ASÍ SUENA EL CAÑONAZO

El cañón que trabaja de reloj

El cañón que apunta a Jebel Musa es un Otto Melara 105/14 mm, capaz de dar en el blanco a más de 10 kilómetros. Pero es inofensivo, en realidad trabaja de reloj. Cada mediodía su labor es dar la hora, solo una: las 12 en punto, la hora del Ángelus. Una tradición centenaria,  interrumpida desde junio por falta de presupuesto para la compra de la pólvora de las salvas, pero este jueves primero de febrero ha vuelto al trabajo.

No se sabe lo que se tiene hasta que se pierde y al cañonazo de las 12 se le ha echado de menos estos ocho meses, por eso en su regreso el cañón ha estado acompañado por la tropa de los medios de comunicación, prestos para captar la cuenta atrás y el estruendo en una toma privilegiada, encaramados en las almenas de la fortaleza, con la ciudad entera a los pies del cañón.

El cañón duerme bajo una lona en un cobertizo a pie de muralla y cada mañana, la dotación completa que lo maneja, seis hombres (sirvientes, en jerga militar) se encargan de colocarlo en su lugar, protegido y calzado por unos sacos terreros y de sincronizarse con la hora antes de comenzar la cuenta atrás y disparar, tapando con su estruendo a las campañas que tocan a mediodía en la ciudad. Apenas cinco minutos de trabajo y el Otto Melara vuelve a su funda.

No es su única labor, claro. El cañón está preparado para entrar en combate (con pegatina de la ITV pasada, por cierto) y habitualmente se usa en maniobras y prácticas de fuego real, recientemente en Chinchilla, próximamente en Zaragoza.  Su labor en el campo de batalla es la de artillería ligera. Un cañón ágil y (relativamente) manejable para atacar y replegarse que requiere de una dotación de seis hombres para su manejo. También para dar la hora.

Ceuta es una de las diez ciudades en el mundo que aún conservan esta tradición. En la actualidad la salva se hace desde la fortaleza del Hacho, terreno vedado a los civiles, pero que antaño se hacía desde el Parque de Artillería, junto a la Comandancia, donde hoy aún hay un cañón y desde donde se disparaban diariamente tres salvas de cañón, al amanecer, al mediodía y al cerrar las puertas de la ciudad.