Ángel Celadero López

Corría finales de agosto de 1995 cuando tres amigos Juan Pablo Ramos (8 temporadas como arbitro de Tercera División) Mumin Mehdi (7 años como asistente tanto en Segunda División B como en Tercera División) y un servidor (4 temporadas como árbitro en Tercera División),se asomaban al antiguo Colegio de Árbitros de la cuesta de La Legion, allí sentado en su viejo sillón nos recibía Don José Lechado y Manolo Ruiz.... era el principio de algo que nos llevaría 20 años ligados al mundo del arbitraje, toda una vida, pero todo eso sólo era el principio, porque quien de verdad nos enganchó a todo esto a base de entusiasmo, buen hacer y trabajo estaba por llegar.

Días después conocimos a quien nos enseñaría todo lo que se nos podía enseñar, ese eras tú Mariano, consejos desde como soplar al silbato, o su frase de “nunca pierdas el balón de vista”, hicieron que poco a poco supiéramos lo que había que saber de este difícil mundo, como hacer un acta (nadie redactaba como el),como hacer una liquidación o su manejo del reglamento y de todo lo relacionado con la competición no tiene comparación.

Siempre estuvo pendiente de mi, desde mi debut con él en el Bahia Sur, mi debut en Liga Nacional con el UA Ceutí, mi primer partido como árbitro en Tercera División en Sevilla donde no tardó en llamarme a primera hora de la mañana para desearme suerte y al final del partido para preguntar cómo había ido, siempre estuviste ahí.... cuando me vio sentado en un banquillo al empezar como entrenador recuerdo que me dijo “no sabes lo que estás haciendo, estás tan loco por el fútbol como yo, y eso que nunca hemos jugado”, qué razón tenías y que locura me pegaste Nano.

Y lo que es más grande no estaba pendiente de mi, estaba pendiente de todo, de todos, siempre dispuesto a un consejo, a una ayuda, a lo que fuera.

Estoy seguro de que mis compañeros lo compartirán, muchísimo de lo que llegamos a conseguir es en gran parte gracias a ti, gracias por haber estado ahí cuando se te necesitaba, gracias por estar cuando no y gracias por habernos dado la oportunidad de aprender tanto y tanto de ti.

Siempre estarás ahí con nosotros, en un campo, en un vestuario o en un banquillo, descansa amigo, que los que quedamos aquí seguiremos peleando por ese deporte que tanto amabas.