Hay obras arquitectónicas que desde el inicio de su gestación están marcadas por la espectacularidad y la vocación monumental. El Museo Guggenheim es un ejemplo evidente, capitalizando la mayor parte de la atención que ha despertado la trasformación de Bilbao en los últimos 15 años. Pero en la renovación de la ciudad han surgido otras construcciones que sin acaparar tanto protagonismo como el Guggenheim o la torre Iberdrola han definido el cambio de la ciudad en contacto directo con la vida de los ciudadanos. De esa “arquitectura silenciosa”, como la estructura que alberga el ascensor que une el parque de Amezola con el barrio de Irala o el Bilbao Arena, en Miribilla, habla la exposición Proyecto Bilbao, que presenta la Alhóndiga (hasta el 13 de enero).

La comisaria de la exposición, la periodista especializada en arquitectura y diseño del El PAIS Anatxu Zabalbeascoa, explica que Proyecto Bilbao se fija en los “escenarios urbanos” no en los “escenarios de cartón piedra” para mostrar “un retrato de la ciudad en evolución, que no ha concluido” e invita a “encontrar algo desconocido en lo conocido”. “Frente a la ciudad de los arquitectos esta muestra propone llevar al museo el espacio de los ciudadanos. Frente a los monumentos, la calle. El triunfo de la arquitectura está en su uso cotidiano”, explica la comisaria. “Sin el uso que le da la gente, la arquitectura deviene mausoleo”.

La parte central de Proyecto Bilbao está constituido por una colección de 30 fotografías del bilbaíno Iñigo Bujedo, encargadas específicamente para la exposición. Las imágenes, centradas en los cambios de la última década, se complementan con un vídeo sobre el metro de Bilbao, realizado por Iñigo Salaberria. Proyecto Bilbao cierra su análisis de la nueva arquitectura de la ciudad apelando a la memoria sobre el viejo Bilbao a través de fotografías, tomadas antes de la construcción del Museo Guggenheim.

Proyecto Bilbao ofrecerá también un ciclo documental, organizado en colaboración con la Filmoteca Vasca. Entre las películas seleccionadas se encuentran Ikuska 3 (1979), de Antton Merikaetxebarria, premiada en el Festival de Cine de San Sebastián. El filme plasma los problemas urbanísticos del Bilbao de hace tres décadas.