El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes ha amanecido este jueves con el espíritu de los días que pueden ser grandes. Con el cartel de festivo colgado de las paredes y de la frente del personal y de los residentes, y con un montón de autoridades vinculadas en su trabajo al centro que han acudido a compartir tiempo con los habitantes del centro para celebrar el Día de África.

Un día para pensar en positivo y dejar en el cajón del olvido por un momento penas e historias de largos viajes en busca de un mundo en el que tener una vida mejor.

A eso de las 10.45 horas en el salón de actos del centro se reunían buena parte de esas autoridades con el delegado del Gobierno a la cabeza, Francisco Antonio González, el director del centro, Carlos Guitard, comenzaba un discurso para dar salida a los actos festivos y lo hacía sin esconder los datos que explican el CETI y su presencia en él de un montón de migrantes en busca de fortuna. Pobreza, plagas, guerras, prostitución, penas y más penas recogidas en estadísticas varias, “datos realmente terroríficos”, ha apostillado instantes después el propio González durante su discurso.

Pero el objetivo de este Día de África era precisamente acercarse a la realidad del continente africano desde otra perspectiva bien distinta.

“Con las actividades que hoy realizan los residentes del centro pretenden mostrarnos África desde una perspectiva positiva y optimista que se aparte de prejuicios y estereotipos que se han vinculado a las realidades africanas durante demasiado tiempo. Todos los que trabajamos en el centro nos sentiríamos más que satisfechos si con esta celebración contribuimos a fomentar el debate a todos los niveles sobre el continente y sus habitantes aunque sea mínimamente y siempre de la mano de los propios africanos”, ha explicado Guitard.

El delegado del Gobierno ha recordado que este mes de mayo se cumplen 50 años desde aquel mayo de 1963 en el que buena parte de los dirigentes de este continente del tercer mundo se reunieron en Adís Abeba para crear la Organización para la Unidad Africana de la que hoy es heredera la Unión Africana. Allí tiraban del carro dirigentes cuasi mitológicos de un continente conformado por países cuyas independencias eran recientes como el Emperador de Etiopía, Haile Selassie I, Kwame Nkrumah o Gamal Abdel Nasser.

El delegado se ha sumado al espíritu de la celebración inentando darle la vuelta al calcetín de la realidad africana para enfocar el asunto lleno de optimismo:

“Muy ciego tuvo que estar aquel que llegó a África por primera vez y lo denominó el continente negro. Nada más lejos de la realidad. Es el continente con mayor color que existe en el mundo. Sólo hay que ver los ropajes, las vestimentas, la forma de vestir, la forma de pensar del continente de color, pero de colores en este caso. Porque esa eclosión de colores que en las distintas naciones de África se ven todos los días, es un poco el reflejo de ese corazón inquieto, alegre, de este continente en el que estamos, que somos parte de ese continente africano y de sus poblaciones. Yo sinceramente y a pesar de los datos que ha dado el director que son una realidad palpable, es difícil ver a estas personas cuando llega el momento de disfrutar de la vida con una cara apagada. Es una cara de ilusión, de absoluta alegría, y eso es lo que nos deben de transmitir y eso es lo que debemos de pretender”, ha arrancado su discurso el delegado.

González también ha reparado para enfocar de forma optimista el asunto en la cuestión que más preocupa en el primer mundo, la economía. Así ha recordado que mientras occidente está en recesión, en África, el conjunto de países en el que viven mil millones de personas su economía crece al 4 por ciento. “Ya quisiera Europa estar creciendo al 4 por ciento”, ha apostillado, para desear que ese crecimiento sea sostenible y continuo para que “al final dentro de unos años veamos como esa inmigración, esta inmigración que vemos en el CETI, no se produzca. Y no se produzca porque no haya que salir de los países ni por las guerras, ni por los momentos económicos, ni por las situaciones desagradables, sino que seamos los blancos en este caso, también ciegos cuando dijimos lo del continente negro los que vayamos a disfrutar de ese color, de esa áfrica y de esos habitantes que es que son la alegría personificada”.

González dibujó la convivencia en el centro entre residentes y trabajadores como una “especie de hermandad”. “El día de África es una explosión de color. Bienvenidos al día de África”, ha cerrado González.

Tras los discursos y antes de la fiesta que aguardaban buena parte de los residentes, los presentes en el salón de actos han mirado con atención un par de vídeos uno con música y fotos de bellísimos paisajes naturales africanos y otro de animación, una especie de remake adaptado a África del tradicional cuento del príncipe encantado que en este caso no era un sapo si no una serpiente bajo el título de ‘El árbol Umdoni’.

En un bello ejercicio de convivencia alumnado del Santa Amelia ha participado en una lectura junto con algunos residentes del centro. Los residentes leían poemas de artistas africanos y los niños del Santa Amelia pequeños textos que habían trabajado en clase para acercarse a la realidad de África. Una visión, la de los niños no tan optimista como la que quizás pretendía la organización del día de África, pero que a buen seguro habrá hecho aflorar una cierta mirada consciente a la realidad de muchos millones de personas desde la compasión y la solidaridad, como se apreciaba en algunos relatos.