Crónicas de feria II (Ofrenda a la Patrona)


Crónicas de feria II (Ofrenda a la Patrona)
(La foto es del año pasado) Quedamos a las nueve en las Murallas Reales, casi todo el mundo andaba en su lugar guardando el orden, me acerqué a saludar a antiguas compañeras de asociaciones, noté frialdad en algunas, sorpresa en otras e incluso hubo miradas de desprecio por parte de una. No les hice caso, me sentía [...]


latigo

(La foto es del año pasado)


Quedamos a las nueve en las Murallas Reales, casi todo el mundo andaba en su lugar guardando el orden, me acerqué a saludar a antiguas compañeras de asociaciones, noté frialdad en algunas, sorpresa en otras e incluso hubo miradas de desprecio por parte de una.

No les hice caso, me sentía armónica  y sosegada,  con ganas de llevarle flores a la Patrona.

Los tontos volvían a embestir desde su burladero, yo andaba en el albero tranquila y en paz.

Busqué mi lugar, entre las flores y en la fila, María me acompañaba con un traje corto, que llamamos de Marisol, yo iba de largo, con moño y mantón.

Empezamos a procesionar: las Murallas Reales, el Puente Cristo era un desfile de mujeres y niños vestidos de flamencos con flores en el regazo, o cestas repletas. La banda ponía la nota musical y el mar al fondo me recordaba lo hermosa que es Ceuta cuando la sabes mirar.

Pasamos por el Paseo de las Palmeras, la Gran Vía;  la noche nos cubrió en la Plaza de África, éramos los últimos y la últimas  en ofrecerle las flores a la Virgen. Subimos al altar improvisado y allí andaba Ella con todo su esplendor. La luna se desplegaba llena para que la Patrona la viera y el levante nos llenaba de humedad…

Es agosto, no hay Feria sin levante. Así debe de ser.

Después a cenar, imposible cenar con los compañeros del partido, terminé a las once y media  de la Ofrenda y la cena era a las diez, yo sabía que no podía llegar a tiempo. Cenamos carne a la brasa  en una caseta después de esperar bastante y paseamos por el Real luciendo los trajes y la alegría.

Nos ha dado por subirnos al tren de la bruja, al látigo…

Hemos bailado hasta sudar en una caseta, hemos saludado, besado, reído con amigos antiguos, antiguos conocidos y gente en general.

Lo mejor: la mirada de mi padre cuando antes de salir he ido a verlo vestida de rociera, el beso que me ha dado y la cara de alegría que ha puesto.  Hay cosas que no tienen precio.


Posted originally: 2009-08-05 05:32:19

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