“Es la primera vez que lo veo desde que vivo aquí”, decía un vecino asombrado mirando al equipo de barrenderos que esta mañana se afana en las calles interiores de las 317 VPO de Loma Colmenar, entregadas hace apenas un mes y donde se acumula la basura de semanas, restos de embalajes de todo tipo y latas de refrescos por los rincones. Una situación de abandono que denunciaron varios vecinos a Ceutaldia.com y que ha obtenido una pronta respuesta por parte de la Ciudad, que esta mañana, por primera vez desde que se entregaron las VPO, ha enviado a un camión para limpiar las calles antes de baldearlas.

Será el primer barrido desde que se completara la entrega de las llaves de las 317 viviendas, antes, confirman los operarios de TRACE. La zona sólo fue barrida y baldeada una vez, poco antes de su entrega y aún no tiene asignado el servicio de limpieza. Sí se limpia y se barren las avenidas principales y los alrededores del hospital pero no hace lo mismo con las laberínticas calles interiores.

Ni una sola papelera

“Esto lo han dejado casi como estaba hace dos años cuando acabaron las casas”, se resigna Mohamed, “por aquí no pasan barrenderos, yo es la primera vez que los veo y no hay ni contenedores ni nada”. Ni tampoco papeleras, apuntan Naufal, otro vecino que aún está en proceso de instalarse definitivamente. “Las vecinas ponen a veces bolsas en las esquinas para que los niños tiren la basura, ponemos los medios y hacemos todo lo posible para que esto no se convierta en lo que no queremos, pero es que hay un contenedor para 317 viviendas”, se resigna, “no pedimos que baldeen todos los días, pero sí que mantengan esto limpio, que aquí hay muchos niños”.

Fatima lleva viviendo aquí casi desde el principio, vive en uno de los bloques más alejados del hospital y aún no ha tirado la basura en el horario establecido, confiesa, prefiere hacerlo de día, por la mañana. “Tengo que ir hasta el hospital con la basura y por la noche da miedo si eres mujer”, admite, “y aquí no hay contenedores”. Otros vecinos, aún más incívicos que Fatima, han debido pensar lo mismo pues optaron por abandonar la bolsa de basura en una esquina. Y ahí sigue, despanzurrada.

No muy lejos, un operario de TRACE resopla. “Hemos quitado una montaña de basura de ahí”, dice señalando a un rincón, “pero es que la gente es muy incívica”. Y no le faltan pruebas a su afirmación: en cada calle hay pequeñas avenidas de tierra, a modo de terraza, todas salpicadas de heces de perro, decenas de ellas minan cada una haciéndolas intransitables. Aunque tampoco invitan a pasearlas.

Laberinto sin utilidad

Y es que las calles interiores de las 317 VPO de Loma Colmenar están llenas recovecos, zonas comunes casi escondidas, escaleras y zonas de tierra o grijo sin una utilidad clara y que ya parecen descampados a un mes de su inauguración. “No sé qué querían que fuera esto, es un camino de tierra, quizá para un jardín, no lo sé”, intenta responder otro vecino, “lo que sé es que no sirve para nada”. Y hace muy compleja la limpieza de la zona, admite un operario de TRACE que no deja de resoplar por el trabajo acumulado que tiene por delante.

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