- Es imposible permanecer impasible ante ciertas actitudes que dañan aquello por lo que una no sólo cree, sino que forma parte de mi estilo de vida.

La igualdad es uno de los principios incuestionables para mí, mi concepción de ella hizo que me metiera a participar activamente en el PSOE de Ceuta, de la mano de José Antonio Carracao. Soy socialista porque soy feminista. A estas alturas nadie puede dudar de las barreras que ha roto el PSOE para lograr que los derechos de las mujeres estén presente en todos los programas políticos, aunque no todos los trabajen, entiendan o lo sientan de la misma manera.

Son muchas las veces las que se me vienen a la cabeza la lucha de miles de mujeres que, aún poniendo en riesgo su integridad, han encabezado manifestaciones en defensa de nuestra libertad. Eran otros tiempos, ahora todo es más fácil, aún así siento un ardor en el estómago cuando observo tanta debilidad por parte de algunas personas cobardes que no saben estar a la altura de las circunstancias.

Quienes me conocen saben que pienso que no todo vale para estar en política, y que hay cuestiones internas que no son tan internas en el momento en el que se ven afectadas tanto la gente de la calle como los ideales.

Hemos aprendido a no tolerar la corrupción, aquí nadie oscila en pronunciar el nombre de la persona que ha cometido una irregularidad y pedirle que cese de su puesto, algo que aplaudo puesto que sólo así ganamos en credibilidad, y la transparencia debe ser otro valor imposible de olvidar.

¿Pero qué pasa cuando hablamos de los derechos de las mujeres y la igualdad?

Aquí es cuando vienen los ocultamientos, la permisividad y el dejar pasar. Y no, así no se hace política en ningún partido, así sólo se hace a uno mismo y por nuestros pasos, conductas y actitudes nos conocerán. He aprendido algo en todos estos años, hice que por fin mi vida fuera mía, por eso no puedo aceptar algunas declaraciones que dañan aquello que hemos conseguimos gracias a tantas revelaciones, gritos de justicia y muertes. Hay personas que tenían tan asimilado un principio, que se jugaron la vida por defenderlo porque sin igualdad jamás existirá democracia.

El acontecimiento que pasó en nuestra ciudad suscitó reacciones diversas. El Presidente de la Comunidad Islámica de Ceuta pudo cometer un delito por incitar y justificar el maltrato, por hacer apología de la violencia de género, palabras que puse en fiscalía junto a la Ciudad, la Delegación y Mujeres Progresistas. Alabé la rápida respuesta de reacción que tuvieron los partidos políticos a través de sus caras visibles, y lamenté profundamente el titubeo de quien, cuando fue preguntado por las declaraciones de Maateis, decidió no condenar por estar en campaña. La duda ofende y hay ofensas que no tienen vuelta atrás.

Tampoco comprendo que a fecha de hoy este señor siga siendo el Presidente de la Comunidad Islámica, algo falla en esta ciudad cuando se sigue ratificando su puesto. Este hombre daña al Islam, ¿Qué intereses hay para no pedirle el cese? Aquí el Gobierno tiene mucho que hacer, también. A veces una explicación a tiempo, una rectificación personal, o un paso atrás es mucho más digno que dejar ganar la ociosidad.

La ciudadanía demanda humildad, y cuando se decide ocupar un cargo público hay que ser muy exigente, tanto por parte de quien lo ocupa como de quien lo sitúa, porque como dijo Jorge Luís Borges “Hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria”.

¿ Y qué tiene que ver todo esto, ahora? Mucho. Se hace insoportable observar la nula reacción de quienes tienen que rechazar y condenar el terrorismo machista. El último día del año y el primer día del 2016 asesinaron a dos mujeres y al hijo de una de ellas. Mientras, seguimos hablando del Referéndum sí o Referéndum no. Estoy convencida que este país tiene problemas muchos más serios y que necesitan acuerdos de Estado, la violencia de género no puede pasar inadvertida por la sociedad. Mientras asesinan a mujeres, se debate sobre el "vestido" de Pedroche en las campanadas del 31. A mí me parece genial que ella lleve transparencia, le queda perfecto, apuesto por la libertad mientras no sea un uso de su cuerpo como reclamo televisivo, pues entonces estaríamos hablando de desigualdad de género y sexismo y sí, tiene relación con los crímenes machistas.

Nos queda mucho por hacer, empezando por aumentar las conciencias y acabar con la pasividad de un mundo que gira y gira sin cesar alrededor del patriarcado, un patriarcado tan normalizado que hasta se justifica como natural. Es natural que un Presidente de una Comunidad diga lo que dijo en Ceuta y no sea condenado por algún que otro "líder" político, es natural que se culpabilice a las mujeres de una cultura por el virus del papiloma y no se defienda la libertad sexual, es normal que para anunciar una fiesta en Ceuta se ponga un cartel que denigra a la mujer, o es normal que a fechas de hoy el Gobierno no se haya reunido para poner fin a este machismo que asesina a mujeres por día.

Pero no, la loca somos quienes nos alarmamos aquí y allí, pues viva la locura.