Firmas

Más de 2.500 ceutíes apoyan a los asiáticos que piden irse tan rápido como los subsaharianos

Parte de los movilizados, este jueves, en la Plaza de los Reyes.

Los treinta migrantes de origen asiático nacionales de Bangladesh, India, Pakistán, Sri Lanka y Birmania que permanecen concentrados ante la Delegación del Gobierno desde el 23 de octubre en huelga de hambre y durmiendo a la intemperie han presentado este jueves ante el Registro de la institución de la Plaza de los Reyes las más de 2.500 firmas de apoyo que han recopilado para respaldar su reivindicación de poder salir de la ciudad con la misma celeridad que los indocumentados procedentes de países subsaharianos.

Además de esas firmas, distintas entidades sociales y oenegés como Andalucía Acoge, Cruz Blanca, Cardijn, Elin, Cruz Blanca, Digmun y Pedagogía Ciudadana también se han alineado con los asiáticos en su exigencia de ser tratados “sin discriminación” por la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración, que según la Delegación es la que establece los “criterios” para ordenar el traslado de los extranjeros que acceder irregularmente a Ceuta a la hora de permitir su embarque hacia otras regiones de España donde son acogidos por organizaciones no gubernamentales.

“Más de la mitad” de los 52 migrantes de origen asiático residentes en el CETI de Ceuta, con una capacidad máxima operativa fijada en 512 plazas, llevan “entre diez y doce meses” en la ciudad según Ahmed Rizwan, que ejerce como portavoz del grupo.

El periodo de estancia media de los extranjeros que pasan por esas instalaciones oscila actualmente, sin embargo, según la Delegación, entre tres meses y medio y cuatro meses.

Caballas ha exigido a la Admnistración competente que trate “en igualdad” a todos los indocumentados y ha amenazado con recurrir a la Fiscalía si no cesan las “medidas inhumanas” adoptadas para dificultar el mantenimiento de la movilización de los asiáticos, que incluyen la prohibición de que utilicen mantas o cualquier otro elemento a modo de cama por las noches y el baldeo de la zona dos veces cada madrugada para obligar a los concentrados a levantarse.