Una familia supuestamente desterrada en 1975 tras un atentado reclama Justicia histórica a España

Una familia supuestamente desterrada en 1975 tras un atentado reclama Justicia histórica a España
La familia, este lunes, en la Plaza de los Reyes.

- Una anciana, tres de sus hijos y tres nietos piden a la Delegación la aplicación de la Ley de la Memoria como presuntas víctimas de un exilio forzoso que les obligó a irse a Marruecos "por motivos religiosos"

- La Delegación abre una investigación para aclarar las circunstancias del relato de los descendientes del militar de Regulares Tahar Benaisa, nacido en Ceuta en 1926


Durante la segunda mitad de la década de los setenta, Ceuta fue escenario de cuatro atentados con bomba. Uno de ellos se cobró, la tarde del 26 de junio de 1975, la vida de Fernando Fernández Moreno, al que alcanzó de lleno el artefacto colocado junto a la antigua Comandancia de Marina. Nunca hubo identificados o detenidos responsables concretos de aquella muerte y de los cerca de 20 heridos registrados hasta los ochenta.

No obstante, algunos sí pagaron por ellos aunque sobre su historia existe una nebulosa histórica que ahora pretenden aclarar y restañar. Ninguno de los historiadores locales consultados por Ceutaldia.com recuerdan con precisión un relato parecido al suyo, del que existen vagas referencias de oídas en la memoria de algunos abogados.

Mohsin Tahar apenas tenía 9 meses, hoy 39 años, cuando el 4 de julio de 1975 su familia, los descendientes de Tahar Benaisa Mohamed, nacido en Ceuta en 1926, de adulto soldado de Regulares como antes lo había sido su padre, fue recibida como refugiada en Dar Riffien, en Castillejos, al otro lado de la frontera.

Su expulsión, “destierro” según lo describen en la documentación aportada a la Delegación del Gobierno y a cuyo contenido ha tenido acceso Ceutaldia.com, fue un “desplazamiento forzado” que se produjo nada más acontecer el atentado que mató Fernández Moreno a los 25 años, supuestamente reivindicado ante France Press por una mujer que señaló como autor al denominado Frente de Liberación Marroquí y sobre cuya autoría también se ha trabajado la pista de ETA.

“Las autoridades”, recuerda en la Plaza de los Reyes junto a su madre (Malika Buselham), sus hermanos Munir (que también dice estar dispuesto a iniciar una huelga de hambre) y Nabila y tres sobrinos, “nos acusaron a los musulmanes de Ceuta, sin cometer ningún delito, sólo por motivo religioso después de la explosión de una bomba por ETA, y algunas familias fuimos desalojadas por la fuerza de nuestras casas en la ciudad y desterradas a Marruecos en una clara violación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que establece que ‘nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado”.

De lo que fue en la Agrupación Norte del Príncipe Alfonso la casa de Tahar Benaisa, número de afiliación 5.559 como soldado español de 1920 a 1950, no queda hoy nada más que el solar donde se ha habilitado una rotonda. Lo que queda de la familia tiene, sin aparente orden ni criterio, nacionalidad española o marroquí, por origen o por opción, y reivindica la aplicación de “la Ley de la Memoria Histórica”.

En concreto, por este orden, una “reparación del daño causado por el desplazamiento forzado, por la pérdida de derechos, por la pérdida de nuestra vivienda, por la duración del destierro y por ponernos en riesgo como familia y como menores españoles de origen”.

La "injusticia" de los exilios franquistas

“Todos somos víctimas de la época de Franco y todos coinciden en la injusticia que supuso el exilio de muchos españoles durante la Guerra Civil y la Dictadura”, reclaman los Tahar, que también reivindican el reconocimiento de la nacionalidad española tanto para el patriarca familiar, ya fallecido, como para Hanan, una de sus hijas, nacida en Ceuta en 1971 pero con pasaporte marroquí.

La familia exige también a las Administraciones  Públicas españolas que “trabajen” para “recuperar la niña robada a Nabila Tahar, dos años de edad en 1975, que en 1996 perdió a su primera hija a manos de “una familia donde trabajaba” y de cuya agresión asegura tener “pruebas”. De los tres vástagos que la acompañan en la Plaza de los Reyes, dos tienen la nacionalidad española, como su madre, y otra no. Se trata de Amal, cuya solicitud de españolidad por opción ha sido tramitada pero que se entiende que la merece “por origen”.

“Hemos padecido analfabetismo porque los tres niños más pequeños fuimos entregados por nuestros padres en centros de acogida por falta de recursos y hemos sufrido una deficiente atención sanitaria, por lo que casi todos sufrimos enfermedades físicas o psiquiátricas”, completa Mohsin Tahar. La Delegación del Gobierno ha ordenado la apertura de una investigación y un expediente sobre las historias, identidades y presuntos derechos vulnerados de la familia.

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