Donde no llega Halloween

La batalla es desigual: la apisonadora USA con forma de calabaza, truco o trato acompañado por la mercadotecnia global o las viejas costumbres católicas, siempre más austeras, como Todos los Santos, un día para acudir al cementerio y recordar a los nuestros. Aunque Halloween gana terreno año a año, las viejas tradiciones aún sobreviven. Como cada año, el cementerio de Santa Catalina revive, valga el juego de palabras, para el primero de noviembre en una ciudad dividida en tres tercios: quienes tienen resaca de la noche de Halloween, quienes se han echado al monte a celebrar el Día de la Mochila o quien, del brazo de sus seres queridos, ha dedicado la mañana a adecentar la tumba de sus difuntos y recordarlos en vida, aunque sea una sola vez al año.



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