MOVIMIENTO MATRIA

Por una nueva 'patria' global, verde y feminista a contrarreloj

Por una nueva 'patria' global, verde y feminista a contrarreloj
matria vázquez
Vázquez, este viernes, en la Biblioteca Pública.

Tic tac. El tiempo se agota. Según las últimas investigaciones quedan once años para minimizar las consecuencias del cambio climático, para chocar de la forma menos lesiva posible con la realidad, para "colapsar mejor". Tic tac. A finales de mayo se elegirá a los eurodiputados que permanecerán en sus escaños la mitad de esta "década decisiva". Si ganan los apóstoles del "mundo viejo", los negacionistas, los mecenas del mal, se perderá un tiempo precioso para minimizar las guerras por el agua potable, las migraciones forzosas de cien millones de personas al año (hoy ya son unos 21) que augura el realismo informado.

No se trata de "meter miedo", ha explicado este viernes en la Biblioteca Pública el activista Miguel Àngel Vázquez, que tras liderar 'Por un mundo más justo' (PUM+J),  un partido con un discurso también un tanto "arcangélico", se ha embarcado ahora en el Movimiento Matria, un proyecto verde y feminista al que se ha dado luz en Madrid frente a la "despolitización" que ha seguido al decaimiento de las fuerzas sociales nacidas del 15-M.

Matria celebrará su primera asamblea “preconstituyente” el 2 de marzo en la capital y prepara una gran manifestación en Madrid en plena campaña electoral del 26 de mayo para poner en la agenda social y política sus doce pilares “irrenunciables”: “Erradicar toda forma de pobreza y las desigualdades globales entre el Norte y el Sur”, “cuidar la casa común que es nuestro planeta”, asegurar “la igualdad real de mujeres y hombres”, que “migrar sea un derecho”, erradicar el racismo, buscar una economía “social y solidaria” que garantice “un empleo que fomente la dignidad de la persona” y cuya base sea “una educación universal, inclusiva e igualitaria, social y emocional”.

Esas son las ideas que se plantean "como posible base del mundo nuevo y un concepto abierto, la matria”, un guiño a una suerte de patria de esencia global y feminista, “en torno al que articular las luchas que llevan ya décadas tratando de cambiar el mundo".

El movimiento, que no sabe si terminará con forma de partido, aspira a ser “un espacio abierto para escuchar, aprender, unificar y actuar” y “una propuesta de alianza entre los colectivos y los discursos que están construyendo el mundo nuevo frente al odio y el miedo del bloque que se resiste a abandonar el mundo viejo” abriendo “claroscuros” en los que medran los “monstruos”.

En suma, “un movimiento ciudadano como sujeto político que nos ayude a cooperar para transformar y articular una sociedad civil global” con un discurso “que nos haga sentirnos pueblo, el mismo pueblo, junto a las comunidades indígenas discriminadas, junto a las víctimas de la feminización de la pobreza, junto a los que se dejan la piel enganchada en las vallas de Ceuta y Melilla y junto a los extrarradios de nuestra ciudad”.

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