Cruz Roja ha clausurado este sábado por la mañana su Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural en Bermudo Soriano y la Almadraba con una gran fiesta en la plaza del primer barrio, que se ha volcado en la celebración. Hasta allí han trasladado los elementos con los que han venido jugando durante las dos primeras semanas de este mes de julio en tres centros educativos que han mantenido abiertos para favorecer la convivencia.

Se trata del tercer año que Cruz Roja desarrolla este programa que cuenta con fondos de la Obra Social de La Caixa. Un programa que “lo que pretende es favorecer la convivencia intercultural en las barriadas de acción (Hadú y la Almadraba)”, según ha explicado la coordinadora del proyecto, Lucía Galán.

Para ello, mejoran las relaciones entre la administración, los recursos técnicos y la ciudadanía. Y ponen en marcha “la Escuela Abierta de Verano. Estamos en 3 centros educativos durante 2 semanas haciendo que los centros se abran a la comunidad. Proporcionamos recursos técnicos y humanos para que desarrollen diferentes talleres de diferentes temáticas: educación comunitaria, salud comunitaria, hábitos de vida saludables, arte, también actividades circenses… Y hoy es la clausura, es el último día. Esto es un poco más lúdico, dirigido a jóvenes y familias.  Y Como veis están todas las actividades que hacemos en los centros educativos, pero en la calle”, ha explicado Galán.

La fiesta en la calle ha servido además de para que los niños sigan jugando, para dar cancha a otras asociaciones como la Española Contra el Cáncer (AECC), entre otras, para que ofrezcan información sobre sus actividades. Otro de los objetivos marcados dentro del proyecto de Cruz Roja.

La valoración que reciben los miembros de Cruz Roja es “muy positiva. Se nota mucho este año de trabajo en la programación comunitaria porque ha garantizado y consolidado y fortalecido  la participación y las relaciones. Entonces ha sido mucho más sencillo, lo que antes tardábamos a lo mejor dos meses lo hemos podido hacer en un mes.”, ha indicado Galán.

Esa agilidad llega gracias precisamente a hace partícipe a la vecindad en el diseño de las acciones a llevar a cabo. A esa actividad sumarán el año que viene la “evaluación comunitaria” para conocer de primera mano la valoración de quienes precisamente son los receptores finales de la iniciativa.

Y no sólo eso, porque la ambición y el objetivo último de Cruz Roja es la de sembrar más que la de dar trigo. Así se pretende que antes o después los técnicos de la entidad dejen de ser necesario y sean los vecinos los que lleven la iniciativa y acaben organizando la actividad sin necesidad de contar con la participación de un tercero.  Sería entonces cuando podrían mudar la actividad a otros barrios y ampliar así su repercusión en la ciudad. Pero de momento, de cara a al próximo ejercicio, el objetivo pasa por “consolidar la actividad y no dejar que se pierda lo ya hecho”.