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Un Juan para liderar al PP, pero ¿Bravo o Vivas?

Un Juan para liderar al PP, pero ¿Bravo o Vivas?
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Juan Vivas y Juan Bravo en el cierre de campaña del PP en las elecciones generales de 2015./archivo

Las voces en el partido aupando a Bravo a candidato ideal para las elecciones de mayo crecen en decibelios hasta el punto de forzarle a pronunciarse al propio Bravo. Ambos han dicho este mismo sábado que están "a disposición del partido", aunque Bravo reconoce que la decisión la tiene que tomar Vivas, y Vivas no la tiene tomada. Entre los factores que pueden determinar la decisión de Vivas están la salud y el reto que ya plantea VOX

Ceuta es esa ciudad en la que uno se puede acostar con el taró empapándolo todo y levantarse con el poniente dejando la atmósfera límpida y permitiendo mirar muy lejos. Un clima cambiante que influya o no en la mentalidad de sus gentes parece una metáfora perfecta de lo que un día fue la política municipal. Así, de la noche a la mañana un partido sin implantación como el GIL rozó la mayoría absoluta, año 1999. Así era la política en la Asamblea, cambiante como el viento. Así era hasta que en 2001, una moción de censura respaldada por la mitad del GIL que lideraba Jesús Simarro aupó a Juan Vivas a la alcaldía. Desde entonces el viento sopla con fuerza a favor de los intereses populares. Dos mayorías absolutísimas en 2003 y 2007 (19 de 25 diputados), leve resentimiento en 2011 con la crisis económica golpeando duro (18 de 25) y un descenso notable, pero sin perder la mayoría absoluta, en la última cita con las urnas, 2015, (13 diputados). Desde que Juan Vivas es alcalde las legislaturas transcurren sin mociones de censura que cambien –como el viento– al partido en el poder y al alcalde-presidente, algo que tras 18 años en el poder, se cumplirán en febrero, empiezan a recordar ya sólo los más viejos del lugar. Así las cosas no es de extrañar que el hecho de que Vivas siga dudando sobre si repetir como candidato o no tenga en vilo al Partido Popular de Ceuta, en cuyo seno, muchos han empezado a dar por hecho que será Juan, sí, pero Bravo y no Vivas el que figure en el número uno de la lista a la Asamblea de Ceuta en la papeleta del próximo mes de mayo –a la vuelta de la esquina–.

¿Y Vivas qué piensa? Lo último de todo esto en una conversación informal con este medio este mismo sábado es que “estoy dispuesto”. Sólo dos palabras autorizadas. Lo que no se puede decir es más interesante, pero aunque no lo diga él, lo dicen sus colaboradores cercanos y lejanos, del Gobierno y del partido. Juan Vivas duda. A estas alturas de la película, cuando el héroe ya debería tener asumido su destino en la batalla, sigue dándole vueltas a la “mejor decisión para el partido, para la ciudad y para España”, cita una fuente cercana al presidente.

Al menos una fuente del partido y otra del Gobierno, han dado por hecho que Vivas no va a repetir candidatura

Las dudas son tantas, se prolongan en el tiempo tanto, el panorama interno en el PP es tan angustiante como intentar ver más allá de las narices en un taró, que a Juan Bravo se le señala cada día como más probable. Tanto que él mismo ha tenido ya que salir al paso para decir lo que cualquiera que no quiera perder ese tren diría: yo no soy digno de tal honor. “Sinceramente, no creo que yo sea la persona adecuada”, en su propio verbo para Ceutaactualidad. Diga lo que diga en público, en los corrillos suena con fuerza, muchos lo quieren, otros pocos lo desean y todos reiteran que sólo en caso de que Juan, pero Vivas, no quiera.

Y ¿qué quiere Juan Vivas? El mismo parece no saberlo aún. Y así ha transcurrido la legislatura jugando con la margarita del me presento, no me presento, para exasperación de los suyos y los ajenos.

En marzo de 2017, nada más ser reelegido presidente del PP de Ceuta, abrió el melón de su sucesión. Iba en serio. Tanto que se lo dijo a su consejo de Gobierno. Alguien le convenció de que lo reconsiderara aunque fuera sólo por motivos prácticos. “Nadie te va a hacer caso si anuncias ahora que ya te vas. No puedes pretender controlar esto sin estar”, recuerda un colaborador haberle dicho en confianza al presidente para intentar convencerle de que lo reconsiderara. Así, jugando al despiste, sin decir que se arrepentía y dando muestras de seguir dándole vueltas, en mayo de 2018 dejó todas las opciones de nuevo abiertas. En septiembre de este mismo año, sólo hace tres meses, insistió en dejar la decisión en manos del partido. Otro eufemismo cuando todo el mundo sabe que la decisión es suya, y nadie, absolutamente nadie, parecer querer discutírsela, al menos no de frente, cualquier esbozo de querer apostar por Juan Bravo como candidato siempre lleva la coletilla de “cuando Vivas lo deje”, expresada con estas palabras u otras parecidas.

La cosa parecía estar más o menos clara, tanto que en octubre, el PP anunció que en noviembre decidiría sobre las listas. Estamos en diciembre y Vivas abiertamente sigue dándole vueltas.

Al menos una fuente del partido y otra del Gobierno, han dado por hecho que Vivas no va a repetir candidatura. Si son simples opiniones a sumar al coro que resuena en el PP de Ceuta estos días o tienen información privilegiada sólo lo saben ellos, porque una vez más, nadie se atreve a toser más fuerte de la cuenta.

El retraso en la configuración de la lista, lo disculpan desde el PP, aludiendo a la propia agenda del nuevo líder nacional, Pablo Casado, que va a patear todas las autonomías para anunciar y refrendar en persona a sus candidatos. ¿Cuándo vendrá a Ceuta? Aún no hay fecha cerrada, confirman desde el PP. Pero van cayendo los territorios a medida que avanza el calendario. En sólo un fin de semana Aragón y Murcia; Castilla La Mancha ya está también en la agenda. Y se prevé que para el final se dejará las más conflictivas: Valencia y Madrid. Ya queda menos. Algo que sabe incluso el propio Vivas, que tiene que decidirse.

No apoyó nunca a Casado

Desde el pasado domingo, con la irrupción de VOX en escena con sus 12 diputados en Andalucía, cualquier pronóstico más o menos lógico para Ceuta ha caído en saco roto

Precisamente el papel de Casado puede influir también en la decisión que se tome. Tal y como recuerda alguien que da por hecho que Vivas no repetirá, el PP de Ceuta no fue con Casado en la batalla interna nunca: ni al principio, cuando había varios candidatos (se apoyó a Cospedal) ni al final, cuando sólo quedaron Sáenz de Santamaría y Casado (se apoyó a Santamaría).

Alguna voz consultada por este diario cree que “Vivas repetirá si Casado le deja hacer la lista que le dé la gana, pero no le va a dejar. Si no le deja esgrimirá problemas de salud y se apartará dando paso a Bravo, que sí que se lleva bien con Casado”.

Por partes, otro veterano curtido del partido matiza sin conocer esta declaración que “la Dirección Nacional nunca se ha metido en las listas más allá de validar al número Uno, al menos no que yo recuerde”, dice una voz que tiene lustros de experiencia en estas lides.

La salud y VOX como factor

Aunque hay quien apunta que Vivas y el PP en realidad sopesan ya cómo se frena mejor a VOX, con o sin Vivas, con cuál Juan, hay quien avisa desde el conocimiento profundo del carácter y la mentalidad del presidente que “si no se presenta es porque ve el futuro realmente negro”

Lo de la salud sí es cierto. A Vivas la edad y el estrés del poder le pasan factura, visible es. Los médicos ya le han aconsejado que desacelere y como tantas otras personas con esa carga de tensión diaria, su corazón ya le avisó no hace demasiado de que el ritmo hay que bajarlo. “Se ha hecho un chequeo recientemente”, apunta otro colaborador, sin aclarar si eso es bueno, malo o definitivo. Todo sigue abierto.

Y para complicar más la decisión –si Piqué supiera– aparece otro factor que no pocos señalan como determinante: VOX. Un partido al que ya muchos empiezan a mirar como una especie de resurrección del GIL, no sólo por ciertas de las ideas con las que se maneja, sino también por una posible irrupción estratosférica de la noche a la mañana en la vida política local. Justo lo que sucedió antes de la llegada de Juan Vivas, puede marcar su marcha.

Hasta el pasado domingo todos en cualquier corrillo político daban por hecho que el PP podría bajar y perder la mayoría absoluta, pero le alcanzaría para gobernar en coalición con algún partido, seguramente Ciudadanos, de un modo más o menos cómodo o al menos práctico. Desde el pasado domingo, con la irrupción de VOX en escena con sus 12 diputados en Andalucía, cualquier pronóstico más o menos lógico para Ceuta ha caído en saco roto, todos le dan ya representación y muchos creen que puede devolver al PP a su espacio natural hasta la era Juan Vivas, los 8 diputados de 1999 (Fortes). ¿Y qué cambia eso? Parece que todo.

Quienes dentro y fuera del PP conocen bien a Juan Vivas aseguran que si a nadie le gusta perder, a Vivas, menos. Acostumbrado a ganar sin despeinarse mayoría absoluta tras mayoría absoluta desde 2003 (4 elecciones) nadie cree que el presidente esté dispuesto a empañar su carrera con una derrota final por no quitarse del medio a tiempo. El legado en política casi siempre está trufado de egoísmo. Aunque hay quien apunta que Vivas y el PP en realidad sopesan ya cómo se frena mejor a VOX, con o sin Vivas, con cuál Juan, hay quien avisa desde el conocimiento profundo del carácter y la mentalidad del presidente que “si no se presenta es porque ve el futuro realmente negro”. Y eso lo dice alguien que asegura que cree que si no pasa nada raro dará el paso hacia delante en busca de su quinta victoria electoral consecutiva.

Incluso esta voz que apuesta porque Vivas repetirá, deja la puerta abierta, aún a primeros de diciembre, a que Vivas de un paso atrás. La única de todas las consultadas por Ceutaldia.com que se ha esmerado en desmentir cualquier rumor sobre ese ‘paso atrás’ de Vivas es el senador Guillermo Martínez, otro buen conocedor del presidente. Para él no hay duda, estará en el número uno de la papeleta, incluso a pesar de todos los pesares: de VOX, de la salud y de lo que sea. “Y sí, yo quiero a Bravo de presidente de Ceuta, pero cuando no esté Juan Vivas”, ha defendido Martínez. Seguro que a más de uno en el PP, dado el clima de paranoia que empieza a generar la margarita, esta defensa a dos bandas tan rotunda, le sonará a gato encerrado.

Para rematarlo todo, el propio Bravo, también este mismo sábado, también en la clásica charla informal político-periodista se desmarcaba con palabras casi calcadas a las que en sólo minutos usaría Vivas: “Yo estoy a disposición de lo que diga mi partido”. Aunque Bravo tiene claro que la decisión es de Juan, pero Vivas. A Bravo, uno de los que han asegurado que Vivas no repetirá “tampoco” le dan como candidato.

Y aún así da igual, lo que hoy es poniente, mañana puede ser levante. Esto es Ceuta, recuerden. Una tercera palabra de Vivas, no autorizada (en la vida hay que arriesgar a veces) “pronto”. Y es que aunque no lo hubiera dicho él, el tiempo se acaba para todos. Y a este suspense le quedan pocos capítulos para anunciar su final si nadie hace un ‘spoiler’ primero.

A lo mejor para salir de dudas, a quien habría que preguntarle que va a hacer Juan Vivas es a ella.

Un Juan para liderar al PP, pero ¿Bravo o Vivas?


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