah es también el retrato robot de lo que según el CIS son los principales problemas de Ceuta a juicio de los ceutíes: el paro y los políticos. Y no es que este veinteañero ceutí viva de espaldas a la política. Vive solo de espaldas a los políticos y sus urnas. Conoce perfectamente el espectro político de Ceuta y, aunque “todos son iguales”, sabe a quienes no quiere ni en pintura: VOX. “Pero no me asustan”, puntualiza, “a mí no me tiene que venir un político a decirme si soy o no soy español”.

Pero el desapego con la clase política de Abdellah esconde una pulsión oscura alimentada por el desencanto, un nihilismo que opta por la solución fácil, aunque tenga un alto precio: “Preferiría una dictadura, para lo que vale votar, va en serio, en Marruecos tienen una dictadura que no es como la de Franco y están bien, no están tan mal”.  El joven se reafirma si se cuestiona su afirmación. “Para esto, preferiría una dictadura”, insiste.

La próxima vez que se pregunten por qué se expande el populismo totalitario, recuerden a Abdellah.

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