El mapa de las cajas se reabre un año después del anuncio de las primeras fusiones y tal vez en el peor momento, con los renovados ataques a la deuda de los países periféricos, de los que por ahora se viene librando España.
La ruptura de la que iba a ser la tercera caja, el Banco Base, se materializó ayer. Aunque
la bomba se gestó el lunes pasado: aquel día, tres de los cuatro socios -Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura- decidieron pedir 2.800 millones de dinero público por los problemas de solvencia de Caja del Mediterráneo (CAM). Esa situación conducía a la nacionalización del Banco Base, un proyecto imposible.