Una curva maldita


Una curva maldita
Hay puertos que se eligen por su exigencia en la subida y otros que se escogen por la dificultad de su descenso. La Cresta del Gallo pertenece al segundo grupo: no se pueden hacer muchas diferencias en la ascensión, pero puedes perder la Vuelta y algunas costillas cuando desciendes. Ya dicen los alpinistas que su vida se pone más en juego cuando descienden un ochomil que cuando lo atacan. Allí, en La Cresta del Gallo, un espectador le salvó a Carlos Sastre en 2001 algo más que unas costillas cuando le puso el brazo y amortiguó su caída por el precipicio. Hoy, Beñat Intxausti repitió la escena. El guardarraíl le frenó la caída, pero no el impacto. Luego se le fue la bicicleta en otra curva y tuvo que echar el pie al suelo para evitar una segunda caída. Todo el esfuerzo realizado en la subida para dar caza al escapado Gerdemann se fue al traste en el descenso. El alemán, que lideraba la etapa, fue el segundo en caer. Otra vez una curva maldita y ¡zas!, ilusiones y costillar por los suelos. Y luego otro compañero de Intxausti, en otra curva, y varios más con el pie en el suelo como freno suplementario para estabilizar la dirección perdida. En cierto modo, éste es un puerto que se baja con un pie en el suelo. ¿Dificultad o mística? No se sabe.



Posted originally: 2009-09-08 17:33:00

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Una curva maldita


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