Amor de madre


Amor de madre
No suelo aferrarme a los objetos materiales, aunque les tenga cariño e inevitablemente acabe hablándoles. Soy de esas personas extrañas que charlan con sus electrodomésticos para que estos funcionen y discute con ellos cuando no hacen lo esperado. Una cosa es mantener conversaciones, más o menos imperativas con un aparato y otra muy distinta es quererlos. [...]


madre

No suelo aferrarme a los objetos materiales, aunque les tenga cariño e inevitablemente acabe hablándoles.

Soy de esas personas extrañas que charlan con sus electrodomésticos para que estos funcionen y discute con ellos cuando no hacen lo esperado.

Una cosa es mantener conversaciones, más o menos imperativas con un aparato y otra muy distinta es quererlos. Aún así le agradezco a la placa que caliente, a la lavadora que lave y la nevera que enfrié y esas cosas…. Ni siquiera tengo apego con la tele, hay veces que pasa una semana sin que nadie la toque…

Pero mi ordenador, mi PC, es mi reino, ese que anda en mi dormitorio, ese que nadie me lo toque. Hasta que te viene un hijo con el pelo a mechas y los pantalones caídos diciendo que el suyo va lento, y tú lo miras y te callas, porque te entran ganas de decirle que el ordenador es tuyo y tu cuarto y ese espacio también. Pero él anda buscando una página para hacer algun trabajo y tú como buena madre le dejas tocar….

Y te duele notar como sus dedos acarician  el teclado, mueven el ratón y no trata al equipo con el mismo cariño que tú.

Hoy me ha pedido prestada la pantalla, sí, mi pantalla, porque tienen un “party no se que” en el polideportivo Díaz Flor donde un montón de jóvenes se reúnen para pasar cuatro días encerrados con los ordenadores, jugando, aprendiendo y compitiendo, y mi monitor es más ligero.

El dolor que me ha venido cuando ha desenchufado mi pantalla, la sensación de orfandad que he sentido a pesar de sustituirla por la suya. El hueco inmenso que ha dejado en mi mesa…. Y el miedo de que no sepa tratarla con cuidado.

Lo sé, no es para tanto, sólo es un monitor, pero para mi este préstamo es un acto de amor hacia mi hijo. Una entrega total, un sacrificio, una generosidad inusitada.

Mi hijo tiene veintidós años, aún no ha roto el cordón umbilical ni creo que quiera hacerlo, y es la única persona de este mundo que siempre acaba liándome. Y yo me dejo liar, en el fondo me encanta.


Posted originally: 2009-07-01 23:58:20

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Amor de madre


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