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Caballas

El dos de septiembre sigue siendo el Día de Ceuta. Así lo ha querido el PP, que pretende imponer una visión de Ceuta monolítica y excluyente. Ésta efemérides conmemora hechos reprobables que ofenden a una gran parte de la ciudadanía ceutí. No parece muy razonable festejar una matanza en la que fue aniquilada la población autóctona de nuestra tierra en nombre de una cultura dominante.

El día de Ceuta debe ser, por definición, un elemento aglutinador. Una forma de fortalecer la cohesión social, el sentimiento de pertenencia al grupo y la condición de pueblo como sujeto político. Por ello, la fecha que se determine tiene que servir para enfatizar la seña de identidad por excelencia de nuestra Ciudad. Aquello que nos une a todos sin excepción. Aquello en lo que nos sentimos plenamente identificados y de lo que nos sentimos orgullosos. Nuestro amor a España. Los ceutíes tenemos grabada en nuestra conciencia colectiva la necesidad e importancia de defender “con uñas y dientes” la españolidad de Ceuta, tantas veces cuestionada o atacada de manera injusta y dolorosa. Por eso somos muchos los ceutíes que pensamos que la fecha ideal para celebrar el “Día de Ceuta” es aquella en la que el pueblo de Ceuta decidió, en referéndum, pertenecer al reino de España. Es un mensaje claro y categórico: elegimos ser españoles, y lo vamos a seguir siendo eternamente. Sería una manera hermosa de “hacer Ceuta”. Pero no ha podido ser. Aquellos que piensan que Ceuta es exclusivamente suya lo han impedido. Hemos desaprovechado otra oportunidad de avanzar en la unidad.

Caballas considera que Ceuta atraviesa por un momento muy difícil. Que estamos asfixiados por un cúmulo de problemas de enorme envergadura que sólo podemos afrontar con alguna posibilidad de éxito desde la unidad. Es la hora de la generosidad, del compromiso y de la fraternidad entre todos los que aquí convivimos.

Seguimos siendo la Ciudad con más paro, pobreza y fracaso escolar de toda Europa. Con enormes déficit en equipamientos esenciales, en especial de vivienda. Atrapados entre el caos fronterizo y los abusos consentidos de las navieras. Condenados a padecer un régimen político y administrativo al margen de la Constitución, porque nuestra Carta Magna no contempla la existencia de “Ciudades autónomas”, lo que nos debilita, nos discrimina y obstaculiza en exceso nuestro desarrollo. Ceuta es la capital de la desigualdad, como fruto de una aplicación prolongada de las políticas del PP, todavía incapaz de entender la Ceuta del siglo veintiuno.

Ceuta es una Ciudad intercultural, plural, joven, inquieta, luchadora y esperanzada. Pero necesita canalizar adecuadamente todo ese enorme caudal de energía positiva. Necesitamos un cambio de mentalidad, de actitud y de política. Los ceutíes, todos, sin exclusiones ni recelos, tenemos la palabra.