El Proyecto ICI de Encuentro Comunitario lleva cuatro años trabajando en Ceuta, en los barrios de Hadú y La Almadraba, “tejiendo comunidad” explica Lucía Galán, coordinadora del proyecto en Cruz Roja, impulsora de la iniciativa en el marco de un proyecto de la Fundación Social La Caixa y con el apoyo de la Ciudad y con la participación de instituciones, asociaciones, oenegés o la Policía Nacional. El objetivo es, en tres palabras: provocar encuentros improbables.

En la sala  de usos múltiples se han reunido medio centenar de personas, representantes de todas las entidades que participan en el proyecto ICI, desde los chalecos rojos de Cruz Roja, migrantes subsaharianos de Elin, a menores Extranjeros no Acompañados, miembros de Andalucía Acoge, agentes de la Policía Nacional, asociaciones de vecinos de Hadú y Almadraba, un cruce de orígenes, colores y credos dispares, una colección de encuentros improbables, difícil de ver interactuando juntos incluso en Ceuta, una ciudad de 20 km cuadrados como Ceuta. Están aquí para poner en común su trabajo estos años y compartir sus propios proyectos con los demás.

Cuatro años de trabajo que empiezan a da sus frutos, no solo en el número de participantes en las actividades en la barriada, sino en la implicación de las familias, explica Galán: “Antes venían a ver, escuchar y consumir las actividades,  pero con el paso del tiempo y con los grupos de trabajo, creando vínculos positivos  entre las familias y colectivos de la tercera edad o jóvenes con chavales del CETI, etc, se ha conseguido que esas familias se impliquen más y la toma de decisiones ha pasado de ser vertical a cada vez más horizontal”.

El Proyecto ICI busca, en definitiva, “convivencia intercultural ciudadana”, no solo a nivel de barrio o individual, sino también ofrecer el apoyo de recursos técnicos institucionales, para mejorar las relaciones entre las personas, “lo que entendemos por crear comunidad”, explica Lucía Galán.

Una comunidad que van tejiendo poco a poco, quizá con el recuerdo del barrio de nuestra niñez en la memoria, pero ahora el barrio es multicultural, diverso, y hay que ir tejiendo con paciencia para que esos encuentros improbables terminen formando una comunidad.