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Cinco miradas a Ceuta en el día del Orgullo LGTBIQ+

Cinco miradas a Ceuta en el día del Orgullo LGTBIQ+
Bandera Arco Iris en el edificio de Delegación de Gobierno
Bandera Arco Iris en el edificio de Delegación de Gobierno
Alicia Vivo, de la Plataforma LGTBIQ+ de CCOO; Andrea Ruiz Buscató y Kauzar Laasri, del CJCE; David Muñoz Arbona, senador por el Partido Popular, Lucía Heredia, Miss Ceuta y Jose Silva, artista

El Día del Orgullo se celebrará este año en el atronador silencio del ciberespacio, confinado por la pandemia, lejos de cabalgatas y celebraciones. Pero ni el coronavirus puede con un mundo cada vez más diverso y complejo, también desde la perspectiva del género y la sexualidad. Tanto que ya ni tan siquiera cabe en unas siglas.

El colectivo LGTBIQ+ trata de englobar, si ello es posible, a las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales, travestis, intersexuales y queer, anglicismo que hace referencia a las sexualidades que traspasan las fronteras de lo aceptado socialmente, rechazando clasificar a las personas por su orientación sexual o identidad de género. Por si acaso, el símbolo matemático + está ahí para incluir todos los colectivos que no están representados en las siglas anteriores, que los hay. Las sensibilidades son tantas como personas forman el colectivo LGTBIQ+ y sus circunstancias tantas como ciudades (y pueblos) hay en el mundo.

No hace falta ir muy lejos para hacerse una idea: no es lo mismo ser una persona en cualquiera de las letras LGTBIQ+ a uno u otro lado de la frontera del Tarajal, pero vamos a posar la mirada donde nos atañe, en Ceuta. Eso sí, no será la mirada del periodista arriba firmante, hombre blanco heterosexual de mediana edad, sino que serán cinco voces ceutíes del colectivo, muy diferentes entre sí y con distintos puntos de vista, las encargadas de aportar su experiencia en una ciudad que no recuerda la última agresión homófoba, pero que también dista mucho (mucho) de ser un paraíso LGTBIQ+.

El colectivo LGTBIQ+ trata de englobar, si ello es posible, a las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales, travestis, intersexuales y queer, anglicismo que hace referencia a las sexualidades que traspasan las fronteras de lo aceptado socialmente

Para tratar de ver la ciudad con los ojos de una persona LGTBIQ+, Ceuta al Día ha pulsado la opinión de cinco voces muy distintas: la de las activistas del Consejo de la Juventud, la Plataforma LGTBIQ+ de CCOO, el artista José Silva, el senador del PP por Ceuta, David Muñoz Arbona y Lucía Heredia, la primera persona trans elegida Miss Ceuta.

Alicia Vivo es miembro de la plataforma LGTBIQ+ nació de Jóvenes de CCOO, "impulsada desde la entidad, pero no es exclusiva nuestra, por ello queríamos darle pluralidad, sin siglas, ya que del sindicato sólo somos 5 personas, los demás no vienen de ninguna entidad y nos gustaría mantener la neutralidad", aclaran. La plataforma se se ha dado a conocer esta semana coincidiendo con la celebración del Orgullo. De momento forman parte de la estructura de la sección joven del sindicato, que ha impulsado su creación, pero su aspiración inmediata es ser una plataforma abierta a todos, “jóvenes y no tan jóvenes”, y llenar el vacío que dejó la extinta asociación LGTBI ‘¿Y a ti qué?. “No hay una voz del colectivo, nosotros tenemos la intención de ser esa voz, ser una plataforma representativa de Ceuta,”, explica Vivo.  No es la única iniciativa asociativa. Andrea Ruiz Buscató y Kauzar Laasri Mohamed, portavoces del Consejo de la Juventud, trabajan en la creación de una asociación que sirva como referente LGTBIQ+en Ceuta, huérfano de referencias, con especial atención a las personas refugiadas. Su idea era darse a conocer en estas fechas y celebrar por todo lo alto el Día del Orgullo, con una manifestación que recorriera el centro de la ciudad hasta la Plaza de los Reyes donde terminar con una fiesta como merece una día así, pero la pandemia echó por tierra cualquier plan. 

Dos iniciativas  que tratan de resucitar el movimiento asociativo LGTBIQ en Ceuta y que tienen un rasgo común: están lideradas por mujeres jóvenes, que buscan dar visibilidad y no tienen miedo a alzar la voz, aunque son conscientes de que Ceuta no es precisamente un escenario sencillo. 

“En Ceuta, el choque tanto de ideología como de culturas hace mucho daño y el auge actual de la extrema derecha no está ayudando, al revés”, reflexiona Alicia Vivo, “Está envalentonando sobre todo a la gente joven

“En Ceuta, el choque tanto de ideología como de culturas hace mucho daño y el auge actual de la extrema derecha no está ayudando, al revés”, reflexiona Alicia Vivo, “está envalentonando sobre todo a la gente joven, los discursos de odio, los discursos que tratan de de discriminar o criminalizar al colectivo LGTBI están cogiendo un auge inmenso, la gente joven escucha en televisión que un líder está diciendo que no considera este movimiento necesario en esta sociedad. Ese mensaje está calando”. “Con el auge de la derecha se está dando visibilidad a la homofobia, creo que se está normalizando el discurso”, coincide Kauzar Laasri. “Antes se quedaba en la típica conversación de cafetería, en plan, ‘mira al maricón ese’, pero ahora te lo dicen por la calle, te lo dicen en la cara”, comparte Andrea Ruiz Buscató.

Lo que no hay en Ceuta es violencia física, no se ha traspasado esa línea. Todavía. “No hay agresiones físicas, no se atreven a dar una paliza pero por la calle sí, te acosan, lo he visto con mis propios ojos”, matiza Laasri. El riesgo de que cualquier día alguien pase la línea de la violencia está ahí y eso debería bastar: “Si ya hay agresión verbal perfectamente puede haberla física”. “Es igual la violencia física que la psicológica. Una te deja un moretón y te marca para siempre, la otra deja un trauma de por vida”, compara por su parte Alicia Vivo.

Una homofobia ambiental que no comparte el senador por Ceuta, el popular David Muñoz Arbona. Él reivindica la normalidad y la naturalidad como herramientas de visibilización, y afirma que jamás ha tenido un problema en Ceuta. “Yo decidí afrontarlo desde la normalidad y jamás en 19 años de docencia he tenido ningún tipo de problema con ningún alumno ni con ninguna otra persona, yo pienso que la normalidad es el ejemplo”, reivindica, alertando de la “radicalización” de un colectivo de personas a las que no se puede uniformizar. “Para conmigo Ceuta es un modelo de ejemplo, yo no he tenido nunca una falta de respeto, soy senador de Ceuta y voy con mi pareja y con sus hijos a todos los lados”, subraya, destacando que él nunca se ha escondido, ni en su trabajo como docente, ni mucho menos en el Senado.

Para Jose Silva, artista, escritor, actor y una referencia visible para el colectivo gay desde hace años, las cosas no han cambiado tanto en Ceuta en los últimos cuarenta años. Silva ha vivido en su piel la evolución del movimiento LGTBIQ+ en España. y lo tiene claro: la violencia estructural sigue ahí. “En algunos aspectos no han cambiado tanto las cosas”, reflexiona, “la violencia domestica y la violencia física existen, te pillan cuatro machitos y te dan una paliza, eso existe, sigue existiendo, yo he recibido palos, esa violencia es difícil de erradicar, la violencia está en la sociedad y va a más, no hemos ido a menos, las mujeres sufren la violencia, los niños sufren la violencia, lo que no hemos hecho ha sido crear una fraternidad entre todos los seres humanos, en ningún aspecto, vamos hacia peor”. 

Lucía Heredia, Miss Ceuta, , como chica trans sabe lo que es el acoso callejero. “La ignorancia de la gente molesta”, diagnostica, “pero se lleva”, admite al borde de la resignación. “Aunque no te acostumbras nunca”. Pero no quiere generalizar y recuerda que “hay de todo, quien te mira como si fueras un bicho raro, como si tuvieras un fallo y quien tiene más empatía”. 

Heredia es consciente de que su pequeño triunfo, aunque sea solo como Miss Ceuta, ha servido para dar visibilidad a las personas trans y eso es un paso enorme para una ciudad como Ceuta, que a su juicio solo necesitaría dos ingredientes para ser perfecta para las personas LGTBIQ+: Educación y respeto para todos.

“La condena de la mujer sigue ahí”, señala Alicia Vivo, “la mujer está sexualizada y se tiene que enfrentar al típico comentario de turno, a ti lo que te falta es… Son expresiones que conocemos todos y hoy en día seguimos escuchando

Aquí, como en todo, la clave está en el género. Las mujeres LGTBIQ+ se enfrentan a una hostilidad diferente, con más capas, no solo el desprecio o la incomprensión por su orientación sexual. “La condena de la mujer sigue ahí”, señala Alicia Vivo, “la mujer está sexualizada y se tiene que enfrentar al típico comentario de turno, a ti lo que te falta es… Son expresiones que conocemos todos y hoy en día seguimos escuchando. La sexualización es el gran problema. Si escribes gay en Google te sale 'hombre homosexual’, si buscas lesbiana te sale porno, por eso hablamos de la importancia de la educación y la educación de los hijos también ayudará los padres”.

APOYO INSTITUCIONAL

Desde que desapareciera la asociación ‘¿Y a ti qué’?’, el colectivo LGTBIQ+ perdió su voz y la escasa visibilidad que tenía en Ceuta, una grieta que ahora quieren sellar dos iniciativas, para lo que reclaman apoyo institucional.  “Echo en falta que haya una mayor visibilización del colectivo”,  reclama la activista Kauzar Laasri, poniendo como ejemplo Melilla, “donde han conseguido muchas cosas y lo han hecho con el PP”, compara. Admite que el Gobierno de Vivas nunca les ha despreciado ni marginado como colectivo, pero tampoco les ha arropado. "No han hecho que nos sintamos parte”.

David Muñoz Arbona comparte que “nos unen derechos” y se debe seguir reivindicando avances, "por favor, claro que sí". Pero, cuidado con generalizar a un colectivo diverso y heterogéneo, formado por personas individuales a las que no se puede categorizar, advierte. “A mí jamás me ha gustado que me metan en un saco”, resume, reclamando “normalidad”. “Yo soy una persona que no soy de colectivos, soy una persona social, cordial, amante de la educación y me gusta por tanto compartir, pero no me gusta colectivizar ni generalizar, creo en el individualismo de cada persona”. Cuando se le recuerda que el PP no tiene precisamente un historial muy "gayfriendly" precisamente, zanja: "Eso fue hace 15 años". España ha cambiado mucho y el PP en este aspecto también, recuerda.

"No me siento orgulloso de tener los ojos de color miel, ni de medir 1,75 ,ni de calzar un 43,  ni tampoco de ser gay , es solo una parte de mí, nada más”. 

ORGULLO SÍ O NO

Muñoz Arbona insiste en que respeta profundamente cualquier movimiento social, pero matiza: “Yo no me siento orgulloso de ser gay, me siento orgulloso de los valores que me transmitieron mis padres, de mis objetivos cumplidos, de que he podido luchar para conseguir mi deseo, que era ser docente… Pero no me siento orgulloso de tener los ojos de color miel, ni de medir 1,75 ,ni de calzar un 43, ni tampoco de ser gay , es solo una parte de mi”. 

Para el senador por Ceuta, se trata de una cuestión personal, individual, no de un colectivo. “Sí siento orgullo de haber sido fuerte hace 30 años, en una sociedad más difícil y en la que ni yo mismo sabia lo que era, sí me siento orgulloso de eso, de mi proceso personal. Me siento orgulloso de ser fuerte ante las adversidades en un contexto complicado, en los que no tenia referentes, pero generalizar no me gusta”. Para Muñoz Arbona el peligro está en la “radicalización” del movimiento, dice recordando el incidente que sufrió Ciudadanos, cuando fue increpado en la marcha del Orgullo 2019 por sus “pseudo pactos” con Vox, recuerda el senador, apelando a "la libertad, la la igualdad y a la diversidad, con normalidad y respeto al prójimo. Amar es el verbo más bonito y nos une a todos".

 “La visibilización debe ser sin radicalidades, cuando entra el radicalismo deja de representarte ese colectivo y hace daño a ese colectivo, no me gusta la uniformidad, no soy un adoquín al que se pueda categorizar”, defiende Muñoz Arbona. “Odio los totalitarismos que rompen la diversidad y el librepensamiento”, añade, “Yo soy un chico normal, con mi familia, mi marido (sus hijos que son como míos) mis amigas y amigos, mis animalitos...ya está, normal”. El senador, docente por vocación, insiste en que la normalidad es la mejor vía. “Mis alumnos, muchos, y me lo llevo en mi alma, me han dicho ya de mayores: Don David, para nosotros usted ha sido el mejor ejemplo de enseñanza y normalidad”.

“La visibilización debe ser sin radicalidades, cuando entra el radicalismo deja de representarte ese colectivo y hace daño a ese colectivo, no me gusta la uniformidad, no soy un adoquín al que se pueda categorizar”. “Odio los totalitarismos que rompen la diversidad y el librepensamiento”

Para Alicia Vivo no basta con dejar que las cosas sigan como están, por más que se haya avanzado y apuesta por más educación. El retroceso en la sociedad es palpable, a su juicio: “El pin parental es la prueba”.  "Se consiguió mucho, sobre todo en la gente más adulta y ahora mismo estamos en u retroceso tremendo, incluso en la educación, el pin parental lo demuestra. Estábamos ya en la normalidad, seguía habiendo recelo, el problema era la invisibilidad no el desprecio”. 

Desde la mirada de Jose Silva las cosas no han cambiado tanto desde los años 80. Quizá ya no sea delito, como cuando empezó él la carrera de Psicología en la Universidad de Granada, en 1979. “En cuestiones legislativas tenemos más derechos, si te pegan puedes denunciar, per el hecho de que te puedan pegar ya es jodido, no hemos sabido resolver eso”. Tampoco, aunque sea legal, es cómodo ser gay o lesbiana o trans en Ceuta. A veces la mirada es la misma que cuando Silva volvía de Granada al terminar el curso universitario. En aquellos años, Silva formaba parte del FHAR, el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria y trabajaba en Madrid para la compañía teatral de vanguardia GAD, pero cuando cruzaba el Estrecho de vuelta casa, Jose Silva debía ponerse la careta de la ambigüedad si quería estar tranquilo. 

"En cuestiones legislativas tenemos más derechos, si te pegan puedes denunciar, per el hecho de que te puedan pegar ya es jodido, no hemos sabido resolver eso”.

“En aquella época en Ceuta no se podía hablar de eso, cuando venia mis primeros años todavía teníamos el juego de la ambigüedad, éramos muy punkis, pero no éramos abiertamente homosexuales ni nada de eso”, recuerda. “En una de las primeras marchas del Orgullo, en el Puente de Vallecas, , fuimos a manifestarnos por la libertad sexual con la compañía de teatro  y resulta que las cámaras nos sacaron. Al llegar a Ceuta me dijeron ‘te hemos visto en el orgullo’. Y yo respondía sí, luchando por la libertad sexual de los españoles, te parece poco. Tenías que defenderte pero no podías decir tranquilamente que eras gay, en petit comité sí . Eran otros tiempos, pero también éramos más combativos”.

España ha ido cambiando, relata Silva, pero hay cosas que no han cambiado. Se sigue usando el sexo como herramienta de poder, de marginación, de dominación. Un lado oscuro que aborda en su última novela, ‘Había en el fondo del mar’.

MIEDO A LO DIFERENTE

Lo diferente no prospera en Ceuta, advierte Jose Silva y pone como ejemplo el arte y la cultura en esta ciudad. “En Ceuta todo lo que es disidencia, entre comillas, se la han ido cargando, da igual que sea eso o teatro de vanguardia o expresiones artísticas diferentes, el sistema se lo va cargando, sabe que a lo primero que recurres para expresar tu deseo de libertad es al arte, la pintura, la poesía”. Por ello, pese a todos los avances, “en Ceuta hay todavía un concepto d ella homosexualidad muy… (busca la palabra y la encuentra)… franquista”.

El Día del Orgullo reivindica derechos humanos tan básicos que sonroja tener que enumerarlos, pero que Lucía Heredia resume en una frase tan sencilla como inapelable: “El derecho de intentar ser feliz”.

Desde el Consejo de la Juventud, Claudia Ruiz Buscató y Kauzar Laasri, que conocen bien a los jóvenes ceutíes, por cuyos derechos trabajan sean LGTBIQ+ o no, creen que no debemos olvidar que Ceuta es singular también en este aspecto. El contexto socio político y religioso es clave. No es lo mismo ser LGTBIQ+ a un lado a otro de la frontera, ni en una barriada u otra de Ceuta. No es lo mismo ser cristiano, que musulmán, que hebreo o hindú. La perspectiva cambia sin cambiar de ciudad. “La realidad en Ceuta es muy diferente, no hace falta que seas refugiado, nosotros aquí el año pasado cuando hicimos el orgullo nos escribió mucha gente diciendo que no podían asistir porque le gustaría pero no podían porque están en el armario”, explican. “Si tus padres tienen una cultura diferente, una religión diferente, la presión es muy distinta, a veces no se habla de eso”. Es el pan de cada día de muchos jóvenes en la ciudad que aun hoy viven dos vidas, una de puertas para fuera, otra de puertas para adentro, muchas veces en un doble silencio tácito que obliga alas personas a vivir en el alambre del silencio.

Hoy, 28 de junio, muchas personas celebrarán (o no) en silencio o con el máximo de los jolgorios, el Día del Orgullo LGTBIQ+. Un día en el que se reivindican derechos humanos tan básicos que sonroja tener que enumerarlos y que Lucía Heredia resumía en una frase tan sencilla como inapelable: “El derecho de intentar ser feliz”.

Cinco miradas a Ceuta en el día del Orgullo LGTBIQ+


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