Sin casa, sin hija y sin pensión. Eso le ha costado a Jaime (nombre ficticio), un sociológo de 48 años y minusválido desde hace más de veinte, la ruptura con su mujer. Ser el único titular de un piso en propiedad, cumplir con sus deberes y obligaciones como padre de familia y desempeñar un trabajo como técnico en la Administración no han sido fundamentos suficientes para hacer que a un juez de Vitoria le temblara el pulso a la hora de dictar sentencia en el juicio de divorcio de este ciudadano contra su ex mujer, informa María Zabaleta en El Correo.
Jaime y su ya ex pareja se conocieron hace ...
Posted originally: 2009-11-02 00:00:00