La cueva-abrigo de Benzú, además de abrir nuevas rutas en la expansión de la humanidad, esconde otras evidencias que rompen también los esquemas establecidos. No solo la humanidad pasó por aquí en su conquista del planeta, sino que aquellos primeros ceutíes no eran solo cazadores recolectores sino también mariscadores y probablemente pescadores 100.000 años antes de lo que se creía,  explica el arqueólogo Juan Jesús Cantillo, del Proyecto Benzú.

Las teorías anglosajonas (otra vez ellos) fijan hace 100.000 años la “human revolution”, el salto evolutivo y cognitivo que hizo que el Homo sapiens pasara de cazador-recolector a realizar actividades más complejas, entre ellas la agropecuaria. Pero de nuevo los restos hallados en la cueva-abrigo de Benzú viene a poner en duda un paradigma aparentemente monolítico demostrando que sus primeros habitantes 100.000 años antes ya estaban perfectamente adaptados  a la vida en el litoral, y no vivían precisamente de espaldas al mar. En el yacimiento se han encontrado depósitos artificiales con conchas de lapas o piezas de silex usadas para desescamar.

Datos que Cantillo y el equipo del Proyecto Benzú han publicado en las principales publicaciones científicas. “Y han saltado las alarmas”, se ríen en el equipo del Proyecto Benzú. Los historiadores ingleses lo han puesto en duda”, explica Cantillo. Han alegado que podría haberlas depositado los pájaros o  por una morsa cuando el nivel del mar cubría la zona. “Pero eso no explicaría que estén todas juntas o que algunas tengan marcas de fuego”, rebate. O incluso conchas convertidas en adornos y cuentas de collares.

Todo indica que moluscos, bivalvos y quizá hasta crustáceos formaban parte de la dieta de los primeros habitantes de Benzú. O lo que es o mismo: las mariscadas se inventaron en Ceuta hace 250.000 años.