222 DETENIDOS EN 5 AÑOS

Ceuta se consolida como uno de los polos nacionales de la actividad yihadista, cada vez más endogámica

Ceuta se consolida como uno de los polos nacionales de la actividad yihadista, cada vez más endogámica
yihadista detenido loma colmenar abril 2017
Mapa de actores yihadistas en España.

El último lustro de la historia policial y judicial del yihadismo en España tiene principio y final en Ceuta. Entre enero de 2013 y septiembre de 2017, 222 individuos que "habían hecho suyas las actitudes y creencias del salafismo yihadista" fueron detenidos en territorio nacional por actividades de terrorismo. El 21 de junio de 2013 fueron detenidos en la ciudad autónoma ocho individuos, todos ellos de nacionalidad española, nacidos y residentes aquí. La semana pasada se produjo el arresto y posterior entrada en prisión provisional de otro español residente en el Príncipe. La red de centros neurálgicos de este fenómeno incluye otras cinco ciudades: Barcelona, Madrid, Melilla, Girona y Alicante.

Este último ya no aparece en el informe 'Actividad yihadista en España, 2013-2017: de la Operación Cesto en Ceuta a los atentados en Cataluña', el exhaustivo repaso que Fernando Reinares y Carola García-Calvo, del Real Instituto Elcano, han elaborado sobre el mapa actual del yihadismo nacional, que "refleja un fenómeno que tiende a concentrarse en bolsas localizadas".

"Se detectan más yihadistas insertos en células, grupos o redes (CGR) de nueva formación que de naturaleza regenerada. Ha sido común que dichas CGR tuviesen alcance transnacional y estuviesen relacionadas con sus organizaciones de referencia. Especial notoriedad adquiere", resaltan los autores, "en términos de amenaza terrorista, el hecho de que un 27,7% de los aludidos yihadistas fuesen miembros de CGR con funciones operativas de terrorismo en España".

Casi el 67% de los individuos tenían vínculos de vecindad antes de ser detenidos o fallecer como consecuencia de su implicación en actividades yihadistas. Además, un 16,8% mantenía vínculos de amistad y en otro 6,6% de los casos, eran, al menos, conocidos con anterioridad a su implicación. Por último, son "relevantes" los vínculos de parentesco (5,7%), pues sobre todo a individuos residentes en una misma provincia. Ocho de las 69 CGR estaban integradas casi en su totalidad "por individuos conectados a través de vínculos familiares y residentes en las mismas localidades". 

Individualmente llevaron a cabo, al menos, diez diferentes funciones vinculadas a las actividades terroristas de sus respectivas CGR. Entre los yihadistas de nacionalidad marroquí se detecta "mayor proclividad a implicarse en la ideación, planificación, preparación y ejecución de un atentado dentro de España que los de nacionalidad española, más propensos estos últimos a llevar a cabo actos de terrorismo en zonas de conflicto". Prácticamente la mitad de los individuos objeto del estudio se habían desplazado hacia una zona de conflicto en países del mundo islámico, intentaron viajar a ella o tenían la intención de hacerlo.

Los arrestados en la 'Operación Cesto' formaban parte de una red yihadista y desde el año anterior actuaban en estrecha conexión con otros integrantes marroquíes de la misma ubicados en Castillejos. Hasta su aprehensión, en el curso de la Operación Cesto, radicalizaban, reclutaban, adiestraban y enviaban a Siria jóvenes musulmanes para que se unieran a organizaciones yihadistas activas en dicho país, en guerra civil. Una vez en ellas, incluso ejecutaban atentados suicidas. Uno de estos, perpetrado en el verano de 2012 en Al Bara por un joven ceutí enviado por la red, ocasionó cerca de 100 víctimas mortales.

Entre ellos, 'Marquitos' y Abdelkrim Chaib, que ya habían sido aprehendidos por el mismo tipo de actividades delictivas en 2006 pero fueron finalmente absueltos. Tras su puesta en libertad, en 2012, se implicaron desde Ceuta, como dirigente el primero y asistente el segundo, en una red hispano-marroquí de reclutamiento y envío de yihadistas a Siria e Irak que se reactivó tras permanecer unos años en estado de latencia y cuya desarticulación se inició en junio de 2013 para concluir en septiembre del mismo año.

Varones casados con entre 18 y 38 años

A lo largo del periodo de tiempo analizado, 230 individuos fueron detenidos o perdieron la vida en España por su participación en actividades relacionadas con el terrorismo yihadista. Una gran mayoría de los detenidos y fallecidos son varones, tres cuartas partes con entre 18 y 38 años en el momento de su detención, más frecuentemente casados que solteros; en proporciones muy similares, sobre todo de nacionalidad marroquí y española. Residentes en la provincia de Barcelona (24,3%), Ceuta (15,0%), la comunidad de Madrid (13,6%), Melilla (9,3%) y la provincia de Girona (7%).

Los individuos a quienes cabe describir como 'actores solitarios' son todos hombres. Su edad media en el momento de la detención –31,6 años– era poco más de un año superior a la de los implicados en compañía.14 El tramo de edad más frecuente entre los primeros fue de 30 a 32 años (23,1%) y de 24 a 26 años entre los segundos (18%). Apenas se han registrado casos de ese tipo en Ceuta y Melilla (6,3%), pero suponen una cuarta parte de quienes residían en Madrid (24,1%). 

Algo más de la mitad son segundas generaciones descendientes de inmigrantes procedentes de países mayoritariamente musulmanes y, en menor medida, inmigrantes de primera generación con ese mismo origen. Uno de cada 10 es converso. Quienes han cursado estudios de educación Secundaria cuatriplican a los que no pasaron de una escolarización Primaria.

Se trata de individuos que "trabajaban principalmente en el sector servicios o como obreros no especializados, estaban desempleados o carecían de ocupación conocida, lo que a menudo significa que combinan actividades yihadistas y pequeña criminalidad". Hay un "significativo número" de estudiantes y al menos un tercio de los detenidos o muertos contaba con antecedentes penales por delincuencia común.

Su radicalización yihadista se inició a partir de 2011 o 2012 en la mayor parte de los casos. Es decir, "tras desencadenarse la guerra civil en Siria y el establecimiento de un condominio yihadista en el norte de Malí". La edad media al comienzo del proceso de radicalización fue de 25,9 años en el caso de los hombres y de 20,7 años en el de las mujeres.

La información disponible indica que los miembros de CGR que se dedicaban a tareas de financiación obtenían dinero básicamente para cubrir las necesidades económicas propias de su implicación. Para ello se beneficiaban de donaciones o colectas que llevaban a cabo en barrios como el del Príncipe Alfonso o la mezquita de la M–30 en Madrid, y del tráfico de estupefacientes a pequeña escala.

Entre enero de 2013 y septiembre de 2017, 222 individuos que habían hecho suyas las actitudes y creencias del salafismo yihadista fueron detenidos en España por actividades de terrorismo; ocho más murieron como resultado de su participación en las mismas. Una gran mayoría tenía a Estado Islámico como organización de referencia y estaba implicada dentro de células, grupos o redes (CGR). En conjunto, el mapa actual del yihadismo en nuestro país refleja un fenómeno que tiende a concentrarse en bolsas localizadas. Se detectan más yihadistas insertos en CGR de nueva formación que de naturaleza regenerada. Ha sido común que dichas CGR tuviesen alcance transnacional y estuviesen relacionadas con sus organizaciones de referencia. Especial notoriedad adquiere, en términos de amenaza terrorista, el hecho de que un 27,7% de los aludidos yihadistas fuesen miembros de CGR con funciones operativas de terrorismo en España. Individualmente llevaron a cabo, al menos, 10 diferentes funciones vinculadas a las actividades terroristas de sus respectivas CGR. Entre los yihadistas de nacionalidad marroquí se detecta mayor proclividad a implicarse en la ideación, planificación, preparación y ejecución de un atentado dentro de España que los de nacionalidad española, más propensos estos últimos a llevar a cabo actos de terrorismo en zonas de conflicto. Prácticamente la mitad de los individuos objeto de nuestro estudio se habían desplazado hacia una zona de conflicto en países del mundo islámico, intentaron viajar a ella o tenían la intención de hacerlo.

Ceuta se consolida como uno de los polos nacionales de la actividad yihadista, cada vez más endogámica


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