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Un enfado de Vivas propicia que Sánchez-Prado siga sin placa que recuerde que fue fusilado por los golpistas

Un enfado de Vivas propicia que Sánchez-Prado siga sin placa que recuerde que fue fusilado por los golpistas
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La placa de la estatua seguirá, por el momento, sin mencionar como murió

“El tono hace imposible cualquier transacción o consenso. La retiramos”, zanjó Vivas con el rostro enfadado el debate de la propuesta de Caballas en la que proponía que la estatua que honra la memoria del ex alcalde republicano de Ceuta, Antonio López Sánchez-Prado, fusilado el 5 de septiembre de 1936 por los franquistas en la playa del Tarajal, recogiera precisamente cómo murió. La placa, al menos de momento se queda como está, diciendo que fue un buen médico y muy querido por su pueblo y olvidando precisamente los acontecimientos que le hacen perdurar en el recuerdo del pueblo al que gobernó.

El final de la propuesta de Caballas aparece como el ejemplo perfecto de porqué la ciudadanía se divorcia de la política. De acuerdo, aunque con leves matices, en el fondo, las formas, los modos, el tono, acabó con el interés general, la historia y la lógica en la papelera. El Partido Popular tumbó con sus votos la propuesta de Caballas. Pero antes, el tono crispado del diputado de Caballas, Mohamed Haidor hizo enfadar al presidente Vivas, también al diputado Emilio Carreira, y el PP retiró su transaccional a la propuesta de los localistas, que estos a regañadientes y “como mal menor” habían aceptado.

La historia, tan bien recopilada por Paco Sánchez, cuenta, sin género de duda ni matiz para el debate, que Antonio López Sánchez-Prado, además de médico entregado a sus labores y siempre dispuesto a ayudar a los que lo necesitaban fue alcalde de Ceuta. Alcalde de Ceuta durante la II República, alcalde el fatídico verano de 1936 cuando Franco se levantó contra la democracia e inició una contiende civil para subvertir el orden establecido. Sánchez-Prado pudo haber evitado su final, huir. Pero optó por quedarse al frente de su pueblo, defender sus ideas y el orden constitucional y democrático que le había llevado, mediante las urnas, al sillón que hoy, ocho décadas después, ocupa Vivas. Su coherencia con sus ideas y la defensa de las mismas le costó la vida, por pensar diferente, por defender lo votado por la ciudadanía y oponerse al levantamiento militar. Eso y no su papel de médico es lo que acabaron por dar a Sánchez-Prado su trascendencia histórica y propiciar que tenga una estatua justo enfrente del ayuntamiento. El mismo ayuntamiento que tardaría tras su muerte 40 años en recuperar un alcalde elegido por sus vecinos, que diría Rajoy.

Recientemente la deteriorada placa originaria de la estatua se cambió y en la nueva se omite toda referencia a su fusilamiento. Caballas propuso este viernes que se sustituyera de nuevo para honrar la memoria del ex alcalde, recordando la verdad histórica.  “su figura política es inolvidable, sus cualidades y valores humanos hacen que perdure indeleble en la memoria del pueblo. Fue vilmente asesinado por los fascistas. Se hace necesario recordarlo. En la placa se obvia y se silencia intencionadamente la manera vil en la que fue asesinado”, argumento Haidor.

Caballas propuso un texto nuevo para la placa: “Antonio López Sánchez-Prado, alcalde de Ceuta asesinado por fusilamiento a manos de los sublevados fascistas el 5 de septiembre de 1936 por defender el orden constitucional”. El PP lo rechazó con sus votos.

Antes de la votación, Emilio Carriera, propuso un texto alternativo: “´Sánchez-Prado murió por defender la democracia y la libertad”.

“Todo el mundo en Ceuta sabe sin excepción quién fue Antonio López Sánchez-Prado y porqué murió. Yo no sé si los que lo mataron eran fascistas, sí sé que eran unos asesinos. No nos aporta nada la placa. Otros muchos también murieron por defender la libertad y la democracia como él y no tienen estatua.

“No hay problema siempre y cuando figure también que fue fusilado por los golpistas”, aceptó a regañadientes Haidor.  “No murió por muerte natural”, concedió Carreira, e insistió, “si lo prefiere ‘fue asesinado por defender la democracia y la libertad”.

“40 años de democracia sirven para que el Rey hable al fin de dictadura, pero no para que su grupo olvide sus complejos”, arrancó una nueva réplica Haidor en la que repasó la historia del ex alcalde, cruda. “No es admisible devaluar su memoria. Fue asesinado por los golpistas”, insistió, Haidor, aún así Caballas cedió: “Como mal menor aceptamos su propuesta”.

“Si la aceptan como mal menor mejor voten que no. El mal, aunque sea menor, es mal. Esa estatua no la puso usted, la puso Vivas, arrancó Carreira. “¿Cree que la puso con intención de devaluar su figura? En la actitud de este grupo no hay ningún complejo. Nos horroriza lo que le hicieron, pero el problema es que cuando usted dice ‘fascistas’ nos mira a nosotros”, le reprochó Carreira.

Llegado a ese punto, Vivas tomó la palabra para reconducir la postura de su grupo, retirar la transaccional y reprochar con enfado el tono agresivo con el que defendió la propuesta el de Caballas. El final es que el ex alcalde seguirá siendo recordado como médico más que como uno de tantos asesinados a sangre fría por defender sus ideas, las ideas de democracia y libertad y de respeto constitucional a la voluntad expresada por la ciudadanía en las urnas. Y todo por una cuestión de matices y de tonos.

Un enfado de Vivas propicia que Sánchez-Prado siga sin placa que recuerde que fue fusilado por los golpistas


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