Las clínicas dentales, a mordiscos por clientes con su batalla de precio, calidad y cualificación

Las clínicas dentales, a mordiscos por clientes con su batalla de precio, calidad y cualificación
La publicidad 'low cost' no incluye todo el tratamiento.

- El Colegio Oficial de Odontólogos considera que las ofertas de las consultas 'low cost' pecan de "publicidad engañosa" en la promoción de sus tarifas

- Los profesionales independientes dicen que a ellos "no les salen las cuentas"

- 'Avantdent' asegura haberse convertido en tres meses en "líderes por facturación" en la ciudad autónoma y defiende sus precios a partir de las ventajas que le ofrece su volumen de negocio


¿Es posible colocarse un implante dentral con todos los niveles de calidad y garantías necesarios por los poco de 200 euros? La competencia entre empresas es un juego ineludible en la economía de mercado. Si esa batalla se traslada a una lucha de precios en el ámbito sanitario, la disputa es aún más compleja. Mientras que unas clínicas ofertan implantes dentales por unos 200 euros, en otras el precio ronda los mil. Son cifras de una aparente realidad. La auténtica verdad dista de ellas. “La Odontología tiene mucho de comercial más que de científico”, plantea el presidente del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Ceuta, Antonio Díaz, “no es exactamente como la Medicina, con su juramento hipocrático” .

“Hoy en día hay dos tipos de clínicas: las que está se centran en el aspecto empresarial y económico, cuyo objetivo es captar el mayor volumen de pacientes, y otras que se focalizan en el sanitario, en las que el trato, además de ser más personal, es más cualificado”, diagnostica Jaime Fossati sobre esta “guerra dividida”. Según el doctor el primer tipo de clínicas, autoproclamadas ‘low cost’, primero "captan económicamente al paciente" para después "aplicarle un tratamiento sanitario utilizando las fórmulas de marketing y publicidad que ellos ven convenientes”.

¿Competencia? “A mí no me salen las cuentas con la calidad que dicen que ofrecen”, confiesa la odontóloga de la clínica de Jáudenes Berta De la Rubia, “porque el dinero que me gasto en estadísticas y estudios que avalan la calidad del implante que compro no lo pueden hacer ellos con esos precios”.

El responsable de comunicación de 'Avandent', la clínica recientemente instalada en Ceuta, responde a esa posición que “la clave es aprovechar las economías de escala que nos proporciona el ser líderes de facturación, pudiendo agrupar las compras de las clínicas 'Avandent' en un solo pedido”. Su justificación reside en que “no hay más secretos que ser una clínica con un gran volumen de pacientes atendidos e implantes realizados cada semana”. Esto les permite un “mayor poder de negociación con las fábricas” que gozan de esta forma de un gran margen para investigación, diseño y producción del implante gracias a que “nuestros pedidos anuales se cifran en miles de implantes dentales”.

“Publicidad engañosa”

En cuanto a ese precio promocional de 200/250 euros el implante, el presidente del Colegio opina que “ahí hay una pequeña trampa”, al igual que piensa el vicepresidente de la entidad, Enrique Blesa. "Se trata de publicidad engañosa porque lo que vale 250 euros es solo el tornillo de la pieza: luego el coste se incrementa con la corona, laboratorio y mano de obra y al final el implante sale al precio que se está dando”, comenta. También está de acuerdo en esta postura Fossati, quien también ha trabajado para estas clínicas y habla de “publicidad no informativa". "Ese es el gancho", alerta, "pero la responsabilidad es del paciente, que debe saber a lo que va aunque luego diga que se siente engañado porque en determinadas ocasiones el precio final puede llegar a superar al nuestro”.

Desde 'Avandent' se reconoce que dentro de esos 200 euros no se incluyen "todos los gastos", como todo aquello que implica la colocación del implante, lo que es la prótesis al completo y sus “aditamentos” no están añadidos. La razón es que se trata de una tendencia nacional en “comunicación publicitaria dentro del sector dental” que “se ha orientado a promocionar concretamente la fase implantológica”, explica abiertamente. De todos modos, la clínica garantiza con rotundidad que “el precio en conjunto del implante más la corona sigue siendo la mejor oferta por calidad y precio de Ceuta, lo que tiene como consecuencia que la totalidad de pacientes que nos han visitado hasta la fecha hayan decidido realizar su tratamiento con nosotros”.

“Nuestra política de precios está orientada a acercar los servicios de la más alta calidad al ciudadano que demanda unos tratamientos pero que no puede costeárselos”, orienta, valorando que el otro tipo de clínicas solo está a disposición de unos pocos bolsillos. “La pregunta que cabría hacerse es qué márgenes de beneficio han obtenido esos odontólogos durante tantos años colocando un número relativamente bajo de implantes dentales a precios que consideramos excesivamente caros” arremete contra quienes supone que tienen que pagar más de 200 euros por un implante “de similar calidad al nuestro” al no tener “capacidad directa de negociación con los fabricantes”, concluye.

En lo que respecta al tema de financiación, Fossati reconoce que estas clínicas ofrecen facilidades financieras para que sus pacientes puedan costear sus tratamientos, porque “al ser una empresa grande, las financieras atienden antes a ellos que a nosotros, que no tenemos el volumen de clientes ni su aval económico”. Esto lleva a coalición la acusación de todas las fuentes consultadas de parte de esta postura de que los propietarios de estas multinacionales no son odontólogos, lo que el doctor denuncia y en lo que reitera que es lo esencial y que el Colegiado de Odontólogos a nivel nacional “debería regular”. Advierte de que “el problema fundamental radica en la falta de regulación para adquirir una clínica dental”.

En la línea de este pensamiento, opina que el hecho de que una clínica sanitaria esté controlada por un gran empresario va en detrimento de la calidad del trato y una “falta de ética” que hace que “se contrate a gente de fuera, sin experiencia”. “Esa persona que trabaja temporalmente en Ceuta ni le va a poner cariño, ni empeño ni dedicación y no va a tener miedo en hacerlo mal” alega en lo que interpreta en una escasez de compromiso profesional en comparación con un dentista que trata a la gente de su ciudad. “Nosotros trabajamos con pacientes y ellos con clientes”, diferencia.

Berta de la Rubia cuenta que la gente que viene a su clínica sabe de esas ofertas promocionadas y que cuando acuden a sus manos, no suelen pedir muchas explicaciones, puesto que saben que van a una clínica privada y “el servicio que van a encontrar y la calidad que ofrezco”. Habla de denuncias que ha conocido de mano de sus pacientes por problemas y descontentos que han tenido con estas clínicas, no solo por los implantes sino en términos odontológicos en general, y también financieros. “Me pasa al menos una vez al mes y supongo que no solo me pasa a mí”, anuncia dubitativa. La mayoría de los casos que dice haber tenido han sido por “cuestiones estéticas, consecuencias por no colocar bien el implante”. De no realizar un adecuado proceso quirúrgico para la colocación del implante, no solo se puede producir infección, sino que se puede desintegrar y perder dicho implante.

Cualificación profesional

Antonio Díaz detalla que para colocar implantes “hace falta cierta experiencia, hay que hacer un estudio previo porque el material tiene que ser compatible con el hueso para que no lo rechace. Si pasa esto, a la larga tiene un coste mayor”. Fossati alega a colación de esos “fracasos” que “el volumen de pacientes a lo mejor es diez veces mayor al que puedes llegar a ver y a controlar, y esos fallos de control es lo que produce un mal tratamiento y un posterior enfado”, determina. Por este y otros motivos citados está convencido de que “en algunas de estas empresas no tienen personal suficientemente cualificado, no solo para hacer implantes sino para ejercer la práctica de odontología en general”.

En contraposición, AvantDent defiende su tipo de clínica en que es precisamente entre la competencia “efectiva” cuando las empresas “pueden optar por reducir sus precios y aumentar la calidad de sus productos o servicios”. De esta forma, “los consumidores son los mayores beneficiarios”.

La entidad declara que entienda que pueda haber “tensión” en la competencia debido a que “en los tres primeros meses hemos duplicado nuestras previsiones económicas, siendo ya líderes por facturación en la ciudad”, deduce. También hace referencia a su implantólogo, con “más de 5.000 implantes dentales”, y a su material, con "todas las certificaciones y normativas exigidas por la Unión Europea "de la máquina en 3D en la que han invertido para poder determinar “con total exactitud el grosor, altura y anchura de los huesos donde se colocarán los implantes” para no dejar lugar a dudas de sus garantías de calidad ofertadas.

Para tratar de evitar posibles engaños en un futuro respecto a la calidad del material con el que se trabaja y del que se ha barajado como una debilidad de las multinacionales odontológicas, Blesa añade que “es importante que el paciente pregunte la marca del implante, que tenga el certificado de la Comunidad Europea como mínimo”. “La cuestión no es tanto que el material del implante no sea bueno, que se garantiza que es de primera, sino la forma que tienen de venderte el producto, a lo que saben que los odontógos no se van a prestar; yo no vendo el producto, vendo el tratamiento”, valora. Como última reflexión al debate, Blesa se pregunta: “¿Cuánto vale la mano del cirujano que te está abriendo la encía y te está colocando el implante al lado de un nervio?”.

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