UNIVERSITÉ PARIS VINCENNES SAIT DENIS

Las calles de Ceuta: agentes urbanos del nacionalismo español

Las calles de Ceuta: agentes urbanos del nacionalismo español
Efectos personales de Millán Astray y Franco en el Museo de la Legión
Efectos personales de Millán Astray y Franco en el Museo de la Legión

Un estudio sobre la presencia de la iconografía predemocrática en Ceuta concluye que las marcas iconográficas y textuales del nacionalismo español en Ceuta y Melilla "saturan el espacio público de estos territorios y se imponen como un elemento determinante del decorado".

La historia desempeña un papel central en la construcción de identidades nacionales dando lugar a lo que se ha llamado las políticas de la memoria: calles, plazas, monumentos y estatuas sirven para construir una iconografía que de sentido a la historia. Iconografía que ha ido cambiando en el resto de España, pero no en las dos ciudades autónomas, que siguen glorificando la dictadura franquista con las numerosas calles dedicadas a falangistas o jefes militares y los monumentos homenajeando a los diferentes regímenes militares y a los diferentes episodios de las guerras de África.

“Por su tenacidad y su pluralidad, las marcas icono gráficas y textuales del nacionalismo español en Ceuta y Melilla saturan el espacio público de estos territorios y se imponen como un elemento determinante del decorado”, concluye la historiadora Alicia Fernández García en el artículo “El nacionalismo español en las callesde Ceuta y Melilla’ para la revista Crisol de la Université Paris Vincennes Sait Denis. (Lea completo el artículo de Alicia Fernández García)

Para García, “en Ceuta y Melilla, las autoridades locales han procedido a una instrumentalización del espacio urbano con la finalidad de transmitir a sus habitantes una serie de valores considerados como nacionales”.

Así, además de un marcado empeño de vincular la idea de Ceuta al imperio romano y la Antigüedad clásica, el callejero y los espacios urbanos de Ceuta no han hecho aún la Transición y siguen glorificando el patriotismo y al ejército franquista o la Guerra de África, una iconografía propia de la dictadura. “En las ciudades de Ceuta y Melilla, el desarrollo de la iconografía y de la toponimia ha estado vinculada estrechamente con el poder religioso, como lo demuestran la sucesión de iglesias, altares e imágenes de vírgenes así como con el poder militar heroizado con la imagen de Franco, las numerosas calles dedicadas a falangistas o jefes militares y los monumentos homenajeando a los diferentes regímenes militares y a los diferentes episodios de las guerras de África”.

Tanto en Ceuta como en Melilla, las esculturas, placas y bustos “pretenden reconstruir un paisaje urbano en el que plasmar los recuerdos de las guerras y la memoria de los vencedores”, argumenta García en el artículo ‘El nacionalismo español en las calles de Ceuta y Melilla’. “La omnipresencia de este legado perpetúa la imagen de Ceuta y Melilla como dos ‘ciudades cuarteles’, fuertemente impregnadas de pasado bélico y de herencia franquista, convirtiéndolas en el imaginario colectivo español en cuna del nacionalismo español”, señala el ensayo. “Estos hechos traducen el peso de un nacionalismo español combativo que permanece a día de hoy impregnado del legado franquista. Teniendo en cuenta esta «nostalgia nacional-católica» que se precisa en la insistencia y en el mantenimiento de una edad de oro (las guerras de África) y de un franquismo idealizados, parece sencillo comprender que sigue siendo problemático para una parte de la población de estas ciudades, y sobre todo para los españoles de origen marroquí, la identificación con estos símbolos”, señala el artículo citando a Núñez Seixas.

Una reconstrucción de la historia y una iconografía que, con los años, ha logrado su objetivo, señala la autora: “La presencia de estos símbolos franquistas ha forjado en la población una actitud conformista que desvela la existencia de un franquismo ordinario. Los habitantes se dicen indiferentes a la presencia de estos símbolos franquistas y/o falangistas, y confiesan haberse habituado a vivir con ellos”. “Dichas tomas de posición por parte de las autoridades locales son compartidas por numerosos habitantes que afirman su estupefacción e incomprensión frente al cuestionamiento de la simbología franquista. Estas personas aparecen como los supervivientes de la resistencia sociológica y residual al franquismo que sigue persistiendo en estas ciudades africanas.”

Una actitud que encuentra su anclaje en los mensajes de las instituciones, aferradas al argumento historicista: “Las autoridades de Ceuta, ciudad gobernada desde 2001 por la derecha conservadora del PP, no han cesado de manifestar su rechazo a la retirada de estos símbolos acusando en numerosas ocasiones a la izquierda de revanchista”, señala Alicia García, “ el 13 de noviembre de 2007, Yolanda Bel, ex-portavoz del gobierno local, estableció un paralelismo entre los símbolos franquistas y los monumentos romanos de la ciudad, afirmando con ello que no se destruirán ni los unos ni los otros por ser «parte integrante de la historia de España”.

Este argumento historicista de los símbolos franquistas fue utilizado también por Mabel Deu, en su etapa como consejera de Cultura al afirmar que los símbolos coloniales, franquistas o falangistas “forman parte de la historia de Ceuta y borrarlos sería como si se borrasen los monumentos romanos”. Discurso “negacionista” que ha continuado con Javier Varga (Ciudadanos) que afirma que «todo hay que situarlo en su momento histórico”, lo que para la autora del ensayo supone “desdramatizar el horror de la guerra y de 40 años de dictadura”.

En la actualidad, Ceuta y Melilla siguen disponiendo de un número importante de símbolos franquistas en sus calles y a pesar de las recientes declaraciones de intención, los ayuntamientos de estas ciudades continúan sin respetar la Ley.

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