Sin medidas concretas que permitan confiar en su cumplimiento, Barack Obama y Felipe Calderón asumieron este jueves el compromiso de poner fin juntos a la carnicería salvaje que los carteles de las drogas están cometiendo en México y amenazan con extender a Estados Unidos. "Tenemos que convertir la frontera común en una tierra de oportunidades y no de violencia", declaró el presidente mexicano, que se va de Washington sin resultados tangibles que permitan creer en la viabilidad de ese sueño.