Iberismo, no. Gracias


Iberismo, no. Gracias
Cuando era niño pasaba los meses de agosto en la “Costa de la Luz” en la provincia de Huelva. Una de las actividades que todos los años cumplimentábamos era ir a Portugal. Había frontera de verdad, no había puente sobre el Guadiana, por lo que al papeleo fronterizo se le unía la espera para tomar [...]


Cuando era niño pasaba los meses de agosto en la “Costa de la Luz” en la provincia de Huelva. Una de las actividades que todos los años cumplimentábamos era ir a Portugal. Había frontera de verdad, no había puente sobre el Guadiana, por lo que al papeleo fronterizo se le unía la espera para tomar los transbordadores.
En esos momentos, aburridísimo en el coche y siempre con alguno miembro de la familia que tenía los documentos caducados, deseaba que España se expandiese y ocupase toda la Península Ibérica.
Hoy esos sueños expansionistas (por hartura de la espera) se han borrado de mi conciencia y me hace cierta gracia que se diga que determinado número de españoles y de portugueses verían con buenos ojos la unificación política de ambos estados.
La verdad es que no encuentro sentido a la unión política de España y Portugal. Portugal ha sido independiente muchísimo tiempo y la última vez que estuvo integrada en la Corona Hispánica lo fue únicamente por medio de una “unión in personam”, no a través de la unión de todos los órganos del Estado, por lo que no hubo ninguna institución política común, si salvamos la persona del Rey.
Pero estoy en contra más pensando en cuestiones prácticas que teóricas. Lo primero es que todo lo que antes se podía hacer por medio de unificación política, ahora se puede hacer a través de cooperación e integración internacional, de forma que se puede unificar todo lo que se quiera manteniendo cada cual su independencia y soberanía.
Lo segundo es porque me aterraría el modo de hacer la unificación. Podría ser mediante la conversión de la República Portuguesa en la Comunidad Autónoma de Portugal y de tener embajadores, representaciones internacionales y hasta ejército propio terminarían discutiendo la financiación. Junto a esto sería muy curioso ser a la comunidad autónoma portuguesa pidiendo la transferencia de competencias que sí tenía cuando independiente y soberana.
La otra vía sería la federación entre España y Portugal, pero eso es aún más jaleo que lo primero. Si se federan los dos estados la cosa parece fácil para Portugal y difícil para España, ya que las autonomías quedarían reducidas a divisiones territoriales de un estado federado (poca cosa). A todo esto le podemos unir crear, en el caso de España, una cuarta instancia de poder político, con su legislativo, ejecutivo y judicial y su lucha competencial con las demás instancias. Pero sobre todo tendríamos un lío casi eterno con todo eso que nos encanta convertir en problema: nombre, bandera, jefatura del Estado, himno, sede de la capital, idioma oficial y selecciones de fútbol.
España y Portugal, desde 1986 forman parte de las Comunidades Europeas (ahora Unión Europea), y es allí donde se han armonizado más que nunca en todos los planos jurídicos y económicos. Bien podrían marcar estos dos países una mayor velocidad en sus respectivas integraciones, pero eso depende de la voluntad política de los gobiernos de los dos estados y no de los sueños iberistas.

Banderas ESP POR
Cuando era niño pasaba los meses de agosto en la “Costa de la Luz” en la provincia de Huelva. Una de las actividades que todos los años cumplimentábamos era ir a Portugal. Había frontera de verdad, no había puente sobre el Guadiana, por lo que al papeleo fronterizo se le unía la espera para tomar los transbordadores.

En esos momentos, aburridísimo en el coche y siempre con alguno miembro de la familia que tenía los documentos caducados, deseaba que España se expandiese y ocupase toda la Península Ibérica.

Hoy esos sueños expansionistas (por hartura de la espera) se han borrado de mi conciencia y me hace cierta gracia que se diga que determinado número de españoles y de portugueses verían con buenos ojos la unificación política de ambos estados.

La verdad es que no encuentro sentido a la unión política de España y Portugal. Portugal ha sido independiente muchísimo tiempo y la última vez que estuvo integrada en la Corona Hispánica lo fue únicamente por medio de una “unión in personam”, no a través de la unión de todos los órganos del Estado, por lo que no hubo ninguna institución política común, si salvamos la persona del Rey.

Pero estoy en contra más pensando en cuestiones prácticas que teóricas. Lo primero es que todo lo que antes se podía hacer por medio de unificación política, ahora se puede hacer a través de cooperación e integración internacional, de forma que se puede unificar todo lo que se quiera manteniendo cada cual su independencia y soberanía.

Lo segundo es porque me aterraría el modo de hacer la unificación. Podría ser mediante la conversión de la República Portuguesa en la Comunidad Autónoma de Portugal y de tener embajadores, representaciones internacionales y hasta ejército propio terminarían discutiendo la financiación. Junto a esto sería muy curioso ser a la comunidad autónoma portuguesa pidiendo la transferencia de competencias que sí tenía cuando independiente y soberana.

La otra vía sería la federación entre España y Portugal, pero eso es aún más jaleo que lo primero. Si se federan los dos estados la cosa parece fácil para Portugal y difícil para España, ya que las autonomías quedarían reducidas a divisiones territoriales de un estado federado (poca cosa). A todo esto le podemos unir crear, en el caso de España, una cuarta instancia de poder político, con su legislativo, ejecutivo y judicial y su lucha competencial con las demás instancias. Pero sobre todo tendríamos un lío casi eterno con todo eso que nos encanta convertir en problema: nombre, bandera, jefatura del Estado, himno, sede de la capital, idioma oficial y selecciones de fútbol.

España y Portugal, desde 1986 forman parte de las Comunidades Europeas (ahora Unión Europea), y es allí donde se han armonizado más que nunca en todos los planos jurídicos y económicos. Bien podrían marcar estos dos países una mayor velocidad en sus respectivas integraciones, pero eso depende de la voluntad política de los gobiernos de los dos estados y no de los sueños iberistas.

Posted in Celtiberia, Chorradas Políticas, Derecho Constitucional, Derecho Internacional, Política, Política Internacional, Portugal, Sociedad, Sociología, Unión Europea

Posted originally: 2009-07-31 16:11:23

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Iberismo, no. Gracias


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