CORONAVIRUS

Unas 40 personas comieron en el evento que aporta al menos 16 de los casos de COVID19 de Ceuta

Unas 40 personas comieron en el evento que aporta al menos 16 de los casos de COVID19 de Ceuta
hospital apaisada 2
El número de positivos podría seguir engordando en los próximos días por este foco de contagio./archivo

Al menos 40 personas, hasta 60, según otras versiones menos optimistas, tomaron parte en la comida que estaba en el origen de casi la mitad de los casos confirmados de COVID19 en Ceuta hasta el mediodía de este martes 31 de marzo, cuando los casos rozaban la cuarentena, antes de que 13 nuevos positivos hayan disparado la incidencia del virus en la ciudad.

De esas 40 personas, 6 ya han sido confirmadas como positivos, según ha informado a través de un comunicado Ingesa y la Consejería de Sanidad este martes por la mañana. Otras 10 personas más se contagiaron a través de esas 6 personas, lo que se denomina como “contacto estrecho”, que va desde familiares viviendo bajo el mismo techo hasta amigos. E Ingesa no descarta que la cifra de casos positivos vinculados a este foco suba en los próximos días. Ingesa no ha confirmado que alguno de los 13 casos nuevos confirmados a última hora de la tarde de este jueves se correspondan con ese foco de contagio, algo que aclararán en las próximas horas.

La comida tuvo lugar el 12 de marzo, jueves, dos días antes de que se decretara el Estado de Alarma y según algunas fuentes se trataba de una despedida por jubilación a la que habría acudido algún ex compañero, ahora en Madrid, que sería el supuesto portador del virus.

De un huésped a 6 y de 6 a 16 o tal vez más en los próximos días.  Así se propaga el virus aprovechando una comida celebratoria. Los casos salen ahora, pasadas dos semanas, un tiempo que encaja con los periodos de incubación del virus y que es alentador de cara al control de la pandemia en la ciudad. Los entre 40 y 60 comensales tuvieron sólo 48 horas para “transmitir” el virus antes de que todo el país entrara en confinamiento. Es un periodo de tiempo corto para poder tener carga vírica suficiente como para convertirse en transmisores del virus. Poco tiempo si sólo fueron 2 días, pero ni Ingesa ni la Consejería de Sanidad han concretado nada más al respecto del trazado de contagio y contactos de los comensales. Si algunos estuvieron trabajando o no durante la primera o, incluso, la segunda semana de Estado de Alarma y pudiendo por tanto seguir dando oportunidad al virus para propagarse no ha transcendido. Ni tan siquiera el cuándo se detectó el primer positivo. Preguntados por aspectos como estos la respuesta desde Epidemiología se limita a informar de lo que parece una obligación obvia: “En cuanto se supo el primer positivo, automáticamente la Consejería contactó con todos los comensales y se les dio las medidas obligatorias de aislamiento, instándoles además a que avisaran ante el más mínimo síntoma”. Nada más.

El cerrojazo informativo por parte de quienes están manejando el combate contra la pandemia es así de estricto. En su visión de la situación no es conveniente que la opinión pública tenga un conocimiento exhaustivo, profundo o al menos más detallado de cómo se está propagando la enfermedad y qué medidas y pasos se están dando para ponerla en cuarentena.

El foco, con todo, no es el que más horas de sueño quita a quienes luchan en primera línea contra la propagación del virus, y sí otros en los que la línea de contagios está menos clara o en los que se sabe abiertamente que se ha roto el aislamiento, como en el caso de Juan Carlos I, o el de la que fuera la sexta persona confirmada como positivo, cuya ruptura del aislamiento obligatorio está judicializada tras la denuncia interpuesta por la propia Consejería de Sanidad, en lo que parece un caso local similar al del famoso “Camarón” riojano y del que se puede aprender para intentar saber qué puede pasar en Ceuta.

En esos primeros ecos, que ya hoy suenan muy lejanos de la explosión de la pandemia en España, se dio ese caso de un evento en el que coincidieron a su vez muchas personas y que sirvió para que Vitoria y La Rioja fueran declaradas en la fase inicial de la pandemia “zonas de riesgo” y para poner en el foco mediático a ‘El Camarón’. El famoso funeral en el cementerio de El Salvador de Vitoria (el día 24 de febrero) y su velatorio el día anterior acabó con más de 60 personas contagiadas en 15 días.

A ese entierro, según ha quedado recogido en diarios de todo el país y locales, acudieron muchas personas, incluida una pareja que había estado en Italia. A raíz de ahí el virus se propagó. Tanto que dos semanas después del sepelio, las fechas encajan en los tiempos con las de Ceuta, se atribuían 60 casos positivos sólo a ese evento, a un brote que había desencadenado una sola pareja. Los que acudieron al funeral y luego fueron transmitiendo el virus tuvieron una semana para hacer vida social normal, un elemento diferenciador con la situación en la ciudad. Aquí la vida social normal sólo duró 48 horas desde la celebración de la comida. Y luego ni la vida laboral ni ninguna otra ha sido normal. En 48 horas entró en vigor el Estado de Alarma y los pocos que siguieron trabajando lo hacían ya advertidos de mantener las distancias y a sabiendas de qué se enfrentaban, y sin posibilidad de tomar una caña después del trabajo. Es más, los bares de copas en Ceuta ya cerraron el mismo viernes 13 de marzo desde el mediodía, no así los restaurantes o los locales de tapeo.

En Ceuta de los al menos 40 comensales, hasta 60 según otras fuentes consultadas por este diario, de momento han sido confirmadas como positivo 6, y ya han transmitido a su vez a otras 10 personas. 16 casos positivos que evidencian la alta capacidad de contagio que tiene este virus y que ratifican el consejo de guardar el mayor aislamiento social posible para evitar su propagación.

Unas 40 personas comieron en el evento que aporta al menos 16 de los casos de COVID19 de Ceuta


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