Del burkini al topless: la mujer en el punto de mira en Ceuta

Del burkini al topless: la mujer en el punto de mira en Ceuta
Imagen cedida por un lector de Ceutaldia.com

- Aumenta el número de mujeres que opta por la polémica prenda islámica mientras sólo las valientes se atreven a quitarse el bikini y nunca solas

- Aunque ninguna ordenanza lo prohíbe y sería legal, los pocos nudistas ceutíes dudan que la realidad social esté preparada para abrir una playa a la práctica del nudismo

- Fatima Hamed, Mayda Daoud, Mohamed Ali o Yolanda Bel defienden la libertad personal para elegir lo que se prefiera sin molestar a nadie


En 1948 se documentó en Santander el primer bikini visto en España. Fue el fotógrafo Joaquín del Palacio en la playa de la Magdalena, aún hoy conocida como la Playa de los Bikinis en recuerdo de aquellas primeras turistas francesas. Ya después, mucho después, en los años sesenta, llegaron las suecas y el definitivo reinado del bikini más o menos recatado; ya entrados en la democracia llegó el topless, los nudistas salieron de sus escondrijos y, salvo la excepción del infausto ‘triquini’, las prendas de baño se fueron haciendo cada vez más diminutas. Pero llegó el siglo XXI y el proceso regresó de pronto a la casilla de salida: el Burkini, la vuelta a las playas de los códigos morales.

El burkini, inventado en 2003 por Aheda Zanetti una diseñadora australiana de origen libanés , ha pasado de ser alimento para memes malintencionados a objeto de debate y ahora también de polémica tras la prohibición de su uso en las playas de Cannes por considerarse una prenda islamista. Un debate que avanza en los medios de comunicación encendiendo a las redes sociales y, de paso, convirtiéndose en una moda imparable entre las mujeres musulmanas, abriendo un nuevo y suculento mercado en la moda de baño. El burkini en España es de momento anecdótico, pero no en Ceuta, donde cada vez más mujeres se decantan por esta prenda islámica, y que en muchos casos lucen las turistas marroquíes en el Parque Marítimo del Mediterráneo.

Y, pese a algunas quejas, es perfectamente legal. Esto no es Cannes. Lo confirma el consejero de Gobernación, Jacob Hachuel, consultado por Ceutaldia.com. “Vestir un burkini es legal, siempre, claro, que sea una prenda de baño no hay ningún impedimento, otra cosa es ropa de calle, eso sí está prohibido”, matiza.

Y, aunque a un nudista convencido (como el que suscribe) el burkini pueda parecerle una aberración sexista, es al fin y al cabo un bañador… aunque sólo deje a la vista pies, manos y rostro. Está realizado con la misma tela que una prenda de baño, lo que la hace mucho más práctica y cómoda que bañarse con unas mallas y una camiseta, explica tímida Fatima, una joven que no lo usa “aún” pero que ha comprado uno por Internet. Hasta ahora, como tantas, se bañaba con unos leggins, una camiseta y el hijab. Y no son baratos, desde los 30 euros de los más sencillos (el de Fátima) a los más de 150 de los más sofisticados, pasando por los 70 euros que cuestan los ‘originales’ de Aheda Zanetti. Y la moda sigue avanzando: Mark&Spencer, H&M, Speedo o Arena tienen ya sus propias líneas de burkinis. El mercado islámico es un nuevo filón: Según el Reporte Global de Economía Islámica de 2015 y 2016 , los compradores musulmanes de todo el mundo gastan unos 260.500 millones de dólares en ropa al año y representan el 11% del mercado global. A este ritmo, el informe, elaborado por Thomson Reuters y DinarStandard, augura que el volumen de gasto crecerá hasta los 427.250 millones en 2019.

En el punto de mira

Una vorágine que, inevitablemente, tiene siempre a una mujer en su epicentro. Cuando una bañista se acerca a la orilla ataviada con un burkini, sea en la playa o en el Parque Marítimo del Mediterráneo (más habitual) decenas de miradas la enjuician. Paradójicamente, justo lo contrario de lo que presuntamente busca el burkini: ocultar a la mujer.

“El burkini mal, si te bañas con ropa tampoco puede ser, te bañas en topless y ah! mal... siempre el foco de atención sobre la mujer”, resume Mayda Daoud, diputada del PSOE y Vicepresidenta Segunda de la Asamblea. “Es y debe ser un tema de cada mujer, no hay más”, zanja Yolanda Bel, secretaria General del PP. “Siempre y cuando sea una decisión propia que cada cual haga lo que quiera”, precisa Rocío Salcedo, diputada del PP y Vicepresidenta Primera de la Asamblea. “Si una mujer decide ponerse cualquier prenda, como si no quiere ponerse ninguna, no hay que prohibir nada. Estamos ocupando un espacio que no nos corresponde, es un espacio en el que tienen que decidir las mujeres”, alega Mohamed Ali, portavoz de Caballas.

Dos caras de la libertad Imposición, identidad cultural, machismo, obligación moral, patriarcado, sumisión... suelen ser los argumentos más extendidos. Pero da igual en qué dirección se opine, curiosamente todos usan la libertad como argumento central. En el caso los consultados por Ceutaldia.com todos, por unanimidad, se decantan por el vive y deja vivir.

“Creo que cada uno debe decidir qué se pone o qué deja de ponerse; si alguien quiere usar un bañador de cuerpo entero, nadie debería prohibírselo, lo único que se podría exigir es que cumpla con las normas sanitarias exigidas a cualquier traje de baño. Cada persona es muy libre de vestir como desee”, reivindica Fatima Hamed, líder de MDyC. “Yo me baño como me da la gana, si me siento más cómoda con burkini o con bikini es mi decisión, más allá de comentarios machistas, y opiniones ancladas en el patriarcado siempre juzgando a la mujer”, afirma la socialista Mayda Daoud.

No tiene la misma visión de la libertad su compañera de partido Sandra López, miembro a su vez de la hiperactiva asociación Búscome: “Hay dos debates, uno de ellos es si de verdad es o no una imposición. Y el otro es la respuesta que debemos dar ante ello”, precisa, señalando que, en su opinión estamos ante una más que claro caso de “patriarcado y machismo”. “Quizás son muy pocas las mujeres que lo hacen libremente, aunque ellas mismas tengan la sensación de libertad, pero este sería otro debate muy largo”. “A mí sí me produce una sensación de incomodidad porque pienso que están sometidas”, confiesa, “pero eso no me da el derecho a rechazarlas. Todo lo contrario. Es la mujer la que tiene que decidir cómo quiere vestir en cada momento y la liberación, si es que hay opresión, debe de salir de ella”.

Eso sí, añade Sandra López, “la libertad no se mide por los metros de ropa que lleves, también hay patriarcado y machismo en los tacones de aguja o en la transparencias de Cristina Pedroche”.

El Burkini a debate

También entre los ceutíes musulmanes hay cierto debate acerca del burkini. Un debate “artificial” a juicio de Mohamed Ali. “Es un debate artificial sostenido sobre premisas falsas. La primera es plantear el burkini como una cuestión eminentemente islámica cuando es una cuestión de la mujer, es la mujer la que ha creado el burkini para bañarse y es la mujer la que, partiendo siempre de esta premisa, la que decide ponérselo, no es que el Islam tenga previsto el burkini para bañarse en la playa”. La segunda premisa falsa es la utilizada por el Ayuntamiento de Cannes para prohibir su uso en las playas. “La otra premisa es que el burkini es una forma de enaltecimiento del terrorismo del Daesh etc, etc. .. Lo que creo que evidencia un desconocimiento total de lo que es DAESH, que no contemplaría en absoluto que una mujer fuese a la playa con burkini o sin burkini”, compara Ali.

Tarek, ceutí, ciudadano de a pie, en cambio duda de la inocencia de la irrupción del burkini. “Es una cuestión de preservar nuestra cultura, la musulmana europea y hay que diferenciar las cosas y las prendas, más que nada porque unas están ligadas a nuestra cultura, el hijab, y otras, como el burkini, vienen impuestas por el petrodólar saudí, que para mí representa el wahabismo”

 

El Burkini es legal ¿Y el nudismo?

Nada prohíbe ir cubierto de pies cabeza en una playa, ni tampoco nada prohíbe ir completamente desnudo. Ceutaldia.com ha repasado las ordenanzas, ha consultado al Gobierno y ni rastro de prohibición expresa ni tan siquiera una mención. Las Ordenanzas sobre el buen uso de los espacios públicos permiten “Usar libremente los espacios públicos de la ciudad y a ser respetados en su libertad” y no permiten actividades “que puedan causar molestias”.

Pero aunque la ley lo permita no hay precisamente demanda en Ceuta y, además, los nudistas consultados (casi todos amigos y conocidos ya que es complicado identificar a un nudista fuera de la playa) dudan muy mucho que “la realidad social esté preparada”. “Los musulmanes y los ceutíes conservadores, que son muchos, pondrían el grito en el cielo, seguro”, reflexiona Santiago, veterano nudista que recuerda que antes sí había en Ceuta una playa frecuentada por nudistas, la cala de Fuente Caballos, a la que hoy se accede por una pasarela desde La Ribera. “Esto es muy pequeño, es una isla y la gente es muy conservadora”, apunta a su lado Marisol. “No se puede”, “no creo que lo vea”, “aquí imposible”, son las respuestas mayoritarias de los nudistas interrogados, muchos de ellos visitantes de las vecinas playas gaditanas. Y es que son muchas las diferencias que separan a las playas caballas con las del otro lado del Estrecho, especialmente desde Tarifa a Cádiz donde cada verano la costa gaditana se viste de ‘Cadizfornia’ y se convierte en el paraíso de todos los placeres estivales, entre ellos el nudismo.

En cambio muchos de los políticos consultados sí lo ven plausible. Para Yolanda Bel no sería un problema aunque cree que el problema sería el espacio. “Si todo el mundo pide una, no van a quedar playas”, alega, aunque se atreve a señalar una candidata a playa nudista: la de Santa Catalina. Jacob Hachuel no ve problema legal, aunque no cree que haya una demanda, si la hubiera propone el Sarchal como candidata. Mohamed Ali cree, en cambio, que no estamos tan lejos de esa convivencia, en este caso coexistencia. “No somos conscientes de que ya se da. En Ceuta y aquí al lado en Marruecos se dan las dos realidades. He visto en playa Benítez a mujeres bañándose en burkini, o tapadas, que cada una se elige su ropa, y al lado una chica en topless. Y te vas a Almina, aquí al lado, en Marruecos y hay bikinis y burkinis”. Para Mayda Daoud no es tan sencillo: “No creo que la mentalidad de Ceuta esté preparada, por mí ole, pero no lo veo”. Para Sandra López entra en juego la doble moral: “No creo que la sociedad de Ceuta esté preparada para poner una zona nudista, aunque muchas de esas personas luego se vayan a una por la costa de Cádiz, Malaga o Almeria. ¿Algo parecido a lo del aborto, no? Estoy en contra pero luego pago a una clínica privada”.

Fatima Hamed, en cambio, aunque sí defiende la libertad individual, prefirió regatear la pregunta sobre si Ceuta estaría preparada ante la posibilidad, teórica, de abrir un espacio al nudismo. “No olvidemos, que la base de cualquier sociedad democrática está en la libertad del individuo, del ser humano, siempre he creído que si no se hace daño ni se perjudica a nadie, cada cual puede hacer lo que quiera”, alega la líder de MDyC. No quiso r más allá.

Una presunta viabilidad que provoca carcajadas en quienes conocen Ceuta y practican el nudismo: “¿Cómo va a ser viable una playa nudista en Ceuta si hay que echarle valor para hacer topless?”, zanja María, ceutí y nudista habitual.

Sólo las valientes hacen topless

Hace unas semanas la centralita del 112 recibió una inesperada denuncia. Un vecino de Benítez reclamaba escandalizado la presencia de la Policía para que arrestaran a una mujer que hacía topless en la playa en frente de su casa. Ni qué decir tiene que la peligrosa bañista, con unos encantos capaces de turbar a un varón a más de cien metros de distancia, no fue detenida y el reprendido fue finalmente el ‘denunciante’. Una historia que parece en blanco y negro pero sucedió hace sólo unos días. Una anécdota, sonrojante, que permite visibilizar el otro lado del debate. Las mujeres que no quieren taparse porque quieren un bronceado sin marcas o simplemente porque no les da la gana.

¿”Hacer topless en la playa en Ceuta? Ni de coña, voy al parque que me siento más segura, hay vigilancia”, explica Eva, “lo hago hace años, me da una sensación de libertad”. Pese a todo, “últimamente” ha tenido que lidiar con algún que otro problema en el Parque Marítimo del Mediterráneo al ver que lo que parecía un inocente selfie de unos turistas marroquíes la tenía a ella de fondo. “Te miran como si fueses un alien”, se indigna, “yo si voy a Marruecos sé que no puedo hacer y no lo hago, que vengan de donde quieran, pero que sepan comportarse”. “Cómoda cada vez menos, no he llegado a tener ningún problema, pero ser consciente de que te miran o que estás sola rodeada de gente vestida cortas un poco”, relata Amparo, madrileña afincada en Ceuta. “Sola no lo hago, no hay narices”, se ríe.

No son una excepción pero son muy pocas las que se atreven. Todas las consultadas no lo hacen nunca solas, tanto es así que la mayor parte de quienes van solas al Parque Marítimo del Mediterráneo se agrupan en una misma zona de las piscinas. Y son muchas las que no lo hacen en Ceuta y sí cuando cruzan el Estrecho. “Ceuta es el único sitio en el que me siento incómoda haciendo topless, a veces me pongo la parte de arriba para bañarme algo que no haría en otra playa; yo no molesto a nadie pero si salgo del agua y te están mirando unos con cara de odio y otros mirándote las tetas resulta incómodo y no tengo porque estar incómoda por los prejuicios de otros, que estamos en el siglo XXI”, reflexiona María. “No merece la pena, te sientes como un objeto”, apunta Marina.

Aunque no siempre se trata de presión social, a veces se encarga de eso tu propio pudor, así lo confiesa Lorena. “Yo fuera sí lo hago, pero si estoy con amigos o hay gente que conozco no lo hago, y aquí en Ceuta ni loca, puedes encontrarte con un cliente o con un vecino, qué vergüenza, aquí nos conocemos todos”.

Problemas, bien sea el burkini, el bikini o las miradas indeseadas e indeseables, que no han de sufrir los hombres. Aunque, quien sabe, quizá el año que viene estamos hablando sobre el penekini. Y no es broma.

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