CRÓMICAS DEL CORONAVIRUS

Día 5 de encierro. La cosa se pone seria

Día 5 de encierro. La cosa se pone seria
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La policía Nacional bloqueando el acceso al Paseo del Revellín este jueves por la noche.
La calle sigue vacía, cada día un poco más, y la policía comienza a parar a cada persona que está donde no debe

La distopía se ha vuelto rutina. Las calles vacías de personas y llenas de perros paseando a sus amos y agentes uniformados patrullando entre persianas bajadas son ya el pan nuestro de cada día. Sólo hace una semana se podía disfrutar al sol de un té o una cervecita, pero el estado de shock aleja el recuerdo y el tedio multiplica el tiempo. Hace bien poco podías darle un abrazo a tu colega e incluso caminar sin parecer que estás grabando un videoclip cuando te encontrabas a alguien por la calle. Este jueves la cosa se ha puesta seria. En Ceuta tenemos ya 5 casos positivos, todos leves, todos en su casa, pero hay más casos en estudio.

camoens noche vacio

Las autoridades se afanan en ir poniendo orden en este nuevo orden. Poco a poco se va sabiendo qué hacer, mientras se insiste en lo que se sabe desde el sábado que no se puede hacer.

Se sabe que la cosa se pone seria cuando Delegación insiste en que la gente ha de ir acreditada para justificar su presencia en la calle. Abundan las noticias en todos los medios de comunicación que advierten que la didáctica con el asunto de estar en la calle ya se acabó, de ahora en adelante lo que vendrá son las multas. Tanto así que una patrulla de la policía local para a una pareja de hombres que caminan rápido cuando pasan poco más de las 20 horas en la plaza de los Reyes. “Somos compañeros”, lo resuelven.

Los agentes, de momento, como tantos otros profesionales son inmunes al virus, a pesar de que ya se ha llevado por delante a un guardia civil. Caminaban más juntos que separados.

En esa plaza de los Reyes desértica a las 20 horas los vecinos saludan con palmas el esfuerzo y entrega de los sanitarios. El gesto es hacia ellos, pero tiene algo también de auto ánimo. De exorcizar el fantasmal día que ya acaba sin salir del hogar viendo pasar las horas mirando a la televisión, leyendo o pendiente de socializar a través del teléfono.

En esa plaza de los Reyes y sus calles aledañas resuenan los himnos en los balcones y también en un coche patrulla de la Policía Nacional que en lugar de sirenas proyecta por la megafonía el himno patrio. Si el virus no se asusta con eso, no sé con qué lo hará. Eso sí, esto es España, después del himno lo que atrona desde un balcón son los mitológicos payasos de la tele: “Hola don Pepito, hola don José, pasó usted por mi casa, por su casa yo pasé”. Esperemos que a don Pepito y a don José no les haya pillado la policía saltándose la cuarentena.

El cachondeo es bueno. En la calle Real, y en el resto de Ceuta a esa hora, son muchos los que han apostado por convertir sus casas en discotecas y disparan a la calle y sin pudor alguno música atronadora. Abunda lo discotequero. Que nos quiten lo bailado. Y seguro que ningún vecino se queja esta vez.

En la calle cuando cae la noche son auténticos focos de atracción los pocos comercios que pueden abrir. Se ven las farmacias a la legua con su luz verde recordando la excepcionalidad o los súper con sus cada vez menos personas entrando y saliendo a provisionarse para seguir el encierro.

Otro foco de atracción es la tele. Se ha erigido otra vez en la reina absoluta de las casas, la cuarentena agota tanto ocio que ha devuelto a la televisión un papel predominante sobre el internet y los móviles. Son muchas horas. Ahí están los compañeros de Radio Televisión Ceuta cubriendo todo en directo y compartiendo señal con el resto de medios para que dejemos de atestar las salas de prensa, vayamos a contagiar a alguien.

Mucho directo y mucho teléfono para el ciudadano, otra vía de escape, de socialización masiva y de bonitos gestos. Llama Mari Carmen, tiene 90 años, no encuentra mascarillas, Susana Hevia le dice que sí hay. ¿Dónde? Me pregunto yo en alto. Encontrar mascarillas, guantes, alcohol o geles desinfectantes para manos es una proeza.  De todos modos la OMS no cree necesario que los que no tengan síntomas anden por la calle con mascarillas, en general no se cree necesario andar por la calle. Pero Mari Carmen tiene otro problema, la compra. Tres llamadas después encuentra voluntaria para hacérsela. RTVCE es así. Hoy mismo la Cadena Ser Nacional ha procurado un encuentro parecido. La solidaridad está en las ondas, también en las ondas.

A Hevia le da el relevo Beatriz Palomo, me encanta el arranque: “jornadas de coronavirus”. Como dijo Coque Malla en las Murallas, “por qué no se me ocurriría a mí”. Luego dice que “los aplausos han ayudado a muchas personas a descubrir que en sus casas había ventanas”. Ahí igual ya exageremos, pero es que son muchos días y muchas horas.

Lo que sí parece claro es que las ventanas son hoy el auténtico muro social, con toda su paradoja y simbolismo. El vano en el muro sirve para asomarse a lo que antes nos pertenecía y no valorábamos, la calle. La cosa se va poniendo seria y el personal se lo va tomando en serio también. Un vecino lleva dos días con la moto tumbada por el levante y está claro que no ha salido ni a pasear mascota, porque ahí sigue.

moto tumbada por levante

La cosa se ha puesto seria no sólo para salir a la calle sin cruzarte con el requerimiento policial de turno para que te justifiques. Se ha puesto seria para el taxista que agoniza en su parada de cara de un turno de noche que se prevé más que tranquilo, ruinoso. O para el comercio que ha cerrado o también para la panadería, me dicen en mi obrador más cercano que han bajado la producción exactamente a la mitad por el cierre de la hostelería. Pero ahí siguen amasando pan diario mientras los demás sólo amasan tiempo muerto.

Y así, mañana será viernes, pero parecerá año nuevo otra vez, sólo que sin resaca. Y es que a muchos cada día se les está haciendo como un año de largo.

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