- El capitalismo no es sólo un sistema económico. El capitalismo, tras siglos de hegemonía y dominio, es una forma de pensar instalada en el imaginario de todos nosotros, lo que hace que sea imposible acabar con él de la noche a la mañana o de aquí a diez, veinte o sesenta años.

Ese fue uno de los errores de base de las experiencias de “Socialismo Real” que condicionaron el siglo XX: pensar que los cambios en la propiedad de los medios de producción traería, per se, una sociedad diferente. Eso y un sacrificio inaceptable de libertad a cambio de igualdad, regalando al enemigo el concepto de libertad, como si la libertad fuese algo exclusivo del capitalismo. O como si fueran, siquiera, compatibles realmente.

Cambiar la mentalidad de la sociedad es un trabajo laborioso y complejo que requiere de múltiples dispositivos institucionales, culturales y mediáticos. Trabajo de hormiguita ese de conseguir que se entienda que lo mejor del capitalismo es, precisa y paradójicamente, aquello que en él hay de anticapitalista.

Paremos y preguntémonos por un momento qué es lo que nos hace sentirnos más orgullosos de nuestros sistemas democráticos. Creo que la mayoría estará de acuerdo conmigo en señalar los componentes del estado de bienestar: Educación Pública, Sanidad Pública, Pensiones Públicas, derechos laborales y demás formas de extensión de solidaridad y ciudadanía. Todos estos factores nada tienen que ver con la lógica capitalista. Más al contrario, constituyen derechos conquistados al capitalismo, terreno ganado de los de abajo a los de arriba, de ahí que exista una tensión permanente entre capital y ciudadanía en la que el capital pretende expulsar a tales “intrusos”.

Podemos afirmar que lo que hace soportable al capitalismo no es el capitalismo, sino las parcelas protegidas de su naturaleza depredadora. ¿Acaso hay algo de capitalista en la Escuela Pública y gratuita? ¿Operan ahí el principio de rentabilidad o la acumulación de beneficios? Es más, ¿hay algo de capitalista en el concepto de parlamentarismo? ¿Existe alguna característica capitalista en la existencia de personas legitimadas por el voto popular reunidas y discutiendo acerca de leyes que garanticen el bien común? En absoluto.

Lo positivo de nuestras sociedades es que al capitalismo no se le deja ser un capitalismo puro, sin frenos, en el que toda la vida social responda a los códigos de un sistema caracterizado por la competitividad, el individualismo, la acumulación, el egoísmo, la codicia, el consumismo, la explotación y el darwinismo social. O, al menos, no se le dejaba.