DEBATE

Cuatro miradas sobre el fenómeno de los MENA

Cuatro miradas sobre el fenómeno de los MENA
Un menor marroquí, interceptado por la Guardia civil en la playa del Tarajal
Un menor marroquí, interceptado por la Guardia civil en la playa del Tarajal

Las siglas MENA, que aluden con frialdad contable a los menores extranjeros no acompañados, se han colado en el diccionario de uso diario de los ceutíes y melillenses y han terminado saltando a los medios de comunicación nacionales ya con honores de palabra a medida que el éxodo migratorio de chavales, principalmente magrebíes, se ha ido extendiendo por el mapa nacional y europeo. Un fenómeno, convertido en problema, al que la Agenda Cultural de Comisiones Obreras, en colaboración con la UGR, ha querido someter al olvidado arte de la reflexión con cuatro miradas muy distintas.  

Mohamed Faitah, educador social y activista, Carlos Rontomé, secretario general del PP y sociólogo, María Antonia Palomo, jefa del Área de Menores de la Ciudad, competente en la materia, y Juan Luis Aróstegui, diputado y portavoz de Caballas y secretario general de CCOO, fueron las cuatro voces que expresaron su mirada sobre el asunto. Cuatro perspectivas y solo dos coincidencias: Es un problema complejo, muy complejo, y va a más.

“Y en 25 años no se ha invertido en recursos humanos y, ojo, el problema no va a reducirse y las administraciones tienen que estar preparadas”

“Los problemas complejos no tienen soluciones sencillas”, apunto Faitah. “Es un problema retorcido, donde los actores imposibilitan su solución”, resumió Rontomé. “Es un problema difícil”, asumió Palomo, añadiendo además un dato inapelable: es un problema creciente. En dos décadas se ha pasado de 4.000 menores extranjeros acogidos en España a más de 11.000, según cifras de Toñi Palomo. Solo en Ceuta en el último año se ha triplicado su cifra, pasando de poco más de un centenar a 355, de ellos 315 son niños y 40 niñas. Repentino aumento que ha coincidido en el tiempo con el anuncio del servicio militar obligatorio en Marruecos, apuntó Palomo. Si se cumpliera la Ley a rajatabla, con un máximo de 24 niños por centro para ser debidamente atendidos, serían necesarios 17 centros de menores, calcula la jefa del área en Ceuta, cuya administración es competente en la materia desde los años 90.

Si se cumpliera la Ley a rajatabla, con un máximo de 24 niños por centro para ser debidamente atendidos, serían necesarios 17 centros de menores

“Y en 25 años no se ha invertido en recursos humanos y, ojo, el problema no va a reducirse y las administraciones tienen que estar preparadas”, alerta Mohamed Faitah, reclamando una revisión completa del protocolo MENA, que asume la tutela del menor pero lo deja desamparado cuando cumple los 18 años. “¿De qué no sirve si queda en situación irregular, fuera del sistema?”, interroga. Una propuesta, con mirada de ONG, que encontró el apoyo de la jefa del área de Menores, que va aún más allá, apostando por un “sistema supranacional de protección del menor” y por la implicación de Marruecos en los problemas de estas familias sin recursos que optan por dejar a sus hijos en manos del Estado español. “No se puede quitar un hijo a una familia por ser pobre”, lamenta, insistiendo en la necesidad de que Marruecos, firmante de la Convención de los Derechos del Niño, debe asumir también la solución del problema.

“Es un problema de la sociedad de Marruecos que es incapaz de resolver y que nos lo impone, es un problema que exporta”

Intersección con la derivada Marruecos en la que ahondó Carlos Rontomé, que, además de complejo, insiste en que el problema es también “importado”.  “Es un problema de la sociedad de Marruecos que es incapaz de resolver y que nos lo impone, es un problema que exporta”, resumió Rontomé, subrayando que los menores desamparados, además de un problema para sí mismos, también son “un problema para la sociedad de acogida”. Para Rontomé es peligroso estigmatizar pero, matiza, no por ello hay que ignorar el problema.

"Se empieza creando categorías entre los seres humanos, para después estigmatizarlos y denostarlos, y así poder odiarlos, para terminar destruyéndolos"

De izqda a dcha. Juan Luis Aróstegui, Toñi Palomo, Pablo Matés, moderador del coloquio, Mohamed Faitah y Carlos RontoméNo solo crece el problema, también crece la estigmatización. , por ello Juan Luis Aróstegui quiso rehuir el debate político y centrarse en el ético, apelando a “un debate sobre nuestras conciencias” y a esa falsa “verdad recreada” que categoriza a los menores extranjeros como MENA, siglas devenidas en sinónimo de delincuente. Una peligrosa generalización en la que cada vez cae más gente en Ceuta, avisa.  Una espiral peligrosa, alertó el líder de Caballas y secretario general de CCOO, que empieza creando categorías entre los seres humanos, para después estigmatizarlos y denostarlos, y así poder odiarlos, para terminar destruyéndolos. De los dos últimos delitos de sangre cometidos en la ciudad uno fue cometido por un MENA, el otro por un militar. “Y nadie considera a los militares como peligrosos”, puso como inapelable ejemplo Aróstegui.

Un dato que rebatió Rontomé matizando la apreciación de Aróstegui recordando que aunque un 55 por ciento los delitos cometidos por menores corresponden a ceutíes y un 45 por ciento a extranjeros, el dato, apuntó, no atiende a la proporción de una y otra población. Así, según los cálculos de Rontomé, la tasa de delincuencia entre los menores ceutíes es de 25 de cada mil, en el caso de los extranjeros es de un 140 por mil. Tasa comprensible, puntualizó el sociólogo, teniendo en cuenta que es un colectivo que vive en condiciones de marginalidad donde es más fácil caer en la delincuencia por pura supervivencia.

Duelo estadístico que resolvió la jefa del Área de Menores de la Ciudad recordando que no podemos olvidar que MENA no es cualquier menor extranjero, sino aquel sin adulto responsable que lo acompañe y cuya tutela ha sido asumida por la administración. Y no fue el único matiz que añadió, recordando que, además, debemos tener en cuenta la reincidencia, - “un menor puede haber cometido quince delitos”- y, sobre todo, el tipo de delitos al que nos referimos. “La mayoría de delitos que se atribuyen a los MENA son peleas y robos entre ellos”, apuntó Palomo, confesando que se indigna cuando escuche “lo que se dice”.

“La mayoría de delitos que se atribuyen a los MENA son peleas y robos entre ellos”

Aróstegui quiso alertar sobre la corriente de opinión pública que cree que los MENA “son una especia humana delincuente que hay que evacuar”, un pensamiento que, insiste, “no es aislado ni minoritario”. El líder de Caballas apeló al sentido ético y apostó por el “apoyo y protección por encima de cualquier otra circunstancia” pues los principios “son universales, intemporales e inmutables o no son principios”. “Yo por mi hijo mato, como Belén Esteban, pero si es el hijo de otro ya veremos y si es extranjero ya ni te cuento”, resumió con ironía.

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