El Gobierno local ha tomado la “decisión política” de no volver a hacer nunca más reconocimientos de deuda. Así lo ha afirmado el presidente Vivas, tras la decisión de dirimir e los juzgados una reclamación de Arasti Barca, aunque, inmediatamente ha rebajado su afirmación admitiendo que tal vez  ”nunca” pueda ser “excesivo e imprudente” por su parte. “Pero es el objetivo político”, ha recalcado.

“Hemos llegado a la determinación con los reconocimientos de deuda que cuando se produzcan que se diriman en los juzgados, a la vista de los reiterados pronunciamientos de la Asamblea en relación con estas prácticas que no se consideran recomendables”, argumenta, recordando que “hay casos y casos” y se actuará en correspondencia “procurando que la incidencia de los reconocimientos de deuda sea la menor posible”.

El objetivo pasa por aplicar los procedimientos legales de licitación para agilizar la ejecución de los proyectos o servicios, pero el proceso, lamenta Vivas, es muy “garantista” y permite elñ recurso en todas las fases del procedimiento de adjudicación lo que en ocasiones ralentiza la ejecución y produce largas demoras.  

Siempre queda TRAGSA

Pero a veces urge licitar para ofrecer un servicio y no la Administración no se puede permitir el lujo de ir a juicio y demorar más el servicio por lo que no se cierra la puerta del todo a los reconocimientos de deuda si las circunstancias aprietan, Pero “hay otras fórmulas”, entre ellas las encomiendas de gestión a la empresa estatal TRAGSA, sociedad a las que la Ciudad, alegando agilidad y urgencia de las obras encargadas, está encomendando buena parte de la inversión pública en esta legislatura.