Los agentes se entrenan en conducción experta para sacar más rendimiento a sus vehículos

Los agentes se entrenan en conducción experta para sacar más rendimiento a sus vehículos
Las maniobras se realizaron en la ampliación del Puerto

- LA UFP celebró una sesión de un curso de conducción en el que agentes de todos los cuerpos aprendieron a realizar maniobras evasivas y cambios bruscos de dirección

- El instructor del curso reclama una mayor exigencia desde las autoescuelas como sucede en los países nórdicos


El pasado martes una docena de agentes de la Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local y Policía Portuaria participaron en una jornada de formación práctica para mejorar sus habilidades al volante gracias al curso programado por la Unión Federal de Policía (UFP).

“El Objetivo del curso es mejorar la conducción que tenemos que hacer nosotros y mejorar y aprender algunas técnicas nuevas y corregir los malos hábitos en seguridad que teníamos la mayoría. Desde coger el volante hasta la forma de colocarte en el sillón”, explicó el promotor del curso Miguel Guerra de la UFP.

Esa forma de colocarse en el sillón pasa por ir lo más bajo posible para alejar la cabeza del techo y de la parte superior del marco de la muerta, lugares más probables de impacto de la cabeza en caso de accidente. Pero eso sí, con la espalda bien recta, lo ideal en ángulo de 90 grados con las piernas. La razón es porque es la espalda y el culo la que envía información al cerebro sobre el movimiento o descontrol del coche y lo hace tomando como referencia un supuesto eje imaginario que atravesaría el vehículo en vertical de arriba abajo y sobre el que en realidad gira. Si la postura de la espalda es más tumbada la información llega distorsionada y las decisiones que se toman son peores.

Son elementos de seguridad pasivos y activos a mejorar, como la forma de ponerse el cinturón o la importancia de llevar el pie izquierdo no sobre el embrague en todo momento y sí apoyado en el denominado cuarto pedal, el reposapíe. Un apoyo que evita lesiones graves en la espalda en caso de accidente al impedir el denominado efecto submarino y que el cuerpo se escurra del asiento hacia abajo.

Y quizás lo más importante a conducir con anticipación, mirando a dónde quiere ir el conductor y no justo lo que tiene delante como si estuviera aparcando.

“Nuestro principal objetivo es que todas aquellas personas que tengan un vehículo como herramienta de trabajo tengan una formación que no sea sólo la de autoescuela. Tienen unos riesgos más pronunciados que los normales. Riesgos mayores que cualquier conductor particular. Y yo les enseño a tener unos conocimientos mayores sobre la conducción”, fijó el instructor Loic Sabater.

El curso fue más allá de cómo sentarse o coger el volante correctamente y puso en la coyuntura práctica a los alumnos de practicar contra volantes y cambios de dirección bruscos, la denominada maniobra del contrabandista o la vuelta californiana, entre otros.

Maniobras que les servirán a los agentes en situaciones extremas, poco habituales, pero que alguna vez se dan y sobre todo a tener más confianza y sacarle más partido al coche, una herramienta más de su trabajo.

“No se les puede acusar de no ser conductores seguros al no tener conocimientos porque quizás nadie se ha preocupado en formarlos”, excusó Loic Sabater.

Y es que en algunos países como los nórdicos (Suecia, Finlandia o Noruega) donde la nieve es un elemento habitual durante muchos meses del año al tomar el coche, en las autoescuelas se exige y se enseña a derrapar y a usar el contra volante. “Aquí no tenemos nieve, pero la gente sigue muriendo en la carretera”, subrayó Sabater.

“La conducción no deja de ser una habilidad y como tal tiene que desarrollarse. Es increíble que un contra volante se vea solo en teórica, raya la negligencia. Se tiene que ver y se tiene que experimentar porque muchas personas cuando lo viven es lo última experiencia que tienen”, abundó el instructor.

Sabater cree que una de las cosas que se consigue con estos cursos es eliminar el factor sorpresa que produce un bloqueó en los conductores que se ven envueltos en una situación de derrape o pérdida de control del vehículo:

“Lo que se gana es habilidad, en sensaciones. El susto es en un 80 por ciento de los casos el que nos bloquea en carretera y hace que acabemos en accidente. Al haber quitado el miedo en uno de estos cursos, perdemos esa capacidad de sorpresa y bloqueo, ya están acostumbrados y es mucho más fácil que estas personas no se vean bloqueadas en ese momento y no acabe en accidente de tráfico”, aseveró Sabater.

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