Antes de que el Presidente del Gobierno anunciase los numerosos recortes que, hasta hoy, han llenado todo tipo de comentarios políticos y económicos, yo decía que el verdadero recorte del Capítulo I podía hacerse y se iba a hacer no mediante la bajada de las retribuciones, sino a través de otros mecanismos mucho más discretos y eficaces que tocas las nóminas.

El Gobierno necesitaba un titular espectacular para los mercados financieros internacionales que fuera sencillo y comprensible y optó por la disminución de los salarios. Esto no quiere decir que las amortizaciones de plazas, la supresión de promociones internas y la disminución de los llamamientos de personal interino quedasen en un cajón, ya que son la parte esencial del recorte.

Entre el 30% y el 40% de los empleados públicos son interinos o temporales. Eso quiere decir que son llamados periódicamente a trabajar y que si cumplidos el periodo no vuelven a ser llamados, no van a trabajar y se van a la calle. Además se da una fuerte dispersión, pues en todos los servicios hay personal de carrera o indefinido junto a personal interino o temporal, por lo que la repercusión geográfica o departamental es difusa por grande que sea.

Llevo semanas leyendo que organismos de todo tipo están empezando a no renovar a sus temporales o a no llamar a sus interinos. La reducción entonces no es del 5% de media, sino del 100%, con un margen muy amplio de personas sobre el que aplicarlo. Este sordo recorte produce una suma de dinero muy fuerte con la enorme ventaja política que lo que es un recorte colectivo se convierte en un montón de caso individuales, que no se dan a la vez y dispersos geográficamente hasta el punto de perderse.

Posted originally: 2010-07-10 18:12:55