Un largo puente sobre el estrecho de Oresund, una maravilla de la ingeniería, une la capital danesa, Copenhague y su aeropuerto con la sueca Malmoe. Durante el campeonato del Mundo miles de daneses lo atraviesan casi diariamente en automóvil, autobús o tren para animar in situ a su selección en el Campeonato del Mundo de balonmano masculino.
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